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Contratos a tiempo parcial: ¿oportunidad o trampa para las mujeres?

Sara Berbel

Los contratos a tiempo parcial son habitualmente considerados parte de las políticas activas de empleo y, por tanto, beneficiosos para la incorporación al mercado laboral de personas o colectivos con determinadas dificultades. El 72% de todos los contratos a tiempo parcial en nuestro país fueron ocupados por mujeres en 2014 según la EPA. Tales datos suelen ser explicados por el hecho de que ellas prefieren reducir su jornada fuera del hogar para así poder realizar tareas domésticas y de cuidado que tradicionalmente les han sido asignadas. Es la adscripción de género existente en nuestro imaginario colectivo la que conduce a pensar así. Sin embargo, una ojeada al Gráfico 1 muestra que esta visión es en gran parte errónea ya que la mayoría de mujeres (más del 60%) aceptan este tipo de contrato cuando no les queda otro remedio porque no se les ofrece ninguno a tiempo completo. Esto ocurre en toda Europa pero en nuestro país el dato es mucho más acusado.

Gráfico 1. Razones del Trabajo a Tiempo Parcial en Mujeres

Por otra parte, es cierto que un porcentaje importante de mujeres combinan sus contratos a tiempo parcial (voluntarios u obligatorios) con el cuidado de personas, en mucha mayor medida que los hombres, como muestra el Gráfico 2. Las razones que alegan son el precio demasiado elevado de los servicios de cuidado de niños y dependientes, así como la escasez de servicios de atención y cuidado a la dependencia.

Estas circunstancias tienen un serio impacto sobre sus vidas profesionales fundamentalmente porque los contratos a tiempo parcial ofrecen menores sueldos, generan menores prestaciones e impiden la promoción de las mujeres a cargos de decisión en las organizaciones. Por su parte, los varones son minoría en este tipo de contratos pero, además, cuando los tienen, no dedican su tiempo libre a los cuidados, sino a la formación u otras actividades que pueden colaborar en la mejora de su futuro profesional. Esta situación se repite de modo idéntico entre las personas que se hallan en situación de paro, mostrando claramente que responde a unos roles interiorizados en función del sexo y no a las necesidades sociales objetivas.

Gráfico 2. Personas ocupadas a tiempo parcial según motivo jornada parcial. España 2013. Fuente: Encuesta de Población Activa (EPA). Instituto Nacional de Estadística.

Parece imprescindible, en consecuencia, preguntarse por los pactos implícitos en la división entre el trabajo público y el privado, así como en la dicotomía que representan. En la práctica, los contratos a tiempo parcial no son una oportunidad para que las mujeres puedan incorporarse al mercado laboral sino que pueden convertirse en un pasaporte hacia la pobreza y en una trampa para el logro de la igualdad en todos los tipos de trabajos, sean remunerados o no.

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