Argelès-sur-Mer, un viaje a la memoria de los exiliados republicanos

El Cementerio de los Españoles que murieron en el campo de Argelès.

Roberto Ruiz

El pintoresco pueblo de Argelès-sur-Mer, en Francia y a solo media hora de la frontera española, ha hecho y sigue haciendo día a día un importante trabajo de memoria para recordar y no olvidar lo que allí pasó hace ya más de 80 años. 

Entre finales de enero y primeros de febrero de 1939 medio millón de personas cruzaron la frontera entre Andorra y la Costa Mediterránea huyendo de una España dominada por las tropas franquistas. Auténticos ríos humanos caminaban por carreteras y caminos con lo que podían cargar hasta adentrarse en una región que de pronto vio triplicada su población. 

Argelès-sur-Mer ofrecía el primer espacio abierto, grande y llano donde se podía montar un campo de internamiento: su enorme y vasta playa. En el Camp d’Argelés se llegaron a concentrar entre 100.000 y 200.000 personas, y aunque de él hace ya mucho que no queda nada, este pueblo francés no quiere olvidar su pasado y nos invita a conocer de cerca el pasado convulso de una España en guerra. 

El Memorial du Camp d’Argelès y la Ruta de la Memoria

Argelès-sur-Mer es un pueblo muy turístico, sobre todo en verano. Tiene un centro histórico precioso y está rodeado de numerosos campings. Un destino tranquilo y apacible para los franceses más veteranos que acuden en busca de un buen clima, una playa reluciente, un puerto animado y una rica oferta gastronómica. 

Pero esa playa tuvo un aspecto muy diferente en 1939. En vez de toallas hubo alambre de espinos. En vez de sombrillas, familias divididas. En vez de restaurantes, hambre. Y en vez de turistas, soldados de las tropas coloniales francesas del norte de África. Eso, y muchos miles de personas que habían tenido que huir de su propio país. Y para que nada de eso quede en el olvido, Argelès hace un gran esfuerzo para que no desaparezca su recuerdo.

  • El Memorial del Campo de Argelès

Si queremos conocer qué fue de aquellos exiliados republicanos que no les quedó otra que asentarse en Argelès al huir de Franco, entonces nuestra primera parada la hemos de hacer en el número 26 de la Avenue de la Liberation. El Memorial du Camp d’Argelès se inauguró en 2014 como el culmen de más de 20 años de investigación. Un espacio museográfico, educativo y cultural que rinde homenaje a aquellos refugiados a través de escenografía interactiva, películas, testimonios audiovisuales, documentos de archivo, recortes de prensa, fotografías e incluso obras de arte realizadas en la playa.

“Las visitas que nos llegan son un 60% españoles y un 40% franceses”, nos dice Olga Arcos, del equipo del Memorial, “pero recibimos a muchísimos escolares españoles y nos sorprende lo poco que saben de su pasado, de la Guerra de España y de la dictadura. No ya del Campo de Argelès, que es muy concreto, sino de su propia historia en general”. Para solventarlo, la exposición comienza con dos salas dedicadas a la España de la Guerra Civil para entender el contexto histórico. Tras cruzar la frontera como un exiliado más, llegamos a la playa de Argelès, donde nos espera un nuevo destino. En la siguiente sala vemos cómo fue la adaptación de los refugiados, desde los primeros agujeros que tuvieron que hacer en la arena para resguardarse del frío invernal, las chabolas que vinieron después, y hasta los barracones que pudieron construir ya en el verano del 39.

La vida en el campo va tomando forma y van surgiendo actividades militantes, pero también sociales, culturales y artísticas dada la heterogeneidad de sus componentes. Y con ellas dos revistas nacidas en la arena de la playa: Rosellon y La Barraca. 

Aquí los españoles no estuvieron solos, también ingresaron en el campo los llamados  “extranjeros indeseables”, muchos procedentes de Europa del este y otros tantos miembros de poblaciones nómadas gitanas y judíos. Al poco abrieron también los campos de Saint-Cyprien y Barcarès y el de Argelès fue cerrado por las autoridades alemanas en 1942 para llevar a cabo maniobras militares de desembarco en esa misma playa. 

  • La Ruta de la Memoria 

La Ruta de la Memoria es el recorrido que podemos hacer por Argelès-sur-Mer para recordar lo que aquí pasó hace no tanto tiempo. Tomando como punto de inicio el propio Memorial du Camp d’Argelès, una vez que lo hemos visitado de principio a fin y conocemos su historia, hemos de poner rumbo a la playa para ver el Monolito de la Memoria, de 1999. Este monolito se levanta donde en su día estuvo la puerta de entrada al Campo de Argelès y hoy tres placas, una en francés, una español y otra en catalán, rememoran aquel refugio improvisado cerca del número 50 del Boulevard de la Mer. Si una vez en la playa continúas caminando hacia el norte llegarás al aparcamiento de Marende, donde otra placa marca el final del campamento. Solo así podrás ser realmente consciente de sus dimensiones.

De la playa volveremos hacia el interior por la Avenida de la Retirada para continuar con la Ruta de la Memoria y llegar al Cimetière des Espagnols, el cementerio que se habilitó aquí en 1939 para recoger a los fallecidos en el Campo de Argelès. Fue arrasado por una gran inundación en 1940 pero una gran estela recuerda a los que allí perdieron la vida. Junto a ella, en 1999 se plantó un árbol dedicado a los 70 niños menores de 10 años que también murieron en el campo. Un lugar donde se realizan conmemoraciones periódicas y punto de encuentro para quienes quieran conocer la historia de los campamentos extranjeros, tengan o no vínculos con ellos. 

Robert Capa: L’armée oubliée du camp d’Argeles

Como un complemento exquisito al Memorial du Camp d’Argelès y a la Ruta de la Memoria, desde el pasado 18 de marzo y hasta el 15 de noviembre de 2021, la Galerie Marianne acoge una exclusiva exposición fotográfica de Robert Capa. El 18 de marzo el reportero gráfico visitó los campos de Argelès y Barcarès, y al día siguiente los de Bram y Montolieu. En dos días hizo unas 300 fotografías que recogen la realidad de los refugiados y muchas de ellas las podemos ver aquí.

La exposición nos narra con imágenes la crudeza del campo a través del objetivo de Capa, capaz de captar momentos, miradas y emociones que nos trasladan a un pasado en blanco en negro lleno de sombras. Veremos sus negativos, las fotografías publicadas en revistas como Picture Post y Paris Match, el día a día en la playa, el peregrinar de los refugiados cambiando de ubicación e incluso el cementerio de Bram, donde Capa finalizó a comienzos de 1939 el reportaje que había iniciado a mediados de 1936 con el estallido de la Guerra Civil española.

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