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El giro estratégico de CiU hacia la independencia

Jordi Mumbrú

Los guiños de CiU hacia el independentismo catalán se han disparado durante este verano. Ahora van a quedar patentes el 11 de septiembre. Los nacionalistas aprovecharán la Diada de Cataluña para participar en una manifestación que estará encabezada por un lema contundente: Catalunya, nuevo Estado de Europa. La federación que gobierna Cataluña se va alejando lentamente de su tradición más pactista y de consenso que lideró Jordi Pujol para apostar por la “transición nacional catalana” que propugna Artur Mas, el actual presidente.

El Govern defiende que su principal objetivo es conseguir que Mariano Rajoy, que se reunirá con Artur Mas el 20 de septiembre, dé por buena la propuesta de pacto fiscal que el Parlament catalán aprobó en julio con los votos a favor de CiU, ERC e ICV y la abstención del PSC. La llave de la caja bastaría para satisfacer al Govern y a buena parte de los ciudadanos, pero nada hace pensar que Rajoy vaya a entregarla.

El más que probable “no” del presidente a la propuesta de pacto fiscal (que se basa en el concierto económico del País Vasco) daría paso al plan B, que abre la puerta de la independencia. “El dilema está servido: o hay pacto fiscal o se empieza la vía hacia el Estado propio”, anunció en agosto el secretario de organización de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Josep Rull. more

El nuevo lenguaje de CDC evidencia un paso adelante. Como si hubiera perdido el miedo a la separación de España. El mejor ejemplo de este cambio lo encarna Jordi Pujol. Como president de la Generalitat, fue capaz de mantener un discurso nacionalista catalán y, al mismo tiempo, votar en dos ocasiones a favor de la investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno.

Ahora es otro Pujol. El veterano político catalán sentenció en una reciente entrevista en el semanario Presència del Punt Avui que la estrategia de jugar a dos bandas que ha llevado a cabo CiU durante años está agotada: “Se ha acabado hacer la puta y la Ramoneta”, dijo un rotundo Pujol. En caso de no prosperar la negociación del pacto fiscal con el Gobierno de Rajoy, el ex presidente es partidario de apostar por la independencia: “El Govern y el Parlament deben ser valientes pero la sociedad también. (…) Catalunya sometida a las condiciones actuales no es viable”, mientras que la independencia “sería viable económica y socialmente”.

En Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que junto a CDC forma la federación de CiU, la idea de independencia tiene el freno puesto por su líder Josep Antoni Duran i Lleida, que ya dejó claro que “la independencia ni interesa ni conviene”. Aún así, entre los democristianos catalanes hay quienes están convencidos de lo contrario. El pasado sábado crearon el Colectivo Independentista de Unió que cuenta con unos 400 simpatizantes, según su fundador el alcalde de Vic, Josep Maria Vila Abadal.

El atrevimiento de los convergentes y de una parte de los democristianos, que están sustituyendo conceptos abstractos como “soberanía” y “autogobierno” para hablar sin complejos de “independencia”, coincide con el aumento de las tesis rupturistas entre la población catalana.

La crisis económica y las dificultades de muchas familias para llegar a final de mes han reforzado los argumentos contra el déficit fiscal que sufre Cataluña y han dado alas al independentismo. Cada vez son más los catalanes que creen que vivirían mejor en un Estado libre.

El pasado mes de junio, la encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat reflejó que el 51,5% de los catalanes votaría “sí” a la independencia en un hipotético referéndum, 8,2 puntos más que un año antes. Es la primera vez que en ese sondeo la cifra de independentistas supera el 50%.

Sin lugar a dudas, el sentimiento independentista también se alimentó de la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut, que provocó una protesta masiva en Barcelona en julio de 2010. Tras esa demostración de unidad, muchos catalanes sintieron que se rompía un importante lazo con el resto de España.

Esta presión también se está notando desde los ayuntamientos que, después de las consultas independentistas no vinculantes que organizaron en 2009 y 2010, han empezado ahora a votar declaraciones de independencia. El lunes, dos pequeños municipios de Osona, Sant Pere de Torelló y Calldetenes, celebraron un pleno extraordinario donde se aprobó, con los votos de ERC, CUP y algunos concejales de CiU, la Declaración de Independencia de Catalunya y la petición al Parlament de que tome ejemplo. También han reclamado a otros municipios que copien su iniciativa.

Desde las filas de CiU son conscientes de este avance del independentismo que se alimenta de una crisis que todavía va a empeorar. Por este motivo, la federación nacionalista se está acercando a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y es posible que busque el apoyo de los republicanos para aprobar los próximos presupuestos y se aleje del PP de Alícia Sánchez-Camacho.

De esta manera, si hubiera elecciones anticipadas en Catalunya, CiU tendría más fuerza para intentar seducir al votante independentista, que va en aumento aunque se vería obligada a dejar claro en su programa si realmente apuesta por la independencia.

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