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Cuando la estrategia es culpar a la víctima

Los sanitarios denuncian la criminalización de la profesional enferma por los políticos y medios de comunicación.

Laura Olías

“Lo que parecía imposible ha pasado”. Así resumía un médico de familia a eldiario.es el primer contagio de ébola fuera del continente africano. Concretamente en el Hospital Carlos III de Madrid, donde la auxiliar de enfermería Teresa Romero se infectó del virus. La mujer formaba parte del grupo de sanitarios que trató a los dos misioneros contagiados que el Gobierno repatrió desde África. Lo que Sanidad anunciaba como un “protocolo ejemplar”, admirado por el resto de la Unión Europea, se desmoronaba. Mientras los sanitarios denuncian una formación inadecuada para este tipo de casos, los principales representantes del Gobierno central y autonómico han apuntado hacia un error humano de la enferma.

“[La enferma] pudo haber estado mintiendo sobre su fiebre”. La frase la pronunció el consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, en su primera comparecencia, dos días después de que saltase la noticia. No habló en la primera rueda de prensa que convocó la ministra de Sanidad, Ana Mato, para informar sobre el contagio en España. Precisamente la falta de información suministrada en esa comparecencia provocó un aluvión de críticas a los máximos responsables de la sanidad española, entre los que se encontraban Mercedes Vinuesa, directora general de Salud Pública, y Antonio Alemany, director de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid.

Ni en ese momento ni ahora se sabe cómo se infectó la sanitaria, algo normal en un primer momento, según el experto en Salud Pública Ildefonso Hernández Aguado porque, de conocer algún error en el protocolo, se habrían activado las alarmas. Sin embargo, las declaraciones de los portavoces (y el silencio de la ministra Mato y Rodríguez) no transmitieron la tranquilidad que requería un contagio de una enfermedad grave como la del virus del ébola.

El número de personas en observación aumentaba por horas y aún no se conocía la grieta en el protocolo sanitario, lo que generaba inquietud entre el personal sanitario y de limpieza. La población pedía respuestas y, ante la falta del resultado final de la investigación abierta por el Ministerio de Sanidad, Javier Rodríguez y otros representantes de Sanidad han apuntado a un error de la paciente.

1. Se contagió al quitarse el traje

Varios medios de comunicación adelantaron, según “fuentes sanitarias”, que la mujer pudo infectarse durante la retirada del traje protector. El diario ABC afirma que en ese momento (al contrario de lo que estipula la Comunidad de Madrid) Teresa Romero podía carecer de una persona que supervisase todo este proceso.

En medio de la incertidumbre, un doctor de Medicina Interna del hospital de La Paz, Germán Ramírez, comparece a la puerta del centro sanitario para contar que la enferma “me ha manifestado la posibilidad de que [un guante] hubiera podido contactar con la cara”. El sanitario afirma que “pudo haber sido un accidente y que lógicamente en el primer momento ella no ha podido recordar por la situación clínica en la que estaba”.

Según su versión, Teresa Romero le había “autorizado a dar esa información”. Representantes del sindicato CSI-F apuntan, en cambio, que no se puede garantizar que la mujer estuviera lo bastante lúcida como para ser sometida a un interrogatorio, debido a su estado de salud y los efectos de la medicación que se le estaba aplicando.

2. El consejero de Sanidad acusa a la paciente de “mentir”

Poco después de las declaraciones del médico Germán Medina, tienen lugar las acusaciones del consejero de Sanidad de Madrid. Javier Rodríguez se hace eco de esta versión para afirmar que la enferma “había ocultado información”. Va más allá y lanza la siguiente suposición: “Pudo haber estado mintiendo sobre su fiebre”. A renglón seguido, añade que eso lo “ponía de su cosecha”, ya que no tenía ninguna prueba de que hubiera ocurrido así.

La relevancia del nivel de fiebre que alcanza Teresa Romero los días previos al ingreso radica en que fue el motivo por el que las autoridades sanitarias no activaron el protocolo del ébola, cuando la mujer llamó para advertir que tenía décimas de fiebre. El límite está fijado en 38,6 grados y la mujer comunicó índices menores en todas sus tomas.

Posteriormente, Fernando Simón, coordinador del Centro de Alertas del Ministerio de Sanidad, reconoce que “al ser una persona en seguimiento, sí que se podría haber planteado que ante cualquier síntoma, por mínimo que fuera, se tomaran muestras y se aplicara un procedimiento de aislamiento”. La decisión de esta medida corresponde a la Comunidad Autónoma, no al Ministerio de Sanidad.

