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¿Qué fue eso del Nuevo Periodismo?

Paula Corroto/DK

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De los sospechosos habituales del Nuevo Periodismo se ha escrito mucho. Ellos mismos, Tom Wolfe, Gay Talese, Hunter S. Thompson, Joan Didion, John Sack, Michael Herr y Jimmy Breslin, han tecleado mil y una veces cómo crearon esa marca en los setenta, cómo revolucionaron los formatos del reportaje, la entrevista y la crónica para dar luz verde a nuevas historias y cómo –ay, siempre esa nostalgia de los que quedan vivos– ahora, con tanto Twitter y tan pocos recursos, apenas se hace nada parecido.

Son muchos los periodistas que los han leído y alguna vez soñaron con hacer lo que ellos hicieron. Otros simplemente llegaron a estos estetas de pluma afilada desde la admiración, como el editor y cineasta Marc Weingarten, autor de documentales como God bless Ozzy Osbourne, que hace unos años se sumergió en sus biografías para dar a luz a uno de los tomos más completos sobre este grupo: La banda que escribía torcido, que se lanzó al mercado de EE. UU. en 2005 y ahora publica en castellano Libros del K.O.

“Estaban allí para contarnos historias sobre nosotros mismos de un modo hasta entonces inaudito. Había mucho en juego. El tejido social se estaba desgarrando en fisuras, el mundo estaba patas arriba… Así que se convirtieron en nuestros sabios orientadores, nuestros heraldos, incluso en nuestra conciencia moral: en los nuevos periodistas”, escribe Weingarten en este libro. Y así fue como surgieron textos como La mujer de tu prójimo, de Talese, un recorrido sobre la vida sexual de los norteamericanos en los años cincuenta y sesenta; Ponche de ácido lisérgico, de Wolfe, uno de los mejores retratos sobre los hippies; Miedo y asco en Las Vegas, de Thompson, el sueño americano pasado por el desparrame surrealista de la ciudad de los casinos; La banda que disparaba torcido, de Breslin, una estampa sin prejuicios del mundo de la mafia; o Democracy, de Joan Didion, en el que la periodista reflexiona sobre la pérdida de los valores democráticos en la sociedad estadounidense. A estos títulos se sumaron los de Truman Capote (A sangre fría) y Norman Mailer (Los ejércitos de la noche), ilustres invitados a este banquete de letras que dispuso sobre la mesa nuestras miserias y mezquindades como no se había hecho antes.

“En este libro se recorren las vidas y algunas de las obras de estos periodistas. Hay anécdotas como la de Mailer, que trabajó durante un año y medio en Time, y que aunque dice que aprendió mucho de periodismo en esta época, en su biografía se anota que le despidieron. Quizá Mailer mintiera. También hay muchas referencias al Quijote, a Cervantes y a la Generación Beat”, explica Stephen Marchand, traductor de este volumen, quien también resalta que se haya retratado a mujeres como Didion, ya que casi siempre se ha rellenado la etiqueta del Nuevo Periodismo con nombres masculinos.

Mucho se ha escrito sobre todos estos excéntricos plumillas, sin embargo, bienvenidas estas biografías. Nunca está de más conocer qué es lo que nos dejamos atrás en esta carrera por cargarse el periodismo.

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