Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político
El PP de Ayuso bloquea la investigación de los negocios de su pareja
Opinión - 'Un español cuenta algo muy sorprendente', por Isaac Rosa

GRÁFICO: El nuestro sí es país para viejos. A propósito del último informe de la OCDE

G1

Pau Marí-Klose

La OCDE acaba de sacar a la luz un nuevo informe breve en que actualiza datos consolidados de desigualdad durante la crisis (hasta 2011). El subtítulo es significativo: los jóvenes y pobres se quedan más atrás (Youth and poor fall further behind). El informe pone de relieve algo que ya había quedado claro en informes anteriores y en distintas advertencias realizadas en Agenda Pública y otros foros. La crisis va por barrios. Los efectos de la crisis se han concentrado, y son los sectores desfavorecidos quienes la han sufrido de manera más cruenta. Entre ellos, los jóvenes han experimentado disminuciones de renta e incrementos del riesgo de pobreza especialmente intensos. En España estas tendencias son más marcadas que en la mayoría de países, si cabe.

El gráfico que presentamos aquí (elaboración propia a partir de datos de Eurostat) muestra la evolución de las tasas de riesgo de pobreza de la población española de los distintos grupos de edad adultos en el período 2005-2012 (para menores, aquí hay datos). Las tendencias son reveladoras y corroboran el fenómeno detectado por la OCDE a nivel internacional. En España se está abriendo una brecha generacional, que invierte la situación de la que proveníamos a inicios de siglo. Mientras los jóvenes han visto aumentar su riesgo de pobreza de manera acusada, para los mayores de 65 años disminuye sensiblemente.

Esta brecha persiste si utilizáramos otros indicadores. Por ejemplo, se dice a menudo que si bien es cierto que la tasa de riesgo de pobreza de los mayores es más baja hoy que al inicio de la crisis, hay que tener en cuenta que, como en la crisis han disminuido los ingresos medios y el umbral de pobreza, al final también los mayores habrán experimentado riesgos de empobrecimiento. Pero los datos son tozudos. Si calculamos la tasa de pobreza anclada (fijando el umbral de ingresos que abocan a la pobreza en 2008), el riesgo de pobreza de la población de 65 y más años también ha disminuido. Es decir, la tasa de riesgo de pobreza de los mayores se reduce incluso si mantenemos fijo el umbral de pobreza de 2008 (de 26,9% en 2008 a 22,7 en 2012).

Si, por otro lado, contemplamos la tasa de riesgo de pobreza con el alquiler imputado (teniendo en cuenta que la carga financiera de las viviendas varía en el ciclo vital), la pobreza de la población mayor es todavía más baja (6,2%), y la brecha generacional se acusa (20,9 puntos de diferencia con los jóvenes menores de 30 años). Se mire por donde se mire, la situación económica de las personas mayores ha mejorado en comparación a la de otros grupos.

Esto es, por un lado, una tendencia internacional, que la OCDE y otros investigadores vienen detectando hace años. En la crisis se ha acentuado, y en España es especialmente evidente. Los mayores han mantenido su poder adquisitivo porque los gobiernos han tendido a preservar el poder adquisitivo de las pensiones en un contexto en que otros grupos sociales padecían riesgo de desempleo y empobrecimiento, y veían recortadas sus prestaciones de manera bastante más contundente. En el caso de las pensiones, los recortes se aplazan a jubilaciones que se producirán en el futuro. Por otra parte, durante estos años se incorporan a la jubilación personas con pensiones más generosas. Es probable que esto sea el resultado de carreras laborales más largas y que, en los últimos años de actividad profesional (coincidiendo con la etapa de expansión económica), hayan mejorado sus bases de cotización

La brecha generacional en condiciones socio-económicas está teniendo una expresión muy clara en el comportamiento electoral. Los jóvenes están abandonando a los dos partidos que han protagonizado la acción de gobierno en las últimas décadas y respaldando nuevas opciones políticas. Como resultado de ello, la composición del voto del PP y PSOE ha envejecido. El PP es ahora mismo un partido cuyos votantes potenciales (quienes han expresado la intención de votarlo) tienen, de media, 58,2 años (barómetro GESOP de mayo 2014). Pero la traducción política de este proceso será objeto de una nueva entrada en Agenda Pública en los próximos días.

Etiquetas
stats