3. Palabras tergiversadas

Poco a poco varios medios de comunicación consiguen las primeras declaraciones de la auxiliar de enfermería. Teresa Romero afirma que, una vez que el servicio de riesgos laborales de La Paz le indica que puede hacer “vida normal”, acude a su médico de cabecera debido a la fiebre. En esa consulta, Teresa admite que no comunica que había estado en contacto con un enfermo de ébola porque no creyó que estaba contagiada hasta el final. La mujer conoció el positivo en ébola a través de los medios de comunicación antes que por los médicos.

Esta declaración es otra de las aportadas por el consejero de Sanidad de Madrid para decir que Teresa “ocultó información”. Una versión que se empieza a multiplicar en varios medios, como el periódico ABC, que lo llevó a la portada del día 9 de octubre.

El diario El País, uno de los que entrevistó a la enferma, titula de este modo una información: “La enfermera infectada: 'Creo que el fallo fue al quitarme el traje'”. Dentro del cuerpo de la noticia, la afirmación se matiza: “¿Qué fue lo que provocó el contagio? 'No lo sé. El fallo pudo ser al quitarme el traje, es el momento más crítico, pero no lo sé', dice Romero”. De hecho, en su intervención en el programa televisivo Las Mañanas de Cuatro, la mujer no es capaz de decir cómo se contagió y asegura que pensaba que no había hecho “nada mal”.

Juan Manuel Parra, el médico que atendió en urgencias a Teresa en el hospital de Alcorcón, denuncia en su cuenta de Twitter “la desinformación” de ABC acerca de su trabajo. El sanitario redacta una carta en la que denuncia diversas irregularidades que tuvo que hacer frente en la atención a su paciente.

4. Los responsables políticos citan las noticias en sus discursos

Los médicos de comunicación siguen exigiendo respuestas a los responsables políticos, mientras cada vez más personas se suman a las plantas de aislamiento del Hospital Carlos III. Aunque la investigación no ha encontrado por el momento la causa del contagio, las declaraciones del jueves ya apuntan a “un error humano”.

Salvador Victoria, número dos del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, menciona esta razón hasta en ocho ocasiones en su discurso. El consejero de la sanidad madrileña reitera ante los medios que la paciente había “ocultado información”. En una entrevista llega a cuestionar la dificultad de usar los trajes de protección. “Para explicar cómo quitarse o ponerse un traje no hace falta un máster”, dijo.

El portavoz de Sanidad del Partido Popular en el Congreso, Rubén Moreno, apunta también a la versión de que la mujer se pudo haber contagiado al quitarse el mono protector. Cuando el periodista Jesús Cintora le pregunta si tiene pruebas de que esa versión es cierta, Moreno responde: “Las noticias que tenemos son esas. [...] De la trabajadora sanitaria, lo único que se puede decir es lo que la propia trabajadora ha reconocido”. Sin embargo, ella misma no ha llegado a admitir esta versión ante los medios.

Los colectivos de médicos y la oposición critican la “criminalización”

Las declaraciones del consejero de Sanidad de Madrid encienden los ánimos de los profesionales médicos y los sindicatos, que ya habían denunciado la falta de preparación de los sanitarios frente al ébola. Una compañera de la infectada sale a las puertas del Hospital Carlos III de Madrid para lamentar “el circo” al que están sometiendo a la enferma. “La única víctima de todo esto es mi compañera; por favor, dejen de criminalizarla”, reclama a los medios.

Algunos de ellos, como ABC, han incluido temas que señalan a Teresa Romero como culpable de manera clara: “Tras ocultar su accidente, Teresa emprendió un cúmulo de imprudencias que ha puesto en riesgo a, al menos, 84 personas que ahora están en observación”, recoge una pieza que abrió la versión digital del periódico en la mañana del jueves. Para sostener su información se basan en “fuentes cercanas a la investigación” sobre las causas de la infección.

Por su parte, el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares denuncia “el linchamiento de la enfermera, que es totalmente inaceptable”. En el País Vasco, el máximo responsable de Salud, el consejero Jon Darpón, asegura de forma “radical y categórica” que la auxiliar de enfermería de Madrid infectada de ébola “no tiene culpa” de su propio contagio. “Los profesionales sanitarios intentan hacer las cosas bien, pero tienen riesgos; bastante desgracia tiene con haber contraído la enfermedad”, puntualiza.

Los sindicatos CCOO, UGT y SATSE, así como Izquierda Unida y la agrupación de Juventudes Socialistas, han solicitado este jueves la dimisión de Javier Rodríguez, por la gestión “inadmisible” y “deplorable” del contagio de ébola por parte de la Comunidad de Madrid. El aludido ha afirmado que “si tiene que dimitir, dimitirá” y que no criminaliza a nadie: “Me refiero a los hechos, serán ciertos o no y mientras no se demuestre lo contrario son así”, ha insistido.

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