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Rivera tira la toalla por miedo a Podemos

Iglesias y Rivera, en el encuentro de Salvados.

Carlos Elordi

No. No habrá repetición de las elecciones. Prácticamente en el último minuto de la campaña Albert Rivera ha eliminado esa posibilidad anunciando que en las futuras Cortes dará la presidencia del gobierno al Mariano Rajoy. Para ser exactos, ha dicho “al partido más votado”, pero a estas alturas ya no hay duda de que este será el PP y no el PSOE. Y para acabar con todo tipo de especulaciones al respecto, el líder de Ciudadanos no ha añadido condición alguna. Es decir que aceptará el candidato que el partido más votado proponga. O sea, a Rajoy.

Aunque no pocos suponían que algo así ocurriría el día que el Congreso celebrara su sesión de investidura, Rivera había evitado con empeño pronunciarse al respecto. Aún más, desde hace meses todas sus declaraciones apuntaban, si es que no lo confirmaban expresamente, que Ciudadanos no daría el gobierno al PP. ¿Qué ha ocurrido en las últimas horas para que cambie de posición y asuma, dos días antes de las elecciones, la condición de escudero del PP, una decisión que puede reducir sus posibilidades electorales y hasta poner en riesgo el futuro de ese partido?

Habrá que esperar para conocer los detalles de ese giro, pero ya se pueden avanzar dos tipos de motivos distintos, aunque en la práctica terminan por sumarse. El primero respondería al hecho de que el crecimiento de las posibilidades electorales de Ciudadanos no solo se ha parado en los últimos tiempos, sino que ha empezado a ir para atrás. Y es muy posible que las encuestas privadas del partido sean aún más pesimistas en ese sentido. En esas condiciones, Albert Rivera y su equipo no habrían tenido más remedio que asumir que el 20-D no será, ni mucho menos, el momento en que Ciudadanos se convierta en el protagonista del espacio el centro-derecha español, objetivo fundacional del partido, y que habrá que esperar a posteriores ocasiones para lanzarse al asalto definitivo de las plazas fuertes del PP.

Pero esa sería solo la condición previa del anuncio de este viernes. La segunda y decisiva solo puede ser que esa encuestas hayan dicho también que Podemos va muy fuerte, que se puede convertir en el segundo partido, con muchos escaños además, y que desde esa posición el partido de Pablo Iglesias podría intentar un pacto para formar gobierno con el PSOE y con otras fuerzas menores. Esa eventualidad, que hasta hace muy días era descartable, ha debido encender todas las alarmas en los ambientes financieros y empresariales que apoyan a Ciudadanos. Y también en el propio partido, cuya matriz catalana sigue siendo muy marcada, y en el que debe abrir las carnes la posibilidad de que un futuro gobierno español permita un referéndum en Cataluña, tal y como propone Podemos.

Lo que está por ver es qué efecto electoral produce el anuncio de Rivera. Porque no cabe descartar que una parte de los ciudadanos que tenían claro que iban a votar a Ciudadanos  –no pocos tras haber contemplado la posibilidad de hacerlo a Podemos- le retiren su confianza porque su oposición al PP y a Rajoy es una de las claves de su postura y creían que Rivera no iba a defraudarles en ese punto.

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