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En Zaragoza hay 166 personas más en infravivienda que en 2013 y las ayudas para erradicarla bajan en 600.000 €

En Zaragoza hay 46 asentamientos activos de infravivienda.

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

En 2015 ha habido 166 personas más en infravivienda que en 2013. El problema, por tanto, lejos de solucionarse parece enquistado. La lógica indicaría que se precisan más recursos para hacerle frente; pero la realidad es otra: paralelamente al aumento de seres humanos en exclusión residencial, el presupuesto para el programa municipal de erradicación del chabolismo ha decrecido en alrededor de 600.000 euros en tres años.

El motivo es que en la anterior edición de este proyecto, que se desarrolló entre 2008 y 2012, también participaba el Gobierno de Aragón (DGA). Pero el Ejecutivo autonómico (entonces del PP) dejó de cooperar cuando comenzó el programa actual, cuyo inicio fue en 2013.

Mientras contribuyó se compraron pisos y el presupuesto rondaba el millón de euros. Una vez que el Ayuntamiento de Zaragoza se quedó solo, dejaron de adquirirse inmuebles y los recursos económicos descendieron considerablemente. En 2015 la asignación es de 334.000 euros. Conclusión: el problema crece y las ayudas bajan. O quizás sea al revés.

Fuentes cercanas al Consistorio aseguran que se está hablando con el Gobierno para que vuelvan a sumar fuerzas y, de momento, parece que las conversaciones van por buen camino.

385 personas en infravivienda a lo largo de 2015

El proyecto que está en marcha actualmente es el Programa de Atención Social en Situaciones de Infravivienda – Erradicación del Chabolismo (ASSI). A lo largo de 2015 han detectado un total de 385 personas subsistiendo en infravivienda. Esto supone un incremento de 166 respecto a 2013.

En estos momentos, según los últimos datos actualizados a 1 de octubre, hay en Zaragoza 238 personas en infravivienda. La diferencia entre la cifra total de 2015 (385) y la actual (238) se debe, según los responsables del programa, a que la capital aragonesa es una ciudad de paso y muchas personas se han marchado. Ergo, aunque pudiera parecer positivo, no lo es. No ha habido mejoría.

De las 238 personas, 66 son nuevos casos de este año. La nacionalidad más común es la española (152) y posteriormente los ciudadanos de la Unión Europa (64). Sobre el total, el 73,5 % (175 personas) son de etnia gitana. 126 son gitanos españoles, 28 portugueses y 21 del centro y este de Europa.

Entre 2012 y 2015 el programa ha ayudado a 42 familias. De ellas, 13 han sido bajas positivas (se han reinsertado a nivel social con un realojo); y nueve bajas técnicas (han salido del programa por distintas razones). El coordinador del proyecto, Francisco Mauricio Raimundo, puntualiza que, aunque en estos momentos no estén dentro, “sí son recuperables”. Por lo tanto, después de las bajas, ASSI atiende a 20 familias y están estudiando el caso de otras cinco.

Los asentamientos

El último asentamiento chabolista de grandes dimensiones (más de 20 chabolas) de Zaragoza se desmanteló en 2011. Posteriormente no han aparecido otros de magnitudes similares. Por ello, los trabajadores del programa hablan de infravivienda. Dentro de este concepto entran las chabolas (autoconstrucciones con materiales de derribo); la ocupación de espacios no destinados tradicionalmente a vivienda (naves industriales, locales, colegios); móviles (caravanas, camiones); y la ocupación de edificios y viviendas abandonadas en inadecuadas condiciones de habitabilidad, que es lo que se conoce como chabolismo vertical, y es el más habitual en la actualidad.

En cifras globales, hay, de cualquiera de estas modalidades de infravivienda, 46 asentamientos activos en la capital aragonesa a 1 de octubre de 2015. 13 han aparecido nuevos este año, mientras que solo tres han desaparecido respecto a 2014. Otra cifra que no invita al optimismo.

Los nuevos perfiles de la crisis

De la crisis económica emanan nuevos perfiles de personas que ocupan infravivienda. Francisco Raimundo pone el acento en dos: personas que aparecen “con” la crisis: son, sobre todo, gitanos del centro y este de Europa que vienen a España porque (aun estando mal) tienen alguna opción más que en su país de origen.

El otro perfil novedoso es de los que aparecen “por” la crisis: en su gran mayoría, magrebíes o subsaharianos que lo han perdido todo. Personas que ya estaban en España, muchas trabajando, y que la penosa situación financiera ha mandado a la calle con una mano delante y otra detrás.

¿Cómo funciona el programa?

Cuando los miembros del proyecto detectan la existencia de una situación de infravivienda pasan a la fase de identificación. En ella deberán comprobar si hay menores, o no. Si la respuesta es positiva, trasladan el caso a los centros municipales de servicios sociales que evalúan el riesgo y determinan si hay urgencia. Cuando no la hay, el ASSI vuelve a tomar las riendas del asunto.

Se presenta un programa de ayudas a la familia, o a las personas individuales en situación de infravivienda, y, una vez que este sea aceptado, se les asigna un equipo que está formado por un educador/a social, un mediador/a intercultural y una trabajadora social. Avanzan entonces a la fase de observación y estudio.

El siguiente paso es ofrecer una propuesta de intervención y, si los implicados dan el visto bueno, se firma un acuerdo de promoción personal y familiar. Intervienen desde nueve áreas: familiar; escolar; salud; vivienda; economía; formativa; ocio y tiempo libre; convivencia vecinal; jurídica, legal y administrativa.  

El programa depende de la Consejería de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza y en él colaboran la Asociación de Promoción Gitana de Zaragoza, la Fundación Federico Ozanam y Cáritas Diocesana.

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