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El rey reivindica su figura y la Transición que le llevó al poder

El rey, durante su mensaje de Navidad. / Efe

Andrés Gil

Madrid —
  • “Mi posición me ha permitido vivir las múltiples vicisitudes por las que ha atravesado España, a la que he dedicado mi vida”, afirma en su mensaje de Navidad

Lo explícito y lo implícito. La Transición, la crisis económica, las víctimas del terrorismo, la corrupción y Cataluña han estado presentes en las 1.400 palabras que han compuesto el mensaje de Navidad del rey. Las tres primeras, con nombres y apellidos; las dos últimas, sin menciones concretas.

La Transición, aquel pacto de hace 35 años que le sancionó como rey y jefe del Estado, que alumbró el actual modelo de país, ha merecido la defensa del monarca: “El sistema político que nació con la Constitución de 1978 nos ha proporcionado el período más dilatado de libertad, convivencia y prosperidad de toda nuestra historia y de reconocimiento efectivo de la diversidad que compone nuestra realidad. Conviene que lo tengamos bien presente, pues a menudo se pretende que lo ignoremos o lo olvidemos cuando se proclama una supuesta decadencia de nuestra sociedad y de nuestras instituciones”.

Pero no sólo ha defendido la arquitectura de la Transición, también su propio papel emanado de ella durante estos 35 años: “Mi posición me ha permitido vivir las múltiples vicisitudes por las que ha atravesado España, a la que he dedicado mi vida”. Y ha espantado la hipótesis a corto plazo de una abdicación: “Quiero transmitiros como rey de España, en primer lugar, mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado nuestro progreso como sociedad”.

Eso sí, ha reconocido que “reivindicar ese logro histórico no es incompatible con reconocer, como acabo de señalar, la necesidad de mejorar en muchos aspectos la calidad de nuestra democracia”. Pues, ha convenido el monarca, “hay voces en nuestra sociedad que quieren una actualización de los acuerdos de convivencia”.

Para esa actualización, Juan Carlos ha señalado el camino: “Estoy convencido de que todas estas cuestiones se podrán resolver con realismo, con esfuerzo, con un funcionamiento correcto del Estado de Derecho y con la generosidad de las fuerzas políticas y sociales representativas”.

En este punto, el rey ha reconocido el papel de aquellos que no se encuentran dentro del sistema de partidos: “Esa crucial tarea de modernización y regeneración no es competencia exclusiva de los responsables políticos. También lo es de los agentes económicos y sociales y de la sociedad en su conjunto a través de sus estructuras organizativas”.

Corrupción

En el año en que los casos de corrupción por los que está procesado su yerno Iñaki Urdangarin trajeron consigo la imputación –temporalmente– de su hija Cristina; en el mismo año en que han aparecido los papeles de Luis Bárcenas, extesorero del PP, y la supuesta contabilidad B del partido del Gobierno, el rey, esta vez de forma implícita, sin dar nombres ni mencionar la palabra corrupción, ha intentado hacer un llamamiento a la ejemplaridad de los políticos: “Es indiscutible que la crisis económica que sufre España ha provocado desaliento en los ciudadanos, y que la dificultad para alcanzar soluciones rápidas, así como los casos de falta de ejemplaridad en la vida pública, han afectado al prestigio de la política y de las instituciones”.

Por eso, ha reconocido: “Sé que la sociedad española reclama hoy un profundo cambio de actitud y un compromiso ético en todos los ámbitos de la vida política, económica y social que satisfaga las exigencias imprescindibles en una democracia”. Al fin y al cabo, según el rey, “la salud moral de una sociedad se define por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes, ya que todos somos corresponsables del devenir colectivo”.

En este sentido, Juan Carlos, ha afirmado: “Quiero transmitiros como rey de España [...] la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad”.

Crisis económica

El rey, a diferencia de algunos mensajes condescendientes con la situación económica que llegan del Gobierno, ha señalado: “España continúa sufriendo los efectos de una crisis económica y financiera de una duración y magnitud desconocidas en la historia reciente de la Unión Europea, con efectos muy negativos sobre las personas, las familias y las empresas”, ha sostenido al comienzo de su discurso, en el que ha lanzado una sentencia: “Para mí, la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar”.

“Quiero, por eso”, ha dicho, “empezar mis palabras con un saludo especialmente afectuoso a aquellos a quienes con más dureza está golpeando esta crisis: a los que no habéis podido encontrar trabajo o lo habéis perdido durante el año que va a terminar; a los que por circunstancias diversas no podéis disponer de una vivienda; a los jóvenes que no habéis podido encauzar todavía vuestra vida profesional; a todos los que habéis soportado tan duros sacrificios con coraje, y a quienes lucháis con vuestros mejores esfuerzos por hacer realidad vuestras legítimas aspiraciones”.

En este punto, ha aludido a aquellos que, al margen de las instituciones, se están moviendo para paliar los efectos de la crisis y los recortes: “Es extraordinaria la fuerza de la familia en España, y fundamental el papel que está jugando en esta grave crisis. Gracias también a la sociedad civil que ha demostrado una solidaridad verdaderamente ejemplar para atender a millones de personas en graves dificultades”.

Cataluña

La ola independentista catalana, que se ha concretado en una pregunta sobre la independencia para una consulta programada por la Generalitat para el 9 de noviembre, también ha estado presente en el discurso del rey. Pero no explícitamente, sin mencionar la palabra Cataluña: “Se podrá resolver [...] con el funcionamiento del Estado de Derecho para que la ejemplaridad presida las instituciones, para que se cumplan y hagan cumplir la Constitución y las leyes, y para que las diferencias y las controversias se resuelvan con arreglo a las reglas de juego democráticas aprobadas por todos. El respeto de esas reglas es la garantía de nuestra convivencia y la fortaleza de nuestra democracia. Esta es una verdad incuestionable que debemos tener muy en cuenta”.

Porque, según Juan Carlos, “nos une y nos debe seguir uniendo el sentimiento de comunidad que recientemente expresaba el Príncipe de Asturias: España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar”.

A partir de ahí, el rey ha recetado el modelo de la Transición, el consenso: “Y, como siempre, generosidad para saber ceder cuando es preciso, para comprender las razones del otro y para hacer del diálogo el método prioritario y más eficaz de solución de los problemas colectivos. [...] Invito a las fuerzas políticas a que, sin renunciar a sus ideas, superen sus diferencias para llegar a acuerdos que a todos beneficien y que hagan posibles las reformas necesarias para afrontar un futuro marcado por la prosperidad, la justicia y la igualdad de oportunidades para todos”.

Víctimas del terrorismo

Tras la reciente abolición de la doctrina Parot por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, Juan Carlos ha lanzado un mensaje, este sí de forma explícita, a las víctimas del terrorismo: “Permitidme dedicar un recuerdo muy especial y emocionado a las víctimas del terrorismo, con las que la sociedad sigue teniendo una permanente deuda de gratitud. Unas personas y unas familias que durante décadas han sufrido cruelmente la violencia y el terror de unos criminales totalitarios. Sé que estáis pasando momentos especialmente difíciles. Hoy, como antes y como siempre, quiero compartir vuestro dolor con renovada solidaridad y expresaros todo mi apoyo”.

Mensaje rey 2013 by eldiario.es

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