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Messi instala videocámaras en la escuela de su hijo: ¿transparencia o control?

Leo Messi hace instalar un sistema de videovigilancia a la escuela de su hijo

Caralp Mariné

La estrella del FC Barcelona Leo Messi no tuvo suficiente con grabar a su hijo mientras iba a la guardería. Ahora que el pequeño Thiago ha empezado la escuela en P3, el futbolista argentino ha hecho instalar -de hecho, lo ha pagado de su bolsillo- un sistema de videovigilancia que le permite ver a través de dispositivos electrónicos -ordenadores, tabletas o móviles- que hace su primogénito en clase, según recoge el periódico La Vanguardia.

El uso de cámaras en las aulas es una práctica muy poco común en Catalunya, pero algunas guarderías las han introducido desde hace un tiempo, y en países como Estados Unidos la grabación de algunos espacios de los centros educativos ya está normalizada. Aparte de la escuela de Messi, en Barcelona la guardería El ChiquiTin, en el barrio del Guinardó, ha instalado un sistema de cámaras. Desde 2006, cuando abrió sus puertas, implementan este método, aunque con varios condicionantes. “Tenemos un sistema de videovigilancia interna de 24 horas, damos a los padres acceso a las imágenes por medio de una contraseña y pueden ver el vídeo unos 45 minutos o una hora al día, aproximadamente”, explica la directora de este centro, Ibet Puerta. “Una de las premisas de la escuela es la transparencia y la comunicación con las familias”, justifica esta profesional. El objetivo de este sistema, dice Puerta, es que los padres puedan ver el día a día de la escuela y generar confianza a las familias.

¿Pero es la transparencia el verdadero motivo que empuja a los padres y madres a tener la vida escolar de sus hijos a un clic?

Silvia Blanch, psicóloga y coordinadora del Grado de Educación Infantil de la UAB, cree que la familia debería confiar con la escuela sin necesidad de instalar este mecanismo de control. “Cuando ponemos cámaras le decimos al niño que no nos fiamos, que la escuela es un lugar inseguro y damos a la cámara el valor de control y seguridad”, argumenta. “Si los niños se dan cuenta de que los padres los ven desde casa, ¿qué valores les estamos dando?”, se pregunta por su parte Julio Meneses, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

De hecho, Blanch cree que tras las cámaras de videovigilancia se esconden dos necesidades: por un lado la de controlar el miedo, vigilar que no le pase nada al hijo, y por otro, el control del menor, saber qué hace en todo momento. “El mensaje que damos a los hijos es que amar significa controlar a otra persona, una sociedad sana debe partir de la confianza con los demás”, asegura esta profesional. Y afirma que ver al hijo en todo momento rompe la forma de relacionarse entre el niño y los padres.

“Cuando la gente percibe un riesgo es fácil comprar soluciones tecnológicas que pueden garantizar una solución, pero esta no es la manera de plantear el problema”, asegura Meneses, que defiende que sería más interesante enseñar a los niños a identificar cosas que están fuera de lo considerado convencional.

A parte del debate que este tema suscita a nivel social, los dos profesionales se preguntan cuál es la efectividad del sistema. “Desde un punto de vista técnico las cámaras dan sensación de seguridad, pero no sé cómo se puede interpretar una imagen sin tener el contexto de aquella situación”, manifiesta Meneses. “Aporta una falsa seguridad a los adultos y no cubre una necesidad de los niños”, asegura Blanch que está convencida de que este método tampoco puede prevenir según qué tipo de prácticas.

Julio Meneses está convencido además de que no tiene mucha efectividad ya que los padres no se pasan todo el rato mirando las imágenes. De hecho, así lo constata Ibet Puerta, directora de la guardería El chiquiTin. “Hemos detectado que los padres lo miraban la primera semana del curso pero después ya no demasiado”, expone. Esta profesora cree, sin embargo, que este método les ha funcionado no solo para dar confianza a los padres, sino también, de paso, para revisar incidencias. “Por ejemplo, cuando ha habido un mordisco y el profesor no lo ha visto, miras el vídeo y sabes lo que ha pasado”, justifica esta profesora.

¿Maestros bajo vigilancia?

“Entiendo que se pueda generar miedo debido a casos muy puntuales, pero como sociedad no podemos poner en duda lo que hacen los maestros cada día”, reflexiona el profesor de psicología de la UOC. Además, está convencido de que este sistema condiciona el trabajo que hacen los educadores. “Trabajar con un grupo clase no es fácil, y si el profesor tiene que pensar qué imagen debe dar más allá del aula, es aún más difícil”, reflexiona.

Con este método Meneses asegura que se resta autonomía y confianza a los profesores, y pone sobre la mesa la relación entre padres y escuela. “Muchos padres no tienen tiempo para ir a las tutorías y comunicarse con el profesor, pero sí para mirar un vídeo. Optamos por soluciones que pervierten la relación entre escuela y padres”, manifiesta.

A pesar de todo, Blanch asegura que es un sistema fácil de vender ya que cuando se habla de seguridad es fácil convencer a las familias. “Nos están poniendo el miedo en el cuerpo, el miedo es una emoción muy potente. Este miedo es el que lleva a muchas familias a sobreproteger a sus hijos, y así estamos creando una sociedad muy débil”, reflexiona esta profesional.

Aspectos legales

“Estas imágenes se registran y... ¿dónde van a parar? ¿Quien tiene acceso? ¿Quien podrá verlas? ¿Tienen uso legal?”, se pregunta Meneses. Por su parte Blanch dice que en Argentina, país natal de Leo Messi, esta es una práctica prohibida.

La Agencia Española de Protección de Datos apoya la utilización de videocámaras en los patios y en los comedores de las escuelas siempre y cuando se cumpla con una serie de requisitos y si la finalidad es la de proteger el interés superior de los menores. Entre los requisitos que marca como indispensables la Agencia destacan: que no todo el personal pueda acceder a estas imágenes, sino que solo las puedan visionar las personas responsables, que solo se conserven diez días, y que las imágenes no se puedan utilizar con finalidad de “seguridad privada o por el control laboral exclusivo”.

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