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Citroën C3, desenfadado y juvenil

El nuevo Citroën C3 ofrece una oferta de motores diésel, gasolina y GLP.

R. T.

El C3 es el utilitario de cinco puertas con el que desde 2002 Citroën opone resistencia a no pocos best seller del automóvil en España, Seat Ibiza, Opel Corsa o Ford Fiesta, por citar los tres más populares. Amparado en su lado más racional, la marca francesa ha mantenido durante 15 años invariable su propia filosofía en el segmento B: un coche práctico y funcional para el día a día, una especie de monovolumen en tarro pequeño.

Así era el C3. Porque desde finales de 2016 Citroën ha dado una (o varias) vuelta de tuerca a su modelo. La apuesta era arriesgada: 3,5 millones de matriculaciones en todo el mundo avalaban al C3 saliente. La nueva generación -eso sí, basada en la misma plataforma que antes- es más larga, ancha y baja, adoptando una estética general tipo crossover, a imagen y semejanza de su hermano mayor dentro de la casa: el C4 Cactus.

De éste también adopta algunas soluciones de diseño. Las más evidentes, los Airbumps, unos paneles protectores de plástico que en el C3 se colocan en la zona de las puertas. A diferencia del Cactus, en el C3 no son tan grandes, son opcionales y tienen un valor más estético que funcional.

Citroën ha dado un impulso a la parte de personalización de su nuevo C3, que presenta hasta 36 posibles acabados estéticos distintos, más o menos atrevidos según la combinación.

En todos los sentidos, el C3 es un coche con más empaque, menos liviano que antes, y con aires juveniles. La línea de cintura le come superficie a la zona acristalada y el techo, más bajo, describe una línea menos redondeada. Las protecciones de plástico alrededor de toda la carrocería, unos neumáticos más grandes o un robusto y elevado frontal acentúan el viraje del modelo.

Por dentro, se mantiene la filosofía del Cactus, quizá algo menos exagerada. Se aprecia una mejora en la calidad general, con ajustes más sólidos, pero siempre con ese diseño atrevido y desenfadado del hijo de Villaverde: se clonan sus particulares salidas de aire o tiradores de las puertas. Por el contrario, se echan en falta más huecos para depositar objetos, algo más de agarre lateral en los asientos y una pantalla en la consola central mejor resuelta (queda en una posición baja y su manejo es algo farragoso por la ausencia de botones auxiliares).

El C3 es un coche en el que el diseño ha sido prioritario sobre la practicidad, colocándose en las Antípodas de, por ejemplo, un Skoda Fabia. Aunque la distancia entre ejes crece en 75 milímetros, las plazas traseras no son las más espaciosas del segmento. En cuanto al maletero, de 300 litros de capacidad, le perjudica un borde de carga muy pronunciado.

Ya en marcha, hay un aspecto que pronto destaca sobre el resto: la puesta a punto de la suspensión. No hace falta ser un avezado en la materia para percatarse de que ésta es sumamente blanda. Si bien en ciudad, o en general a bajas velocidades, filtra bien los baches y aísla a los pasajeros; en carreteras reviradas, los balanceos de la carrocería son excesivos, tornándose en una suspensión molesta para estos mismos ocupantes.

Hecha esta reflexión, es un coche mejor fabricado, como demuestra una calidad de rodadura notable: bien aislado en términos aerodinámicos y de rodadura, y con motores refinados. Destaca en la oferta mecánica, el tricilíndrico de 1.2 litros de cilindrada y 110 CV de potencia por su equilibrio entre fuerza, sonoridad y consumo. 1.400 euros más caro que el 1.2 de 82 CV.

¿Merece la pena pagar este plus? Si el C3 se usa como coche de ciudad, saliendo a carreteras puntualmente, es prescindible. Si el uso por autovía es más frecuente, y con el coche cargado, el C3 PureTech 110 es la opción más recomendable. Gracias a su turbocompresor, el motor mueve con sobrada agilidad el conjunto.

Además, su funcionamiento es muy agradable y silencioso. Su consumo medio en carretera se estabiliza en 5 litros, ascendiendo a los 7 en una conducción mixta ciudad-carretera. Es la única motorización que puede combinarse con una caja de cambios automática de seis marchas (1.300 euros más costosa que la manual de cinco).

La horquilla de precios del Citroën C3 2017 se sitúa entre los 11.750 y 18.750 euros, promociones y descuentos aparte.

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