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La factura que asume Pablo Iglesias por renunciar a hacer campaña en Andalucía

Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en el único acto de precampaña en Málaga de Unidas Podemos.

Daniel Cela

“Para ganar en España, hay que tener un buen resultado en Andalucía”. Esta frase pertenece a tres ex presidentes del Gobierno en tres tiempos distintos de la historia: Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy. Era una máxima común y fiable, al menos hasta que sucumbió el bipartidismo. Andalucía representa la quinta parte de la población electoral, es la región más poblada, pero además tenía un peso mayor que Catalunya para los candidatos en las generales, porque aquí no existía el factor distorsionante del nacionalismo y la pelea era exclusiva de los líderes nacionales.

A pesar de todo esto, Pablo Iglesias es el único de los cuatro principales candidatos a la Presidencia del Gobierno que llegará al domingo 28 de abril sin haber hecho campaña electoral en Andalucía. Su equipo lo atribuye a las “circunstancias”, porque el líder de Unidas Podemos tenía previsto reunirse este lunes con los estibadores en Algeciras (Cádiz), y el martes iba a ofrecer un mitin en Sevilla, pero el lío de los dos debates consecutivos en televisión ha sacado esos planes de la agenda. Y ya no hay hueco para dar prioridad a Andalucía en la recta final.

No deja de ser una anomalía que el candidato a gobernar el país no haga campaña en Andalucía. Es más, no hay antecedentes de que un dirigente -y menos de izquierdas- prescinda de llevar su mensaje a una comunidad que, antes del fin del bipartidismo, era determinante para poner y quitar al inquilino de Moncloa. En Andalucía hay 6,5 millones de votantes y 61 de los 350 escaños del Congreso en juego. Además, en estas generales que van a reeditar la tradicional pugna entre el bloque de derechas e izquierdas, su historia reciente juega un papel fundamental en la campaña. Andalucía es el espejo mágico en el que se miran las derechas, tras el resultado de los comicios del 2 de diciembre, que permitió a la suma de PP, Ciudadanos y Vox arrebatarle el poder a la única región de España que nunca había sido gobernada por la derecha desde la restitución de la democracia.

Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal han intensificado su agenda en esta región clave -los dos primeros apelando al Gobierno PP-Cs de Juan Manuel Moreno Bonilla; y Sánchez ha triplicado sus actos en Andalucía durante la larga precampaña para recordar que el soporte de ese Gobierno es la extrema derecha que quiere derogar leyes de Memoria, de Igualdad, de lucha contra la violencia de género y deportar inmigrantes. Andalucía, por último, es la región donde el PSOE de Susana Díaz optó por pactar la gobernabilidad con Ciudadanos cuando podía hacerlo con Podemos, y ésa es la pregunta talismán que Iglesias está haciendo en su ruta por toda España. Excepto aquí. Este miércoles, la caravana del líder morado hace escala en Castilla y León, fuero tradicional del PP, donde Podemos sólo tiene tres diputados.

En las elecciones generales de 2016, Unidos Podemos logró algo más de cinco millones de votos en el conjunto del país -71 escaños- de los cuales el 15,7% le vino de Andalucía: 787.055 papeletas (11 escaños). Aquella campaña contó con más presencia de Iglesias -famoso fue su primer mitin multitudinario en el que apeló al “duende andaluz”- y con la participación activa de Teresa Rodríguez. La formación morada obtuvo el 21,1% de los votos en España, y el 18,5% del escrutinio en Andalucía, donde el respaldo quedó por debajo de su marca nacional. Unidos Podemos sacó un diputado por provincia (excepto en Almería), y tres en Sevilla, dos en Málaga y dos en Cádiz. Ahora afrontan con mucha dificultad revalidar esa marca, porque “el PSOE de Pedro Sánchez va a rentabilizar mucho más el voto útil en Andalucía tras la victoria electoral de la derecha, y porque el PSOE de Susana Díaz está movilizando a sus bases mucho más que en las andaluzas, pensando ya en clave orgánica para volver a plantar cara a Sánchez”, argumentan fuentes de Podemos Andalucía.

