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El director general de Migraciones se va a Venezuela en plena crisis de refugiados

Miles de refugiados llegan a Hungría para seguir hacia Europa Occidental

Gonzalo Cortizo

Ni está ni se le espera. Su nombre es Aurelio Miras Portugal y su tarjeta de visita dice que es director general de Migraciones. El 8 de septiembre, en el momento más álgido de la crisis de refugiados, el encargado del Gobierno para organizar la gestión de ayuda a los refugiados, se fue de viaje a Venezuela. Su objetivo: entregar una medalla conmemorativa en el Centro Asturiano de Caracas. Las ONG de ayuda a los refugiados denuncian el pasotismo de este alto cargo que Rajoy trajo de Galicia por la destreza que ya demostró a las órdenes de Fraga: contentar a los emigrantes con comidas y bailes regionales para garantizarse su voto en periodo electoral.

Fuentes del Ministerio de Empleo confirman que Miras Portugal se encontraba en Venezuela mientras Bruselas proponía incrementar la cuota de refugiados para España en 15.000 personas. El alto cargo de Rajoy tampoco estaba en su despacho cuando el PP decidió corregir in extremis los presupuestos y ampliar en 200 millones la partida destinada a paliar los efectos del éxodo. Este viernes, mientras el Consejo de Ministros repartía 13 millones de euros entre las ONG que trabajan con desplazados, el director general de migraciones todavía viajaba de vuelta hacia España.

El Gobierno justifica la ausencia de Miras Portugal en plena crisis de refugiados y señala que “está en permanente contacto telefónico con el Ministerio”. “El viaje a Venezuela estaba previsto desde hace tiempo y era imposible cancelarlo”, señalan las mismas fuentes. Eldiario.es ha solicitado oficialmente las agendas de este alto cargo para conocer si tiene previsto volver a Sudamérica en los próximos días. En Empleo han negado el acceso a esa agenda y no descartan que en los próximos días se produzcan nuevos desplazamientos al otro lado del Atlántico.

Entre las funciones de este alto cargo está “la promoción de la integración de los inmigrantes, solicitantes de asilo, refugiados y apátridas”, como se refleja en la web del Ministerio de Empleo. No se trata de un mero intermediario sino de la pieza fundamental en la gestión de la política migratoria. También le corresponde la coordinación de acciones con comunidades autónomas y ayuntamientos, como los que en las últimas semanas se han ofrecido a prestar su ayuda en la recepción de personas que huyen de la guerra en Siria. Su firma figura en las resoluciones del BOE que acreditan el reparto de ayudas a proyectos de ayuda a solicitantes de asilo.

A pesar de ello, su incomparecencia en asuntos relacionados con inmigrantes es constante, como queda acreditado en las actas del Foro de Integración Social de los Inmigrantes, en las que reiteradamente excusa su presencia, a pesar de ocupar la vicepresidencia segunda del organismo. “No aparece por ningún lado. Lo tenemos asumido”, señalan a eldiario.es fuentes de este órgano consultivo del Gobierno. “El que no esté, lo facilita todo. Es una persona que no está capacitada”, señalan las mismas fuentes.

Por encima de Miras Portugal está la secretaria general de migraciones, Marina del Corral, para quien las ONG no tienen más que buenas palabras. Del Corral es quien se encarga de reunirse con los agentes que participan en la gestión del éxodo. De su subordinado, los agentes que participan en la política de inmigración prefieren no saber nada.

Aurelio Miras Portugal es un viejo conocido de la política gallega. A las órdenes de Manuel Fraga, impulsó la extensa red creada alrededor de los centros gallegos en Latinoamérica para garantizar la prevalencia del voto emigrante en las arcas del Partido Popular. Esa es su mayor destreza política y a la que sigue entregado, a pesar de que su cargo le habilita para participar en la gestión del mayor reto humanitario al que Europa se enfrenta desde la Segunda Guerra Mundial.

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