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Cortar y pegar argumentos para acabar con el migrante “pobrecito” e “invasor”

Una de los encuentros privados de Zemos98/ Julio Albarrán

Gabriela Sánchez

Aparecen dos fotos. En ambas hay siluetas, siluetas de migrantes. Una las muestra andando, maleta en mano, en lo que parece un aeropuerto. En la otra trepan por una valla de seis metros de altura. Los primeros son europeos, los segundos africanos. La diferencia: la facilidad para lograr vías legales de movimiento de unos y la casi imposibilidad de otros.

Si la segunda imagen se une a palabras como “asalto”, “invasión” o “alarma” se refuerza una representación que, influida por los medios, buena parte de la sociedad tiene asentada en su cabeza, el “imaginario hegemónico”. En la decimosexta edición de Zemos98, además de intentar alcanzar el modo de huir de él, hemos tratado de identificar los aspectos de este mensaje que, de forma inconsciente, han podido calar en nosotros.

“El imaginario autónomo es el que se genera en una comunidad determinada cuando ejerce la autodeterminación de decir 'nosotros somos lo que nosotros decidimos'”, dijo el sociólogo Carlos Delclós en el último 'código fuente' del festival, la charla apoyada en material audiovisual que impartió junto con Mamadou Kheraba Drame, presidente de la Asociación Panafricanista de Barcelona.

“Son los diferentes significados de la libertad de movimiento, determinados en función del país de origen”, añade Delclós. “Centrarnos en las fronteras físicas, no nos permite ver las que existen más allá de esas barreras. Las que llevamos dentro, las de nuestra propia localidad”. Se refiere a la represión del migrante, legitimada debido a su representación mediática y social. A los prejuicios generados en torno a su figura.

A través de un acercamiento al movimiento Som300, generado en torno a la fábrica abandonada de Poblenou, donde un elevado número de inmigrantes africanos asentó un modo de vida, Delclós y Kheraba ejemplificaron cómo los medios pueden distorsionar la visión de la migración si solo se visibiliza una parte de ella y se invisibiliza el contexto, los porqués que derivaron en la ocupación de la nave en este caso y qué ocurría realmente en su interior.

Alertan del riesgo de caer en el paternalismo, en limitarse al “pobrecitos estos inmigrantes”. “No queremos que se nos refleje así. Somos víctimas, sí, pero no se nos tiene que mostrar como tal. Ya tenemos suficiente con lo nuestro”, interviene Kheraba, que ejerció de portavoz de las personas asentadas en la nave de Poblenou antes de ser desalojadas. “Nunca nos hemos tratado con lástima entre nosotros, solo pedimos respeto. Nuestro problema no reside en el hecho de estar fuera de nuestro país”, añadió.

'Remezclar' nuestra mente

Cortar, copiar y pegar. Durante estos tres días hemos cortado y seleccionado las imágenes que nos atraían de diferentes periódicos o revistas, con el objetivo de crear una serie de collage. Su proceso de elaboración integraba el verdadero aprendizaje.

La última metodología consistió en la creación de un “superhéroe o superheroína” que pudiese acabar con la visión hegemónica del migrante. La dinámica, como todas, tenía un trasfondo detrás: compartir nuestra experiencia a la hora de luchar contra las visiones impuestas en la sociedad. Esos “mutantes” imaginarios han plasmado nuestras fortalezas y debilidades. Juntos hemos alcanzado conclusiones como que es preferible hablar de “posibilidades que de fortalezas” o que, en ocasiones, podemos llegar a confundir nuestra meta con nuestro “enemigo”.

“Si queremos crear conciencia sobre el verdadero significado de la migración, no podemos tratar a los grandes medios o a la audiencia pasiva como los enemigos, sino conseguir que nuestro mensaje llegue a ellos”, decía una de los participantes a su grupo de trabajo. La mente del defensor de la idea que estaba siendo rebatida hizo 'click': “Es verdad...”

Cortar, copiar y pegar, por tanto, poniendo en contacto diferentes puntos de vista, experiencias e imágenes inspiradoras... recortes de reflexiones para encolar en nuestra mente, con el objetivo de distanciarse del propio pensamiento, cuestionarlo y permitir la entrada de nuevos argumentos.

En la decimosexta edición del Festival Zemos 98 hemos girado la cabeza para observar la representación de los migrantes, aunque nuestro cuerpo y todo el entorno estuviese preparado para mantenerla recta, mirando al frente. La metáfora, lanzada por Juan Luis Sánchez, subdirector de eldiario.es, despertó la sonrisa de un público al que se le intentaba explicar qué es lo que hemos estado haciendo durante estos tres días de encuentros.

“Esto es 'remapear', observar de otra forma a la que estamos acostumbrados, aunque duela un poco el cuello y pueda dar pereza salirse de lo establecido”, dijo al inicio de su ponencia, desde un asiento situado al fondo de una sala, frente a un escenario vacío y con todo un publico sorprendido y retorcido, mirando hacia atrás para descubrir de dónde procedía la voz que no salía desde donde debería.

“Al hablar con personas que tienen otros puntos de vista, que no trabajan en el mismo ambiente que tú, te abre la mente y te permite saber cuáles son tus propios velos (prejuicios que distorsionan la manera de observar una realidad)”, decía, en esta misma línea, una de las participantes del encuentro para responder a la pregunta lanzada por Rubén Díaz, uno de los organizadores del festival. “¿Qué te llevas de vuelta a casa? Esto no es el final, es el principio de un proceso”.

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