La Universidad de Coimbra, decana en Portugal, ejemplo de docencia universal

La Universidad de Coimbra, la decana de todas las de Portugal, que el año pasado celebró su 725 aniversario, se ha convertido en uno de los centros académicos más internacionales, con casi una quinta parte de estudiantes extranjeros, muchos españoles, brasileños o chinos.

En una entrevista con EFE, su rector, Joao Gabriel Silva, relata cómo han logrado sortear los severos recortes tras el rescate del país, en 2011, a través de la globalización.

Silva, profesor de informática que tomó el bastón de mando de la universidad en 2011, se tuvo que enfrentar a restricciones monetarias y a una reducción masiva de jóvenes en Portugal, por lo que apostó por “reorientar” la Universidad para hacerla más global y acaparar así la atención de estudiantes de todo el mundo.

En ese sentido, la Universidad de Coimbra tenía en su haber el hecho de ser centro pionero en el programa Erasmus para favorecer la movilidad estudiantil, como recordó el rector.

Tras la política aplicada en los cinco últimos años, esta ciudad de 120.000 habitantes de la región Centro de Portugal logra que cada año estudien en su Universidad una media de 25.000 alumnos en sus diferentes facultades: Letras, Derecho, Medicina, Ciencias, Farmacia, Psicología, Ciencias del Deporte y Educación Física.

Casi una quinta parte son extranjeros, con Brasil y España en las primeras posiciones, seguidos de China o antiguas colonias lusas.

En el caso de España, Silva se refiere a la Universidad de Salamanca como el enlace con el país vecino ya que “la relación con la universidad salmantina es constante y muy fluida”.

También avanza que participarán “activamente” en el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, que se celebrará en 2018.

El rector destaca que se han posicionado como una Universidad referente a nivel europeo, muy apetecible para estudiantes extranjeros porque “se respira un gran ambiente estudiantil” y, además, “la ciudad no se entendería sin su universidad”.

Las facultades con mayor número de alumnos son Derecho, con 300 nuevos cada curso, y Medicina, con 250 de nuevo ingreso cada año.

“El resto de las carreras suelen tener una media de entre 100 y 150 alumnos por curso”, explica el rector, cuyo despacho se encuentra en uno de los edificios de mayor calado histórico de Portugal, el Palacio Real.

Este monumento, junto con un elenco de edificios regios como la Biblioteca Joanina o el Patio de las Escuelas, entre otros, ha permitido que la zona antigua universitaria tenga el marchamo de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde hace cuatro años.

Es referencia turística para muchos visitantes que apuestan por unas vacaciones culturales, lo que ha posibilitado que en lo que va de año la Universidad haya recibido 400.000 turistas, el 93 % extranjeros, sobre todo de Francia (una quinta parte), España, Alemania, Brasil o Japón.

“Desde el pasado mes de enero, hemos recibido estudiantes de 98 nacionalidades”, apunta el rector.

Esto ayuda a que los objetivos universitarios puedan ser financiados año tras año, con un presupuesto medio de unos 140 millones de euros.

Según explica el rector, la mitad son fondos directos del Estado, el 20 % provienen de las matrículas de los alumnos, y el resto de otras tres vías: producción y venta de fármacos, turismo, y programas de investigación financiados con fondos europeos.

La Universidad de Coimbra es referente también en Portugal porque “es la única que tiene medicamentos en el mercado”, la mayoría relacionados con el cáncer, recalcó.

La enseñanza del portugués, como lengua extranjera, es otra de sus apuestas, ya que cada año pasan por Coimbra un millar de estudiantes para aprender el idioma.

En el caso de los estudiantes brasileños, el rector destaca que ven en la Universidad de Coimbra su puerta para entrar y conocer la cultura de Europa.

En ese sentido, también se han preocupado en darle al centro universitario un sentido integrador con la acogida en los últimos años de estudiantes refugiados sirios para formarles y ayudarles o obtener un trabajo en Europa, argumenta Joao Gabriel Silva.