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Euskadi da un paso al frente en respuesta a la crisis de la vivienda

Balcones de un edificio de viviendas

Gonzalo Garzón

La vivienda sigue siendo la principal preocupación de los ciudadanos, según el último barómetro del CIS: uno de cada tres encuestados la cita como el mayor de sus problemas. Hacen falta propuestas concretas y voluntad política.

Con esa realidad en mente, Donostia se convirtió el 19 de noviembre en el epicentro europeo del debate sobre vivienda. Más de treinta expertos internacionales, una docena de ciudades y los alcaldes de las capitales vascas y Pamplona participaron en House Action, el primer congreso internacional dedicado a las zonas tensionadas. Una cita organizada por el Departamento de Vivienda y Agenda Urbana del Gobierno Vasco con un objetivo claro: pasar de las palabras a la acción ante un problema estructural.

En opinión del consejero de Vivienda, Denis Itxaso, el debate no puede seguir atrapado entre quienes reclaman dejar actuar al mercado y quienes apuestan exclusivamente por la regulación. “Nos situamos en una posición de combate que va más allá de la mera intervención: la vivienda no es un activo financiero sino un bien de primera necesidad”. En su opinión, Euskadi ya cuenta con las herramientas y el diagnóstico necesario. Ahora es el momento de “activar reformas, recursos y acuerdos”, algo que requiere “un cambio cultural”.

El consejero detalló el amplio catálogo de políticas que el Ejecutivo vasco ha puesto en marcha en este año y medio de legislatura. Entre ellas destacó la nueva legislación del suelo y urbanismo, el incremento de recursos financieros, el control de precios, la reforma fiscal o el despliegue de incentivos al alquiler, como Alokaplus, que se abrirá a consulta pública en las próximas semanas. Además, anunció que Euskadi cuenta ya con un Plan Integral de Acceso a la Vivienda, cuyos primeros resultados se verán en 2026. Entre sus metas figura alcanzar un parque público de 50.000 viviendas en 2036, duplicando la proporción actual de vivienda protegida hasta llegar al 12%.

Instantes del evento 'House Action'

Lecciones de Viena y Ámsterdam

Una de las mesas más esperadas fue la dedicada a políticas internacionales. Viena y Ámsterdam, referentes europeos en vivienda social, expusieron sus respectivos modelos, que han demostrado ser capaces de contener precios, generar empleo y garantizar la integración social.

Veronika Iwanowski, portavoz y responsable de Relaciones Internacionales de Wiener Wohnen, la empresa municipal de vivienda pública de Viena, explicó que más de la mitad de la población de la capital austriaca vive en una vivienda social. La financiación estable, procedente en gran parte del 1% del IRPF, permite mantener un parque público que incluye también iniciativas privadas y del tercer sector orientadas al bien común. “Tenemos rentas asequibles, protección para los inquilinos y una mezcla social que evita la discriminación”, resumió.

En Ámsterdam, Richard Ronald —profesor de Housing que ocupa la cátedra Housing, Society and Space en la Universidad de Ámsterdam— recordó que la tradición de vivienda social supera ya los 150 años, aunque el reto sigue siendo enorme, y pasa por la necesidad de construir más de 400.000 viviendas. Ronald insistió en que los gobiernos deben trabajar “con urgencia” y que la colaboración público-privada y la diversificación tipológica, incluido el llamado cohousing, son clave para ampliar la oferta asequible.

El reto de Barcelona

House Action también sirvió para un diálogo inédito entre el consejero Denis Itxaso y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Ambos analizaron cómo las capitales europeas pueden ampliar la oferta de vivienda y frenar la especulación. Collboni destacó que medidas como el tope de alquiler y la declaración de zona de mercado tensionado (ZMT) han conseguido reducir los precios en torno a un 5% sin disminuir la oferta, que ha crecido en más de 1.000 pisos.

El alcalde recordó que, gracias a un Decreto-Ley fundamentado en la Ley de Vivienda, Barcelona recuperará 10.000 pisos del mercado turístico para uso residencial, “en un momento lo que nos costaría 10 años construir de vivienda pública”. Ambos mandatarios coincidieron en la importancia de incorporar la vivienda en la agenda europea y la necesidad de políticas sostenidas, con recursos, regulación y datos fiables para tomar decisiones estratégicas.

La visión técnica 

El catedrático y economista José García Montalvo puso sobre la mesa los retos para fomentar un mercado residencial asequible. Subrayó que los problemas de vivienda están concentrados en grandes ciudades y sus áreas metropolitanas, y que la “economía política” de los representantes públicos frena a veces la construcción de viviendas, al no querer depreciar la propiedad existente.

García Montalvo señaló la baja proporción de vivienda en alquiler en España (2,5% frente al 8% de la UE) y la inseguridad que perciben los propietarios. Destacó también la necesidad de vivienda social para colectivos vulnerables: jóvenes, familias monoparentales o inmigrantes. 

Experiencias locales y acción social

Por su parte, la alcaldesa de Biarritz, Maider Arosteguy, aportó la perspectiva de los municipios pequeños, con escasa capacidad para nueva construcción. Con más de 2.000 personas en lista de espera, su ciudad trabaja con la Mancomunidad del País Vasco para construir 250 nuevas viviendas, de las cuales el 60% serán sociales.

El director de Vivienda del Gobierno Vasco, Pablo García Astrain, cerró la sesión recordando que Euskadi ha sido pionera desde 1984 con la Ley Maturana y celebró el cambio de actitud de los ayuntamientos: “Ahora quieren todas las herramientas para intervenir en el parque de vivienda”.

Jon Insausti, Juan Mari Aburto y Maider Etxebarria  en la mesa redonda de alcaldes de las 3 capitales junto al viceconsejero de Vivienda

House Action no fue un congreso más. Por primera vez, las tres capitales vascas, Pamplona y ciudades líderes europeas compartieron estrategias en un mismo espacio. La asistencia superó las 400 personas y consolidó a Donostia como una referencia europea en políticas habitacionales.

El mensaje fue unánime: no basta con diagnosticar. Europa necesita políticas sostenidas, financiación estable y una mirada que combine regulación, producción de vivienda pública, datos fiables y acción social. Euskadi, con sus planes y avances recientes, quiso demostrar que lo importante no es solo legislar, sino actuar.

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