Raíces vegetarianas
“Mi partido tiene amplias y hondas raíces vegetarianas, pero hoy hay entrecot para cenar.”
El pasado 26 de mayo, Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del Partido Socialista, tras el batacazo en las elecciones europeas del día anterior en el que su partido pasó de 23 a 14 eurodiputados, anunció que se marchaba pero sin prisa. Que nada de dimitir en caliente y que habrá un congreso extraordinario a los dos meses. Algunos, entre los que me incluyo, salimos como lobos a pedirle el menú 1-2-3-4.
1 Dimisión inmediata, 2. Creación de una gestora lo más imparcial posible, 3. Primarias sin avales abiertas para todo el mundo y 4. Congreso para fijar una nueva dirección.
Eso hubiera sido lo lógico para reconocer las culpas, pedir perdón, asumir responsabilidades, garantizar el cambio, abrir el partido y limpiar Ferraz 70 de burócratas de medio pelo, especialistas en ganar congresos y perder elecciones. Cierto es que todo esto tiene mucho de Carta a los Reyes Magos y que estos, no existen. Los que sí existen son los Borbones y estos ya llevaban meses tramando el traspaso de corona.
En esta trama no podían faltar los cortesanos jamoneros habituales: el presidente del Gobierno y el (todavía) jefe de la Oposición. No me extrañaría tampoco que estuvieran informados los sindicatos, la patronal, la Conferencia Episcopal y hasta el Marqués del Bosque. Pero en cualquier caso estos eran actores secundarios. La clave para la estabilidad del régimen carnívoro es que el principal partido de la izquierda vote esta semana en bloque la Ley Orgánica de Chacinería, tanto en el Congreso como en el Senado, junto al principal partido de la derecha, para que la dieta carnívora sea de todos y no sólo de la derecha. Sin embargo, esto hay que hacerlo sin pudor alguno, con un partido que hace tan sólo dos semanas ondeaba banderas tricolores veganas en los mítines y cuya aplastante mayoría de afiliados puede que sea vegetariana. Y para la falta de pudor hacen falta especialistas que hagan tragar la morcilla a los 110 diputados y 66 senadores socialistas que tendrán que aprobar la dichosa ley.
Los habituales izquierdistas 60/60 (mayores de 60 que ganan más de 60) han salido en tromba a decir que ya está bien de tontadas, que ellos son vegetarianos como el que más, pero que donde esté un buen plato de jabugo que se quite la lombarda y que si los vegetarianos quieren cambiar su régimen, fácil lo tienen: 3/5 en las próximas elecciones, referéndum y Cortes Constituyentes. Ya, y una de bravas y otra de oreja a la plancha.
Con lo que no cuentan los señores 60/60, es que en las próximas primarias a puerta cerrada a Secretario General, alguno o alguna de los que se presenta, se envuelva en el vegetarianismo y pudiera ganar estos comicios, trastocando los planes trazados en Zarzuela faria en mano. Antes que esto pudiera llegar a suceder habrá que sacar el ‘valetudo’ habitual de trapos sucios y filtraciones y ser capaces de cambiar todo para que nada cambie.
Yo por mi parte le deseo lo mejor al próximo Felipe VI, a pesar de que Felipe VI suena a coñac barato del Mercadona y piense que en la Historia de España sólo haya habido cuatro reyes dignos de arrodillarse ante ellos y llamarles Majestad: el de oros, el de copas, el de espadas y el de bastos. Espero que Felipe VI de Borbón sea el primero de nuestros altos cargos que no se queje de la herencia recibida.