“Está hablando mucho de Andalucía”

En el equipo del candidato morado no se le da mayor importancia a la falta de actos públicos en Andalucía. “Pablo está hablando mucho de Andalucía. En todas partes de España, lo que pasó aquí en las andaluzas es una idea fuerza”, dice una persona próxima. “Pablo Iglesias habla de Andalucía como quien habla del lobo, y lo hace en el norte, pero aquí ha renunciado a hacer campaña en positivo para los andaluces, y quizá ahora era más necesario que nunca”, se queja un miembro de la ejecutiva de Teresa Rodríguez, que admite “no estar muy activo” esta campaña. En general, la movilización de Podemos e IU en Andalucía está siendo modesta, en parte porque la Semana Santa ha neutralizado el 50% del periodo de campaña, pero también tienen que ver otros dos factores: uno es el cansancio y la decepción que supuso la derrota de las andaluzas para el equipo de Adelante Andalucía; y el otro es la siempre convulsa clave interna.

Los candidatos andaluces de Unidas Podemos a las generales han sido elegidos por la dirección estatal, en unas primarias que se convocaron en mitad de la campaña de las andaluzas, y que dejaron fuera a todo el entorno de Rodríguez. Todos en la lista del 28A son pablistas, enterrando así la aspiración de la líder de Podemos Andalucía de tener grupo propio en el Congreso. De las ocho provincias, siete cabezas de lista son de la formación morada y sólo una es de IU: Alberto Garzón por Málaga.

Oficialmente, tanto Podemos como IU en Andalucía relativizan la ausencia de campaña electoral de Pablo Iglesias en su territorio. “En Semana Santa es imposible y luego los dos días seguidos de debate... Hemos buscado alternativa con los compañeros de Madrid, pero no ha habido manera. No porque él no quisiera, sino por las circunstancias”, dice Pablo Pérez Ganfornina, secretario de Organización de Podemos Andalucía, y quien coordina la campaña de Iglesias en esta comunidad. “En Andalucía los dos referentes estatales son Garzón, por Málaga, y Noelia Vera, por Cádiz, que están llevando el peso de la campaña aquí. Yo no haría una interpretación política de la ausencia de Iglesias, ha sido culpa de una serie de infortunios”, explican fuentes de IU. Teresa Rodríguez está al margen de la campaña, debido a su baja por maternidad. En su lugar, el coordinador regional de IU y actual portavoz de Adelante Andalucía, Antonio Maíllo, tiene una intensa agenda, con prácticamente dos actos al día en Málaga, Almería, Granada, Huelva, Jaén, Sevilla...

Una campaña “más de calle”

Eva García Sempere, miembro de la ejecutiva regional de IU y número dos por Málaga, admite que le hubiera gustado contar con más presencia de Iglesias, “pero hay que priorizar, y él tiene que estar en los debates de más calado en la recta final”. La ex diputada está a pie de calle y percibe que “el voto está movilizado, pero hay mucha incertidumbre”, apelando al 40% de indecisos que señalan los sondeos. “Ya no se apuesta por llenar grandes espacios como en 2016, esta campaña es más de calle, de barrio, del boca a boca”.

“Garzón no está supliendo el hueco de Iglesias en Andalucía, simplemente se ha apostado por este formato de campaña, consensuado entre Podemos, IU y Equo. El perfil de Alberto en Andalucía tiene más tirón que el de Pablo, y la idea era sacar el máximo partido a la presencia de cada uno”, explican desde el equipo del cabeza de lista por Málaga. En los barrios obreros de Sevilla se ven carteles con la cara de Pedro Sánchez, candidato del PSOE, y de Alberto Garzón. Unidas Podemos ha preferido no usar la cara de Pablo Iglesias, que personalizó la campaña de las generales en 2015 y 2016 y llegó a aparecer en la papeleta de las europeas en 2014. En su lugar utiliza imágenes de ciudadanos anónimos con el lema La historia la escribes tú. Sin embargo, IU ha costeado de su bolsillo una “microcampaña” y un spot audiovisual propio para que sus candidatos tengan en las calles la visibilidad que le falta en las listas, frente a la sobrepresencia de Podemos.

