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Trabajadores, usuarios y oposición piden a Urtaran que se moje en la huelga de piscinas

Las piscinas de Mendizorroza, desiertas, durante la huelga.

Rubén Pereda

Diez de la mañana. Pleno julio. La estampa vitoriana más habitual a estas alturas del año sería la de las piscinas de Mendizorroza y Gamarra abarrotadas de personas dispuestas a refrescarse con un baño. En cualquier día de verano, hasta 10 000 personas se acercan al primer recinto, mientras que el segundo suele recibir cerca de 7000. No obstante, la imagen que presentan estas dos instalaciones dista mucho de esto. No es que el tiempo acompañe especialmente (mínimas de 12 grados en pleno estío), pero si el agua está calmada y solo las máquinas cortacésped rompen el sepulcral silencio es por la huelga iniciada el pasado domingo 23 de julio. Los paros han sido secundados por la gran mayoría de cancheros, porteros, monitores deportivos, socorristas, controladores de instalaciones y vigilantes, todos ellos trabajadores de subcontratas municipales como Aiteko y Disport Eki.

En los tornos de entrada, los trabajadores en huelga les brindan a los usuarios información acerca de los motivos que les han conducido a esta situación. Tras dos años tratando de renovar el convenio provincial existente, se han visto abocados a estos paros. “La paciencia se nos ha terminado”, aseguran en una misiva informativa los huelguistas. Y añaden: “La situación que está viviendo gran parte del colectivo es sangrante: tenemos un salario miserable, de 6,22 euros/hora, lo que hace que, aun teniendo trabajo, seamos pobres”.

Desde el Gobierno de Gorka Urtaran se asegura que se han entablado conversaciones con los representantes sindicales y que se les ha mostrado predisposición al entendimiento. Del mismo modo, el Consistorio está intentando contactar con las empresas contratadas para el ofrecimiento de dicho servicio con el objetivo de celebrar una reunión tildada por sus representantes de “urgente” a lo largo de esta semana.

Pese a esto, la concejala de Cultura y Deportes, Estíbaliz Canto (PSE-EE), asegura que el Ayuntamiento no puede ser parte de las conversaciones entre empresas y sindicatos, puesto que se trata de unas negociaciones encaminadas a la creación de un convenio alavés y hay más consistorios implicados. “Entendemos las reivindicaciones de los trabajadores y creemos que están en su derecho de hacer huelga”, reconoce la edil vitoriana. Asegura, además, que son conscientes de la precaria situación laboral en la que se encuentran inmersos estos trabajadores y entendieron que había que darle un vuelco. Sin embargo, se dieron de bruces con una disyuntiva: mejorar la situación económica de ese colectivo chocaba con la búsqueda de la empresa más barata para el ofrecimiento del servicio. Por lo tanto, admiten que han de encontrar una nueva “fórmula administrativa”. “Aunque entendamos las reivindicaciones, nosotros no tenemos toda la culpa de la situación”, zanja Canto.

“Gran parte de culpa” del Ayuntamiento

Los trabajadores, sin embargo, sí achacan al Ayuntamiento “gran parte de culpa”. “Los socorristas y monitores deportivos, en los últimos ocho años hemos tenido el salario prácticamente congelado, lo que ha supuesto un 9% de pérdida de poder adquisitivo”, informa el volante entregado por ellos. “El Ayuntamiento adjudica estos servicios al mejor postor, lo que conlleva que las empresas no tengan margen para mejorar las condiciones de las plantillas e incluso incumplan el convenio”, se puede leer también en la octavilla.

Miren Larrion, portavoz del grupo municipal de EH Bildu, cree, del mismo modo, que el Ayuntamiento puede y debe mediar, como ya ha hecho en anteriores ocasiones. Pone el ejemplo de la huelga de los servicios de limpieza, igualmente prestados por una subcontrata (FCC-GMSM). “Tiene una tarea, porque el servicio está subcontratado”, alega. Además, la edil abertzale aboga por dignificar los sueldos de estos trabajadores. “No alcanzan los 700 euros mensuales y les obligan a estar disponibles a todas horas”, denuncia. En caso de que las empresas subcontratadas continuaran sin elevar los salarios hasta unos mínimos razonables, desde EH Bildu se apuesta por unos servicios ofrecidos totalmente por el Ayuntamiento, sin empresas intermediarias.

Por ahora, los usuarios de Mendizorroza han de limitarse a tomar el sol o pasear por los jardines sin adentrarse en las zonas de baño, selladas completamente. Y en Gamarra ni eso, ya que todo el parque está clausurado. “La huelga nos ha afectado mucho, pero ¿qué le vamos a hacer? Aguantar”, lamenta en el interior del recinto de Mendizorroza una pareja de ancianos, acompañada de sus nietos, que han tenido que guardar el bañador en la mochila.

Aunque ellos tan solo se hayan resignado a asumir la imposibilidad de acceder a la piscina, hay afectados que van más lejos y solicitan la devolución del dinero pagado por cursos municipales que, como consecuencia de la huelga, no se están ofreciendo. O de los abonos de temporada. “Quiero que me devuelvan la parte proporcional del dinero del carné de la piscina”, reclama un usuario en el buzón ciudadano dispuesto por el Ayuntamiento en su página web. Desde el Consistorio se asegura que están al tanto de estas quejas, que se pueden presentar en todos los puntos de atención a la ciudadanía.

Apoyo prácticamente total

El apoyo a la huelga por parte de los trabajadores es prácticamente total: tan solo dos acuden a Mendizorroza para cubrir sus labores. Una de ellas entiende los motivos y se solidariza con todos aquellos que mantienen la huelga, pero asegura que su bolsillo no puede permitirse nueve días de paro. La otra, por su parte, no comparte la manera en que se está llevando a cabo. “Coincido en que necesitamos un sueldo digno, pero no apoyo las formas, cuestión que ya he comentado con mis compañeros”, asegura.

Dos horas más tarde, a mediodía, los trabajadores se desplazan, con el bañador, el gorro y las gafas puestas, a la Plaza de España, donde se ubican los despachos de Alcaldía. Allí, ayudados por los mismos silbatos que les acompañan cada día de trabajo, tratan de llamar la atención con consignas como “¡Luchando unidos por un convenio digno!” o “¡Negociación, queremos solución!”. Su intención es la de reunirse cada mediodía en ese punto neurálgico de la ciudad hasta la fecha prevista para el final de la huelga, el 31 de julio. “Queremos un nuevo convenio y que se respete el que esté vigente, cosa que no sucede ahora”, explica uno de los trabajadores congregados frente a las ventanas del Consistorio.

Por el momento, además de las dos piscinas descubiertas públicas de la ciudad, las de los centros cívicos de Aldabe, Lakua, Judimendi y San Andrés; los frontones de Lakua, Astrónomos, Abetxuko, Zaramaga y Adurza, y los rocódromos de Hegoalde y Ariznabarra permanecerán cerrados a la espera de una negociación. De igual manera, el baño en los pantanos tampoco estará permitido. Aunque las aguas estén revueltas entre el Ayuntamiento y los trabajadores, las de Gamarra, Mendizorroza y otras piscinas permanecerán tranquilas. Los chapuzones de este julio se están haciendo esperar.

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