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Bolivia en 15 días: un viaje de altura cerca de las nubes

El salar de Uyuni cubierto de agua, en Bolivia.

Roberto Ruiz

Un viaje a Bolivia te llevará alto. Muy alto. Cerca de las nubes. Recorrerás parte del altiplano andino, conocerás la cuna de la cultura inca, surcarás las aguas del lago navegable más alto del mundo, visitarás ciudades Patrimonio de la Humanidad, atravesarás el mayor desierto de sal del mundo y descubrirás “lo que vale un Potosí”. Y todo, si quieres, en solo dos semanas.

Un viaje de 15 días te permitirá visitar y conocer algunos de los lugares más llamativos del país, comenzando en La Paz, su gran ciudad, y pasando por enclaves como el enorme lago Titicaca y su Isla del Sol, o ciudades coloniales como Sucre, llena de encanto, o Potosí, donde adentrarte en su Cerro Rico. Mientras que Uyuni y su descomunal salar no pueden faltar en un viaje en el que rara vez te moverás por debajo de los 3.500 metros de altitud y que, sin duda, te dejará con ganas de repetir.

La Paz, la gran ciudad de Bolivia

Si llegas a Bolivia en avión, lo más probable es que tu lugar de entrada sea La Paz. Se encuentra a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, por lo que es importante tener en cuenta que se puede sufrir mal de alturas o soroche al poco tiempo de aterrizar. Es la mayor ciudad de Bolivia, aunque no es su capital, y su gran extensión trepando por las montañas que la rodean puede abrumar un poco a primera vista. Sin embargo, en cuanto comiences a recorrer las calles de su animado centro histórico, y tras pasar por la Plaza Murillo y su catedral, la calle Jaén, el Mercado de las Brujas y la basílica de San Francisco, tu idea de La Paz cambiará por completo.

En los alrededores de la ciudad, hay cosas interesantes que hacer también. Una de ellas puede ser visitar el Valle de la Luna, para descubrir paisajes sorprendentes, o acercarte a Tiahuanaco para conocer las ruinas de una de las culturas más longevas de América del Sur. Aunque, si lo que te apetece es vivir una experiencia llena de adrenalina, entonces lo tuyo es poner rumbo a la Carretera de la Muerte para descender en bicicleta y durante unos 60 km por uno de los trayectos más sobrecogedores que hayas visto jamás.

Copacabana y el lago Titicaca

El Titicaca es el lago navegable a mayor altura del mundo, pues su superficie se encuentra a 3.812 metros sobre el nivel del mar. Es grande, enorme, y para que te hagas una idea, con sus 8.372 km² su extensión es mayor que, por ejemplo, la Comunidad de Madrid. Hace de frontera natural entre Bolivia y Perú y Copacabana será tu destino para visitarlo cuando viajes desde La Paz. Esta pequeña ciudad a orillas del lago es un lugar de peregrinación, por lo que la basílica de la Virgen de Copacabana es un lugar que te puede resultar interesante visitar. Aunque en realidad, lo que nadie se quiere perder en el Titicaca, es la Isla del Sol.

La Isla del Sol es considerada la cuna de la civilización inca, por lo que quizá quieras ir hasta ella para conocerla. Desde Copacabana puedes tomar un barco que te lleve a Challapampa, en el norte de la isla, para después atravesarla caminando hasta llegar a Yumani, en el sur, donde puedes coger un barco de vuelta a Copacabana o, si lo prefieres, quedarte a dormir. A tu paso en esta ruta, además de múltiples miradores, pasarás por diversos enclaves arqueológicos que te recordarán que te encuentras en un lugar sagrado de la cultura incaica.

Sucre, la ciudad blanca

Sucre sí es la capital de Bolivia, pero sobre todo es una ciudad colonial llena de encanto. Tranquila, con un centro histórico muy bien conservado y que transmite un ambiente agradable y relajado. Aquí el blanco es el color predominante y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. Se encuentra a 2.810 metros de altitud, el punto menos elevado de nuestro viaje, y eso se nota. Es una ciudad para ser paseada con calma, en la que recorrer sus calles sin prisas, parando en sus plazas y admirando sus numerosas iglesias. La Plaza 25 de Mayo es el alma de la ciudad, donde también se encuentra su catedral.

Es interesante también acercarse a conocer la Casa de la Libertad, donde se firmó la independencia del Alto Perú, la actual Bolivia, en 1825, así como subir a los tejados del templo de San Felipe Neri para admirar sus vistas. Si te gustan los mercados, no te pierdas el Mercado Central, lleno actividad y color, y si puedes sube hasta el mirador de La Recoleta para admirar Sucre desde las alturas. Para llevarte un buen recuerdo gastronómico no dejes de probar sus salteñas, las de El Patio son unas de las mejores, y seguro que la jugosidad de estas empanadas será algo que te cueste olvidar.

Potosí y la plata de su Cerro Rico

Ya dijo Cervantes que las cosas valiosas “valen un Potosí”. Y sí, este es el Potosí al que se refería. Durante los siglos XVI y XVII, fue una de las ciudades más importantes del mundo y es que la plata que se extraía de las entrañas de su Cerro Rico parecía no tener fin. Aquí estamos a unos 4.090 metros sobre el nivel del mar y, además de recorrer sus calles, en nuestra agenda debemos marcar dos visitas imprescindibles: la Casa de la Moneda y el propio Cerro Rico.

La Casa de la Moneda de Potosí, un robusto edificio colonial construido entre 1759 y 1773, conserva hoy convertida en museo toda la maquinaria encargada de procesar la plata que era extraída del cerro. Su visita es fundamental para comprender la grandiosidad que alcanzó la ciudad. Y si quieres conocer el origen de toda esa plata por tu propio pie también puedes. No tienes más que apuntarte a una de las visitas que se organizan al interior del Cerro Rico donde actualmente siguen trabajando incansablemente los mineros que se encargan de extraer la poca plata que ya queda en su interior. Eso sí, ten en cuenta que se trata de una visita bastante exigente no apta para todos los públicos.

Uyuni y la inmensidad de su salar

Uyuni podría poner el punto final a nuestro viaje de 15 días por Bolivia y desde aquí tendríamos dos buenas opciones: o bien regresar a La Paz, desde donde volar de vuelta a casa, o bien cruzar hasta Chile para continuar nuestro viaje por el desierto de Atacama. A Uyuni iremos a conocer su salar, que es el mayor desierto de sal del mundo y se encuentra a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar. Los paisajes que encontrarás aquí son únicos, por lo que no es de extrañar que sea el principal reclamo turístico de Bolivia.

Para conocerlo, la mejor opción es recurrir a un tour en todoterreno por el altiplano. Hay opciones que van de los tres a los cuatro días, por lo que si te cuadra podrás vivir con aún mayor intensidad uno de los lugares más extremos y espectaculares del mundo. Ten en cuenta que en el salar hay dos épocas muy distintas: la temporada seca en la que andarás sobre la sal, que va de mayo a noviembre, y la temporada de lluvias, que se concentran en enero y febrero y hace formarse una fina capa de agua sobre el salar transformándolo en un espejo. Ya que estás en Uyuni, no dejes de acercarte al cercano y llamativo cementerio de trenes, donde viejas locomotoras y vagones lucen sus esqueletos oxidados.

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