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Bucarest, nueve días al año atrapados en atascos

Bucarest, nueve días al año atrapados en atascos

EFE

Bucarest —

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Nueve días al año. Ese es el tiempo que los conductores pasan de media atrapados en atascos de tráfico en Bucarest, la ciudad con más embotellamientos de Europa debido a unas infraestructuras deficientes, al enorme número de vehículos y, también, a la mala educación vial.

Ese es el resultado de un estudio elaborado por el fabricante de navegadores GPS Tom Tom, que sitúa a la capital rumana como la ciudad europea con más retenciones de tráfico y la quinta del mundo.

Esa clasificación, elaborada con los datos recogidos por los dispositivos GPS, muestra que durante las horas punta se tarda un 50 por ciento más en recorrer la misma distancia que cuando el tráfico es más fluido.

“La ciudad carece de una carretera de circunvalación que evite el embotellamiento, lo que hace que el tránsito de vehículos sea a través de la capital”, explica a Efe Catiusa Ivanov, periodista especializada en temas municipales.

Además, “la falta de aparcamientos provoca que las calzadas de las principales arterias estén ocupadas por coches estacionados, dificultando aún más su paso”, prosigue Catiusa.

En general, los bucarestinos están una media de 57 minutos cada día atrapados en atascos.

Teniendo en cuenta un uso medio del coche de 229 días al año, los bucarestinos pasan el equivalente a nueve días atascados en su vehículo.

En las horas punta, el tiempo en que se tarda en recorrer un determinado trayecto es casi el doble que en los periodos de menos circulación.

“Las obras que deben facilitar la circulación marchan muy lentamente, mientras que el número de vehículos ha aumentado de manera descomunal”, cuenta a Efe Ovidiu Popa, profesor de autoescuela, quien lamenta que la planificación urbanística no haya cambiado desde la década de 1980.

Con sólo 2,1 millones de habitantes en Bucarest, aunque se estima que el número real puede rondar los 2,6 millones, hay registrados 1,3 millón de vehículos.

Un número que no para de crecer: en los primeros cuatro meses de 2017 el parque automovilístico aumentó en más de 30.000 vehículos.

“Me obsesiona que no exista un anillo periférico que disponga de dos carriles por cada sentido, pero también que tengamos calles llenas de agujeros y sin las líneas marcadas correctamente”, denuncia Popa.

El instructor lamenta también la avalancha de nuevos conductores mal preparados que han realizado un curso de tan sólo 32 horas, insuficientes para aprender el reglamento y acostumbrarse a conducir.

“Sólo una tercera parte de los bucarestinos aprueba el examen a la primera; por muy bien que les enseñes, muchos suspenden a causa de los nervios y del intenso tráfico”, subraya.

Esta opinión la comparte el jefe del Departamento de Educación Vial de Bucarest, Ovidiu Munteanu: “Hay una cierta indisciplina puntual del conductor a la hora de dar prioridad a otros vehículos y a los peatones”.

El estudio de Tom Tom ordena las ciudades según un “nivel de congestión”, un parámetro que explica cuánto tiempo más se tarda en recorrer una distancia durante las horas puntas en comparación con los momentos de menos tráfico.

En Bucarest, ese índice es del 50 %, sólo detrás de México DF (66 %), Bangkok (61 %), Jakarta (58 %) y la china Chongqing (52 %).

El nivel de congestión de Rio de Janeiro, por ejemplo, es “sólo” del 47 %; el de Buenos Aires del 42 %; y el de Madrid, del 25 %.

Con todo, Munteanu matiza que esos datos sean del todo correctos, ya que hay aparatos cuyo software no está actualizado.

El Ayuntamiento prevé introducir carriles de circulación prioritaria para el transporte público y poner en circulación 600 nuevos trolebuses, tranvías y autobuses, así como modernizar algunas de las principales avenidas de acceso a la ciudad de aquí hasta el año 2030.

Unos planes que, para desesperación de los conductores, van demasiado lentos.

Para agilizar el tráfico, la asociación Psiho TrafiQ recomienda respetar las reglas de circulación, evitar cruces con mucho tráfico y no utilizar el automóvil en las horas punta.

“Debemos optar por medios alternativos de transporte como el autobús, el metro, la bicicleta y la motocicleta”, explica a Efe Mihaela Rus, presidente de Psiho TrafiQ, quien advierte de que los embotellamientos producen un aumento de los accidentes debido a que los conductores reaccionan de forma más impulsiva.

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