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Assange destaca la encriptación del voto el 1-O ante la “fuerza coercitiva” del Gobierno español

Assange destaca la "guerra" en telecomunicación del Gobierno contra el referendum y la encriptación como respuesta

Europa Press

El editor y portavoz de WikiLeaks, el programador, hacker, ciberactivista y periodista Julian Assange, se ha pronunciado este miércoles sobre la “guerra híbrida” a nivel de impedimento tanto físico como en el ámbito de las telecomunicaciones que el Gobierno de Mariano Rajoy ha emprendido para impedir la celebración del referendum en Cataluña del pasado 1 de octubre, destacando la encriptación que, como forma de respuesta, promotores del 'procés' adoptaron para impedir la intervención estatal.

Assange ha impartido una videoconferencia desde la embajada de Ecuador en Londres --donde reside desde hace años para impedir su extradición-- para la apertura de la II edición del Congreso 'Move.net' sobre movimientos sociales y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), que se celebra esta semana en la Universidad de Sevilla (US), en tanto que “buen ejemplo de las consecuencias de una toma de posición” y destacado referente en la intersección entre nuevas tecnologías y activismo social, así como de “una nueva forma de comunismo que democratiza la información”, según los organizadores del evento.

El ciberactivista, que asegura haberse mantenido informado sobre el desafío soberanista catalán con la lectura diaria de la prensa, ha rechazado tener una postura concreta sobre el conflicto, “pero sí que tengo una opinión sobre los métodos que ha utilizado el Gobierno español” para tratar de controlar una cuestión cuya naturaleza política, “en muchos sentidos, no es algo nuevo: una disputa entre un grupo cultural grande, más poderoso, y otro más pequeño, un estado regional”.

“Los métodos son muy interesantes. No habíamos visto antes un conflicto en la era moderna de Internet entre un Estado desarrollado occidental y otra parte occidental, también desarrollada”, ha resaltado Assange, para poner a continuación el foco en las técnicas de “represión y control” usadas por el Ejecutivo nacional, así como las de “resistencia” utilizadas a su vez en respuesta, como la creación de “formas alternativas de control voluntario, grupos que se juntan para crear una especie de elemento soberano”.

A pesar de que la administración central podría simplemente haber dado por ilegal la votación e ignorarla, “por distintas e interesantes razones decidió no hacer esto”; en su lugar, “intentó atacar físicamente y de otras formas esta votación”. Si las demostraciones de fuerza de los cuerpos de seguridad son “un método tradicional cuando la población hace algo que no quiere el Estado”, ha desgranado también técnicas “novedosas” para socavar la organización del referendum ante la imposibilidad de “llegar a la población en su conjunto” como el 'hacking', la interceptación de llamadas telefónicas, el intento de eliminar el dominio de Cataluña de la red o la ocupación de edificios de telecomunicaciones en la región, que les permitió “contar con una ventaja”.

Pero la respuesta fue el uso de la criptografía, “con un programa muy sencillo que puede permitir a las personas introducir su nombre y dirección para ver dónde deben votar”, con lo que, según Assange, “se ganó otra ventaja frente a la capacidad del Gobierno de Rajoy de perturbar la organización”, algo que ha calificado de “muy interesante”.

Y es que “ni un estado con armas nucleares puede solucionar un problema masivo: hay problemas matemáticos que ni siquiera los mejores pueden solucionar”. En resumen, “el Estado, con su fuerza coercitiva, no pudo deshacer una operación matemática que se había realizado en sentido universal”, impidiendo que el Gobierno “pudiera distinguir y ver qué se decía, y así 'apagar' las comunicaciones”. En este sentido, el portavoz de WikiLeaks ha aludido a que otras empresas “muy poderosas”, como Apple o Google, también usan esta fórmula para crear “nuevos superestados digitales”.

Internet como “enorma herramienta de represión”

La inclusión en su discurso de compañías de referencia en el sector de las telecomunicaciones sirvió al periodista para incidir en otros asuntos, como la ventaja que EEUU puede adquirir frente a otras naciones al poder ejercer presión sobre empresas que puedan proporcionar datos de sus usuarios, algo que el resto de países no está en disposición de llevar a cabo. No obstante, la línea roja que a estas multinacionales “no les interesa cruzar” es que “quieren hacer negocios con el Estado, pero no trabajar gratis ni ser de su propiedad”.

Assange también ha tocado temas como la cada vez mayor competencia para prestar servicios, la conversión de Internet en una “enorme herramienta de represión” y el condicionamiento del comportamiento a través de la inteligencia artificial, la crisis ideológica --“hay que tener nuevas ideas, pues si no muchos vuelven a ideas antiguas como el poder de la nación, la raza o la religión”-- o el estado de “incertidumbre” de cara al futuro en el mundo occidental, que en su opinión procede del periodo posterior de supremacía estadounidense, donde la canalización del malestar de la población hacia su elite, unido al auge de los partidos de la extrema derecha en Europa, deriva en la aparición de “populismos” que “pueden afectar de forma bastante predecible a la clase política”.

Aquí surge un fenómeno nuevo, el de la preocupación acerca de la información que las personas puedan recibir por la red, pues se impulsan “estallidos democráticos” y el trayecto entre una idea y el consenso para hacerla avanzar “se vuelve más fuerte”. Como ejemplos, Assange cita el auge de Podemos o el de Bernie Sanders en EEUU, ya que “pasó de un tres por ciento a casi derrotar a Hillary Clinton, algo que habría hecho si no hubiera sido por la corrupción del partido demócrata”.

Por último, el fundador de WikiLeaks ha puesto en valor el trabajo de este medio en tanto que difusor de historias “que se suprimen activamente, siguen atrapadas en las agencias de inteligencia e instituciones y son, en mi opinión, las que más van a contribuir al cambio y, quizás, a la justicia”. “Creo que resulta muy alentador que un pequeño organismo comprometido, con trucos de criptografía en la mochila y un apoyo muy básico, se haya extendido por todo el mundo. En muchos casos hemos vencido, en otros hemos tenido una especie de empate, pero nunca hemos perdido”, ha apostillado.

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