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La carabela portuguesa, una aguaviva que los temporales acercan a Canarias

La carabela portuguesa, una aguaviva que los temporales acercan a Canarias

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

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Ejemplares de carabela portuguesa, una bolsa violácea que flota en el mar y que por debajo tiene tentáculos urticantes de hasta varios metros de longitud (sinóforo), recibe el nombre de aguaviva en Canarias, donde es habitual que en ésta época llegue arrastrada por los temporales del Atlántico.

La directora del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Fátima Hernández, explica en una entrevista a Efe que la carabela portuguesa (Physalia physalis), no es una medusa, sino un sinóforo que también puede llegar a las islas en febrero e incluso en marzo, la época de los grandes temporales que generan olas potentes y fuertes corrientes marinas en el Atlántico.

Fátima Hernández, que es bióloga marina, señala que estos organismos de alta mar no tienen capacidad de nadar, son flotantes y se dejan arrastrar por las corrientes y los vientos cuando hay grandes borrascas, ya que no tienen capacidad de contrarrestar esos fenómenos.

Lo que puede tener otra explicación es que aparezcan en grandes concentraciones en otras épocas del año, pero no en estos primeros meses, señala la investigadora.

Aunque a veces se confunde, la “Physalia physalis” no es una medusa pues, aunque ambas forman parte del grupo de los cnidarios, la carabela o fragata portuguesa pertenece a los sifonóforos.

La medusa tiene una estructura parecida a una campana con tentáculos, mientras que en este otro caso se trata de una especie de bolsa o vejiga que tiene gas en su interior y que es la parte visible por encima de la superficie del mar.

Esta vejiga tiene la finalidad de ayudar a la flotación y es movida por el viento, mientras que por debajo puede tener abundantes -hasta centenares- filamentos llenos de células urticantes muy potentes, con las que puede aturdir a pequeños peces o a un animal marino de tamaño medio.

Cuando aparece una bolsa no se trata de un organismo aislado, sino una colonia de sifonóforos que se organizan muy bien, pues unos se especializan en la reproducción, otros en la alimentación y otros en la defensa.

La “Physalia physalis” es un sifonóforo colonial muy peligroso porque sus filamentos urticantes proyectan un veneno muy potente que puede afectar con su contacto a personas sensibles a su toxina, e incluso puede provocar la muerte.

Cuando llegan a las playas organismos de este tipo no se deben tocar aunque el animal haya muerto, pues la toxina tiene actividad hasta 24 o 48 horas después.

Un enjambre de colonias de “Physalia” puede afectar por sus toxinas a una persona con sensibilidad a este tipo de veneno pero, además, hay literatura científica que indica que en algunas concentraciones importantes pueden esquilmar un banco de peces juveniles.

Sin embargo, las tortugas marinas se alimentan de ellas y son inmunes a su toxina, pero siempre que aparecen ejemplares de carabela portuguesa en la costa hay que establecer una serie de pautas, entre ellas la de desaconsejar el baño.

En cuanto a su nombre común, Fátima Hernández supone que pudiera ser atribuido a su morfología de barco o a una alusión a los navegantes portugueses, pioneros en los viajes de exploración oceánica, pero en relación a este asunto hay opiniones diversas porque la terminología cambia según el lugar.

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