Parece Venecia, pero está en España: el pueblo catalán con canales navegables

Calles con canales en Ampuriabrava.

Héctor García Alonso

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Al hablar de experiencias novedosas y de lugares inexplorados, es común fantasear con viajar a destinos remotos, a veces poco accesibles, o a joyas naturales de las que poca gente haya podido disfrutar. Sin embargo, muchas veces estos tesoros están más cerca de lo que pensamos, incluso puede que nos ahorren unas cuantas horas de viaje (y dinero).

Es imposible pensar en viajes por Europa sin nombrar a Venecia. La ciudad italiana se ha establecido como uno de los principales destinos, tanto para turistas noveles como para los más experimentados, por su característica historia y por la singularidad de sus calles.

Esto es debido a que la ciudad del noreste de Italia está constituida por edificios erigidos al nivel del mar y por los canales que recorren sus calles. Tanto es así, que es imposible entrar a la ciudad con vehículos de ruedas, derivando todo el tráfico a las características barcas guiadas por gondoleros.

La fama que ha obtenido La Serenissima -como era conocida a la ciudad-estado siglos atrás- ha sido tanto una bendición como un inconveniente, ya que darse a conocer de tal manera ha supuesto una gran masificación turística para la urbe, lo que ha convencido a muchos viajantes a plantearse otras opciones más desconocidas y menos concurridas.

Para quienes viven en España existe una alternativa para visitar largos canales y una marcada cultura mediterránea sin necesidad de salir de la Península Ibérica. La opción se encuentra en territorio catalán, más concretamente en la provincia de Girona. Su nombre es Ampuriabrava y este verano se ha convertido en una posibilidad más que real para gran cantidad de turistas.

La historia de la Venecia española

Como gran cantidad de historias en Catalunya, en sus inicios, la tierra estaba habitada por 5 masías (Llebrer, Modaguer, Moixó, Vell y Torre Ribota). Sin embargo, la zona -de marisma y dedicada al cultivo y al pastoreo- fue vista en 1964 como una gran oportunidad de negocio por dos empresarios, que junto a un marqués propusieron al ayuntamiento la creación de una lujosa ciudad constituida por canales, en las que cada propietario pudiera aparcar su barco en la puerta de su casa.

Tres años después, en el 1967, comenzaron a construirse los primeros canales -pese a la oposición de los propietarios agrícolas- con un diseño similar al de proyectos paralelos de ciudades con canales que estaban siendo construidas en Florida y siempre bajo el ejemplo principal de Venecia.

El pueblo situado en la Costa Brava no terminó el proyecto por las emergentes preocupaciones medioambientales que surgieron, ya que las edificaciones estaban siendo realizadas sobre terrenos pantanosos, además de por la falta de fondos.

Por ello, la Generalitat de Catalunya creó en 1983 el Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà o parque natural de las Marismas del Ampurdán; en esa misma década, el territorio pasó a ser reconocido definitivamente como de dominio público.

Qué ver en Ampuriabrava

En el municipio de Castelló d'Empúries, en la comarca de l´Empordà, el pueblo destaca por sus canales y sus aguas cristalinas. Con aproximadamente 25 kilómetros de canales navegables, las acuáticas calles invitan a los visitantes a alquilar una barca para transportarse por la localidad o a disfrutar de un paseo por el mismo en catamarán.

Sin embargo, el enclave no solo destaca por su singular estructura y distribución al estilo veneciano, sino que también es posible visitar multitud de puntos singulares por su arquitectura o por su disposición geográfica, como las marismas sobre las que se edificó gran parte del pueblo.

Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà

El parque natural de las Marismas del Ampurdán es uno de los atractivos más llamativos de la zona. Situado a aproximadamente 5 kilómetros del centro de la población, el parque puede ser recorrido en su totalidad tanto a pie como en bicicleta. Cuenta con variedad de rutas señalizadas durante las que podrás disfrutar de los humedales y de las especies animales que habitan el espacio.

El parque acoge a infinidad de aves protegidas como cigüeñas, garzas y flamencos, que se concentran en las marismas durante épocas de la primavera y el otoño, principalmente. Además, podrás llevar a cabo rutas que te dirigirán hasta la Playa de Can Comes, una de las más destacadas de la Costa Brava.

Ruinas de Empúries

Situadas frente al mar Mediterráneo, las ruinas de Empúries son uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España. El yacimiento cuenta con construcciones grecorromanas de la antigua ciudad de Emporión de más de 10 siglos de historia.

Durante la visita es posible encontrar los recintos de Asclepio y Serapis, pequeñas industrias donde se elaboraban conservas y salsas de pescado, además del Ágora, la plaza pública donde se realizaban todos los encuentros socioculturales de la época. Todo ello cimentado sobre una ciudad de época helenística, que luego fue actualizada por los romanos con mosaicos en el suelo, creación de tabernas y con las características termas romanas.

Sant Martí d’Empúries

A tan solo 200 metros de las ruinas de Empúries se encuentra el pueblo de Sant Martí, una de las mayores joyas catalanas tanto por su arquitectura como por su historia. Pese a ser construida por los griegos, la ciudad bebe también de la cultura romana e incluso fue sede episcopal entre los años 516 y 693. El enclave fue también conquistado por los musulmanes, aunque fue rápidamente reconquistado por el emperador Carlomagno apenas 70 años después.

Al caminar por sus calles es posible apreciar una mezcla de culturas única, la cual queda patente en la arquitectura de la zona. Quizás la construcción más representativa sea la Església de Sant Martí, la cual fue construida hace algo más de 1.200 años, pero que, sin embargo, por diferentes conflictos bélicos, tuvo que ser reedificada en el año 1507.

Sant Martí cuenta además con un singular paseo peatonal que cruza la costa y comunica el pueblo con Castelló d'Empúries y L'Escala, construido en 1992 con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

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