El papel de la izquierda alternativa

Politólogos, sociólogos y pensadores que ven la campaña electoral desde la barrera extraen distintas conclusiones sobre el papel que está jugando la izquierda alternativa al PSOE en esta comunidad. “Me choca lo silencioso de la campaña de Podemos en Andalucía. No se han dado cuenta de que no pueden sacar buenos resultados en España sin tenerlos antes en Andalucía”, dice el catedrático Juan Torres, responsable del programa económico de Podemos en 2015. Torres resta importancia a la “presencia física” de los candidatos en una campaña que se dirime, sobre todo, en televisión y redes sociales. Pero sí ve un “grave error” de Iglesias “no haber sabido articular un discurso propio de partido para Andalucía”. “La dirección nacional de Podemos ha despreciado siempre Andalucía, probablemente porque se les escapó de las manos y permitió que el control lo tomase la corriente Anticapitalista de Teresa Rodríguez”, dice.

El profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, Ángel Cazorla, también cree que esa “brecha entre la dirección de Podemos y los Anticapitalistas” ha influido al “minusvalorar” la importancia de que Iglesias tenga una presencia más activa en Andalucía, cuatro meses después de que se haya formado un Gobierno de centro derecha con apoyo de la extrema derecha. “Iglesias no es muy bienvenido en Andalucía, hacer una campaña intensiva aquí sería como predicar en el desierto”, dice Cazorla, coautor del antiguo Egopa, el barómetro de intención de voto más reconocido de Andalucía (hoy desaparecido). No obstante, el politólogo advierte de que “la pérdida de apoyo de Podemos en Andalucía no se debe a Iglesias, sino que es algo estructural de los partidos a la izquierda del PSOE, que no han sabido cristalizar una alternativa creíble”. “Unidas Podemos ha calibrado la balanza coste-beneficio y piensan que Iglesias puede generar más reactividad y recelos que apoyos en Andalucía. Al estar en disputa abierta con el PSOE, han optado por provincias seguras, donde los restos de votos y el sistema electoral no les resten posibilidades”, concluye Cazorla. 

El profesor de literatura andaluz, Javier Aristu, es más duro en su planteamiento: “Dejar a Garzón y a Maíllo el peso de la campaña en Andalucía, por mucho que ellos conozcan más la realidad de esta región, es un inmenso error. Si Iglesias tiene un proyecto de carácter estatal, debía haber impuesto en su agenda algún espacio singular para Andalucía”. Aristu reconoce su “estupor” por la ausencia de Iglesias y por la “campaña de baja intensidad de Unidas Podemos en una comunidad donde la izquierda se juega su credibilidad”. El que fuera secretario del PCE en Sevilla entre 1982 y 1987, que acaba de publicar recientemente un estudio sobre la izquierda andaluza y el tardofranquismo en ‘El oficio de resistir’, recuerda que “la gran bolsa de votos que tiene la izquierda en este país está en Andalucía” y no ve a Iglesias “cediendo ese espacio de manera gratuita a un PSOE que aspira a recuperarse del golpe de las andaluzas”.

El historiador Carlos Arenas, que analiza en sus libros la idiosincrasia del centro izquierda andaluz, se aparta de análisis orgánicos de partido, pero advierte de que la situación política actual de Andalucía requería “una mayor implicación y compromiso de las fuerzas progresistas”. “El voto de Podemos es urbano, y aquí se necesita un esfuerzo que no se ha hecho por llegar a los pueblos. No sabemos lo que nos pasa, no conocemos la historia andaluza, y los de Madrid no se enteran”, subraya Arenas.

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