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Urkullu defiende una “consulta legal y pactada” sobre el nuevo autogobierno

El lehendakari Íñigo Urkullu, interviene en el Parlamento vasco.

Aitor Guenaga

El lehendakari, Íñigo Urkullu, sigue apostando por revisar el autogobierno vasco. Pero no quiere ningún salto en el vacío, ni ensayar vías independentistas 'a la catalana'. Por eso ha defendido en el Parlamento vasco las potencialidades del Estatuto, reconocidas incluso en la Constitución española en relación a los derechos históricos, para acordar un nuevo pacto que reconozca una “bilateralidad efectiva” entre Euskadi y el resto de España. En el pleno de política general celebrado este jueves en el Parlamento vasco, el lehendakari no ha traído al debate el desafío catalán, ni mirarse en el espejo de Artur Mas. De hecho, ha defendido una “consulta legal y pactada” con el Gobierno central en torno al nuevo estatus que antes debe ser acordado entre los partidos vascos, alejándose de cualquier desafío independentista.

Y sobre el “final ordenado de la violencia, del terrorismo”, “no el final de ETA”, ha precisado, se ha dirigido a la bancada de la izquierda abertzale (Hasier Arraiz) para mostrar su convencimiento de que “sus hijos van a vivir en una Euskadi en paz”. Pero que la vía más rápida para alcanzar la paz “la decisión está en manos de ETA”: un “anuncio unilateral mañana mismo de desarme y disolución; esa es la vía mas rápida para acabar con el ciclo de la violencia”.

En su segundo turno de réplica, Arraiz, citando al exdirigente de ETA asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE) en 1978, José Miguel Beñaran, Argala, ha reconocido que “la violencia es siempre un camino pernicioso”, pero a renglón seguido ha recordado que la violencia de ETA ha cesado, “pero otras violencias siguen ahí y deben terminar porque si no no habrá paz”, ha apuntado.

La oposición ha dibujado a un Gobierno “insensible” con la ciudadanía que peor lo está pasando en esta crisis (UPyD) e “inactivo” y sin liderazgo en las políticas de reactivación económica (PSE-EE). Y tanto los populares como los socialistas vascos le han advertido de que no hay posibilidad de avanzar en un nuevo estatus desde posiciones nacionalistas de máximos.

Dos días después de la operación en Francia contra la cúpula del aparato político de ETA, Urkullu ha asegurado que “el extremo debilitamiento de ETA es un hecho positivo”. Y en su primera intervención en el pleno de Política General ha vuelto a exigir a la organización terrorista que se disuelva, así como un proceso de “desarme y desaparición definitivo, irreversible, incondicional, total y verificable”.

Ante el bloqueo en esta materia, dado que ni ETA ha avanzado por el camino de la entrega de las armas, ni el Gobierno del PP ha movido pieza en el tablero de la política penitenciaria, Urkullu ha asegurado estar dispuesto a “asumir riesgos para promover el desbloqueo”. Así, ha anunciado que tras las elecciones generales de diciembre tiene previsto presentar el nuevo Ejecutivo un plan dirigido a los presos etarras y a su reinserción y resocialización. Tras exigir el reconocimiento del daño injusto causado -“algo tan sencillo como decir que matar estuvo mal”-, ha reclamado a la izquierda abertzale a que “levante el veto colectivo que impide a los presos optar a los beneficios penitenciarios individuales y transitar por las vías legales de reinserción y resocialización.

Pero más allá de esa iniciativa en materia penitenciaria, y ante el atasco existente en la ponencia de Paz y Convivencia, el lehendakari ha señalado que ya está trabajando en una “propuesta de un acuerdo-base para la convivencia”. Tras los intentos fallidos por parte del PNV para lograr que EH Bildu y, sobre todo, Sortu avanzara en el reconocimiento del suelo ético y del daño causado, Urkullu quiere dar una nuevo paso: un acuerdo que, según ha indicado en su intervención en la Cámara vasca, “se inspirará en el suelo ético y se presentará como herramienta para crear un espacio compartido de convivencia a medio plazo”.

Distancia frente a la vía independentista catalana

En materia de autogobierno y de actualización del Estatuto de Gernika reconoce que en la ponencia parlamentaria los partidos no han logrado colocar los “mimbres para materializar una propuesta común”. Pero ha dejado claro, sobre todo a la izquierda abertzale, que pese a los “incumplimientos” del Estatuto y la “legislación invasiva” del Gobierno central y sus políticas recentralizadoras, no está dispuesto a “ignorar el autogobierno alcanzado”. “El autogobierno vasco debe evaluarse y reformularse, no como un edificio de nueva planta a erigir en el aire y sin enganche con el marco existente, sino desde la realidad de lo construido durante los últimos 35 años”, ha avisado. Es decir, de esta manera Urkullu pone distancia con otras vías seguidas por ejemplo en Cataluña, inmerso en un proceso independentista cuyo futuro depende ahora del resultado en las urnas del próximo domingo.

¿De qué forma considera el lehendakari que se debe actualizar el sistema actual? Urkullu reclama una relación de “bilateralidad efectiva” con España y el reconocimiento de la “realidad plurinacional del Estado”. Y cree que la vía para esa revisión del autogobierno se debe abordar desde la base de los derechos históricos, acuñando como nuevo término político la “nación foral”. “Creo en la unión desde la voluntad democrática y la libre adhesión”, ha apuntado, al tiempo que ha sostenido que “la singularidad de Euskadi se basa en el engarce jurídico, incluso jurídico-constitucional, que ampara y respeta nuestros derechos históricos, libertades originales preservadas mediante el pacto”. Un concepto, el de “nación foral”, construido sobre la base de los derechos históricos, ha explicado en el turno de respuesta, respetando la pluralidad. “Nosotros somos singulares tanto en España como en Europa”.

El grueso del discurso inicial del lehendakari, de 22 folios, se ha asentado sobre los logros de su Ejecutivo en estos tres años de legislatura. Pero no ha despejado el horizonte económico porque ha admitido que Euskadi intenta salir de una profunda crisis. “Una crisis que aún no hemos superado”, ha admitido. De hecho, Urkullu ha reconocido que la “recuperación incipiente” está “sujeta a riesgos”. Y ha vuelto a apuntarse al rigor en la gestión y la asignación de prioridades, “desde el realismo”, ha precisado. Pese a las sombras en la recaudación de impuestos, sobre todo por el descenso de los tributos en Bizkaia, hasta agosto, Urkullu se ha conjurado con la defensa de los servicios sociales. “No vamos a dar ni un paso atrás en el Estado social de bienestar que hemos logrado consolidar incluso en los años más duros de la crisis”, se ha comprometido en lo que a todas luces será en último pleno de política general en Euskadi, que celebrará elecciones autonómicas en el otoño de 2016.

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