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Cinco días de junio

Laura Vilanova

Cuando escribo este artículo ya llevamos cinco días del mes de junio. Cuatro días laborables. Cuatro jornadas escolares. Cuando se publique ya serán cinco. Muchos o pocos. Según se mire. Con el estómago lleno son pocos. El tiempo pasa deprisa. Pero con el estómago vacío ¡hay que pasarlos! Y así están miles de niños en la Comunitat. Porque en junio se acabaron las becas de comedor. Porque en la mayoría de los coles ni siquiera hay comedores escolares y en los que los hay, las becas que han permitido a 53.000 escolares hacer una comida al día durante el curso se han acabado.

Lo que debería ser un problema de estado, una alarma social, se está intentado resolver a golpe de reunión pasando la patata caliente de mano en mano por miedo a resultar quemado. A la Generalitat no le ha quedado más remedio que poner en marcha la maquinaria burocrática presionada por las federaciones de padres, por la Síndicatura de Greuges… Pero la Administración es lenta y poco resolutiva. Se habla de 2.400 niños que se podrán beneficiar de las escuelas estivales municipales de forma gratuita, en las que también podrán comer… En julio y en agosto. No sólo no se corresponde con el número de comensales necesario (de 2.400 a 53.000 van unos cuantos miles), ni siquiera se tiene en cuenta el mes de junio, ni el de septiembre. ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Quién da de comer al resto?

Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos, ONGs de toda índole,… asumen como suyo el problema. De hoy para hoy. Si un niño tiene hambre le dan de comer. Las reuniones las dejan para luego. Lo primero es lo primero. Estas organizaciones han asumido en los últimos años el papel que le correspondía al Estado, al Gobierno autonómico. Y lo han hecho de una forma mucho más resolutiva. Sin largos trámites ni declaraciones grandilocuentes. Porque ninguna busca votos. No trabajan para eso. Trabajan para hacer un poquito más fácil la vida del resto, tienen vocación de servicio público, la que les falta últimamente a la mayoría de nuestros políticos.

Sólo en la provincia de Alicante, Cáritas da de comer a 9.000 niños al año. Cruz Roja calcula que atiende a 7.500. Los pediatras empiezan a detectar un aumento de casos de desnutrición infantil en Alicante. 90.000 niños son víctimas de la pobreza en esta provincia. Esas son las cifras, pero tienen nombre y cara. Son el hijo de la mujer que has visto rebuscar en el contenedor de la esquina, la compañera de colegio de tu hijo, el niño que ves deambular en el parque con un trozo de pan en la mano o el hermano del que te limpia la luna del coche en el semáforo.

Señor Fabra, señor Puig, señora Oltra, señora Mollà… ¿qué hacemos con esos niños que no pueden comer?

Señor Rajoy, señor Rubalcaba… ¿Por qué es tan fácil hacer una Ley Orgánica para regular la abdicación del Rey y tan difícil ponerse de acuerdo para dar de comer a los niños que pasan hambre cuando acaba el curso escolar?

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