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Nuevo director llega al Observatorio Austral con reto de gran telescopio ELT

Nuevo director llega al Observatorio Austral con reto de gran telescopio ELT

EFE

Santander —

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Xavier Barcons asume la dirección del Observatorio Europeo Austral (ESO) con un gran desafío: construir el gran telescopio ELT en Chile, una infraestructura llamada a revolucionar la astronomía, “sin morir en el intento” y manteniendo el nivel de actividad científica de los más de veinte telescopios del organismo.

“Para mí, un objetivo fundamental es que no muramos en el intento. Que nuestro organismo consiga sacar adelante este proyecto y a la vez seguir manteniendo el motor de actividad científica en la astronomía europea de nuestros telescopios”, ha dicho Barcons, en una entrevista con Efe.

Barcons (L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), 1959) explica que el ESO, con 55 años de historia, es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y uno de los observatorios astronómicos más productivos del mundo con el respaldo de dieciséis países.

Se trata de Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, el Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con el país anfitrión, Chile.

El Observatorio Europeo Austral cuenta con más de veinte telescopios, pero lo que Barcons, que presidió el organismo de 2012 a 2014, ve más significativo es que gracias a las observaciones con estos instrumentos se generan del orden de mil artículos científicos al año.

A su llegada a la oficina central de ESO en la ciudad alemana de Garching, cerca de Múnich, su nuevo director, que para asumir este reto ha tenido que dejar su Cantabria de adopción y la Universidad de esta comunidad autónoma, se ha encontrado con un equipo entusiasta y con proyectos ambiciosos por acabar.

Entre todos ellos, destaca la culminación del ELT (telescopio extremadamente grande), en Cerro Armazones (Chile), que deberá terminarse en 2024, pero que afronta bajo la dirección de Barcons una etapa fundamental, una vez que el pasado mes de mayo se puso la primera piedra.

El director del ESO cree que este telescopio supondrá una “auténtica revolución” en astronomía, por sus dimensiones, ya que contará con un gran espejo circular de 39 metros de diámetro, y porque se servirá de una tecnología innovadora, la óptica adaptativa, que supone corregir el efecto de las turbulencias en la atmósfera y permite mayor nitidez en las imágenes.

Este periodo de cinco años de Barcons como director del ESO va a estar marcado, precisamente, por la culminación de este gran telescopio, pero sin bajar el ritmo en el resto de infraestructuras, que deberán seguir en la vanguardia del conocimiento.

Las funcionalidades que se esperan del ELT serán “críticas”, por ejemplo, para avanzar en la investigación de exoplanetas, planetas que orbitan una estrella diferente al Sol, y conocer datos sobre sus atmósferas o sobre si en ellas ha podido haber algún tipo de actividad biológica.

Sin embargo, Barcons destaca que la investigación está aún “en un estadio muy, muy inicial” del conocimiento sobre las posibilidades de que haya vida en algún lugar fuera de La Tierra. Y ello, porque, según señala, realmente nunca se ha contado con herramientas suficientes y lo bastante sofisticadas como para llegar a unas conclusiones sólidas en ese sentido.

“Esto realmente es un reto científico y tecnológico de primerísima magnitud, el poder concluir de manera más o menos sólida si en algún sitio, aparte de La Tierra, ha habido o hay actividad biológica”, incide Barcons.

Añade que ahora es cuando se están empezando a tener algunas de las herramientas que “indican quizás hacia qué dirección debe evolucionar la búsqueda” en este campo.

“El problema que arrastramos es que las herramientas para detectar las presencia de gases que se esperan encontrar en la atmósfera de otros planetas cuando ha habido vida no las tenemos prácticamente. Estamos ahora empezando a asomarnos a este tipo de funcionalidad en nuestros telescopios y poder caminar sobre seguro va a llevar tiempo. Realmente donde estamos es en el primer paso de toda esta aventura”, subraya Barcons.

Y explica que, gracias a otra de las infraestructuras del ESO en Chile, el ALMA (Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array), inaugurada en 2013, se ha empezado por primera vez a descubrir moléculas prebióticas en el espacio, en el medio interestelar.

El nombramiento de Barcons como director del ESO es por cinco años, con posibilidad de otros cinco, aunque ésa es una cuestión que se abordará más adelante. Es una decisión que se tomará en función de como lo vean las dos partes. “Eso lo hablaremos dentro de cuatro años”, apunta el investigador.

Según resalta, esta nueva etapa en el ESO es “muy ilusionante”. “No es una cosa para la que uno haya ido a la escuela o esté especialmente preparado”, indica, antes de confiar en lograr los objetivos marcados para que el organismo “siga avanzando en paso firme hacia el futuro”.

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