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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

El trabajo de la madre

María Galindo

Portavoz del Consejo Ciudadano de Podemos Teruel —

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Este domingo se dio la unión, por lo menos temporal, del día del trabajo y el día de la madre. Dos festividades que a primera vista pueden parecer no tener mucho en común pero que guardan entre sí más nexos de los que las banderas de sindicatos y los ramos de flores nos dejan ver. Mientras que el día la madre glorifica esa figura luchadora y sacrificada que es la madre ideal, el del trabajo también rinde homenaje a grandes luchas y sacrificios, eso sí, ahora colectivos. Pues la madre que celebramos es singular, femenina, una mezcla entre la Virgen María y una empleada doméstica que deja fuera a otro tipo de cuidadoras y cuidadores.

Aparte del día otro punto de unión entre ellos sería el del propio trabajo, hay que recordar que trabajo no es lo mismo que empleo y que los cuidados, que por desgracia para ellas, ejercen prioritariamente las madres, también son un trabajo de los más exigentes y menos valorados a la vez. Un trabajo que sostiene el sistema productivo actual y que, como todos los cimientos, está oculto. En un mundo donde el acceso a la ciudadanía plena se encuentra determinado por el empleo, la maternidad se ha configurado de manera que supone un estorbo para las mujeres, y para aquellos escasos hombres que deciden ejercer un rol de cuidadores, que desean ser algo más que progenitores.

La desigualdad en los cuidados hace que haya una elección clara y determinante entre ejercer los cuidados o el empleo, no hablemos ya del derecho al ocio que parece haberse visto relegado a un privilegio de consumo. Ser madre es, en España, muchas veces, un motivo de discriminación laboral, una vía de entrada a la precariedad laboral y un detonante de la brecha salarial, además de una entrega de la vida personal a un proyecto que se asume como propio y es, en realidad, de lo más colectivo.

No creo que haga falta recordar que, como la sociedad alarmantemente envejecida que somos, necesitamos nuevas generaciones que sostengan el sistema del bienestar. Pero, llevando la contraria a los ridículamente fuertes intentos de ciertos sectores conservadores del PP, la solución no es prohibir el aborto. Defender la maternidad no es obligar a mujeres que no desean ejercer el rol de cuidadoras a serlo, sino garantizar los derechos y posibilitar a aquellas y aquellos que sí lo desean, ya sean parejas heterosexuales, lesbianas, gays, solteras, solteros…

Con la constante mutación de la economía y ya muy lejos de la concepción fabril del trabajador, abordar una economía productiva de los cuidados no es sólo un reconocimiento de la labor de los que sostienen la sociedad. Tenemos que poner en el centro ese trabajo de cuidados, tomarlo como servicio público y repartirlo más allá de esquemas de género mistificados creando, también, un sector económico fuerte.

Tras los numerosos recortes y la escasa atención pública a la esfera reproductiva y de los cuidados vemos la inexistencia de servicios públicos de educación infantil, mermados hasta convertirlos en un privilegio, y la vuelta con ello de muchas mujeres al hogar que tras hacer las cuentas ven que es más barato ejercer de madres veinticuatro horas al día que dividir su tiempo entre empleos parciales mal pagados y la crianza con ayuda profesional. Y esas son las que pueden tomar esa decisión, ya que muchas no tienen tanta suerte. Las políticas de austeridad han dificultado la paternidad y la maternidad a los jóvenes entre cuyas expectativas a medio plazo están el paro, la precariedad o la migración, no la crianza.

Por último, y siguiendo el espíritu de lucha y loa del domingo, solo cabe reivindicar a aquellas y aquellos valientes que están reformando la noción de cuidados día a día, a las mujeres que deciden ser no sólo madres, a las que deciden no serlo en absoluto, a los hombres que se sumergen de forma plena en los cuidados y a aquellos colectivos que reformulan la propia noción de familia. Por un día en el que se celebren los cuidados y no a la madre-mártir, con un poco de retraso, feliz día de la madre.

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