Robert Adams y el salvaje oeste
Acaba de anunciar el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía la exposición Robert Adams: el lugar donde vivimos. Una selección retrospectiva de fotografías. Tras este infinito título que podría evocarnos un power point protagonizado por un familiar al que hace años que no vemos, se alza la muestra de uno de los fotógrafos más interesantes, turbadores e influyentes del panorama artístico. Anótenlo en sus agendas de cosas que deberían ver antes de que nos cierren los museos.
La obra de este profesor de literatura inglesa —impartió clase durante más de diez años en la Universidad de Colorado Spring— ha sido elogiada por la electricidad tranquila que irradian sus paisajes en blanco y negro. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los fotógrafos que mejor y más intensamente ha captado la esencia del Oeste norteamericano. Una visión que, a pesar de la evidente dureza de algunas de las imágenes y de su intención de denuncia, no se despeña desaliento abajo. Antes, todo lo contrario: resulta esperanzadora.
El extenso relato fotográfico de su Norteamérica de finales de siglo XX y comienzos del XXI le ha abierto las puertas del MoMA de Nueva York, el Denver Art Museum, el San Francisco Museum of Modern Art y el J. Paul Getty Museum, entre otros muchos. Además, en su vitrina descansan algunos de los galardones más importantes: el Spectrum International Prize for Photography (1995), el Deutsche Börse Photography Prize (2006) y el Hasselblad Award (2009).
La exposición, organizada por la Yale University Art Gallery, con la colaboración del MNCARS, recorre con detenimiento toda su trayectoria a través de cuarenta y dos libros y más de trescientas fotografías que van desde 1964 a 2008. Tendremos la fortuna de contemplar sus primeras instantáneas de monumentos y construcciones, pasear por sus emblemáticas series The new west y Summer night, y acabar en las imágenes más recientes donde captura las aves migratorias del Pacífico Oeste. Retuitéenlo. Merece la pena.
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