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Elevación de sello sevillano para soluciones globales

Sevilla —
24 de noviembre de 2025 10:11 h

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Elevadores que llegan a los 10.000 kilos de carga, elevadores de carga acompañada, montacargas, plataformas; ascensores para viviendas, comercios y edificios públicos y también para vehículos; mesas elevadoras de tijera, plataformas de trabajo….

Hidral lleva 50 años aportando soluciones e innovaciones técnicas al mercado de la elevación y la accesibilidad desde Sevilla.

La empresa cuenta con más de 28.000m² de superficie industrial repartidas entre el Polígono Parsi y el Polígono El Pino de la capital hispalense. Visitar sus instalaciones invita a formar parte de una rutina que no cesa. Cortar, soldar, pintar, ensamblar… “Todo se fabrica aquí. Entran tochos de hierro y placas de chapa y salen ascensores”, cuenta su director general, Florencio Chacartegui, mientras recorre una de las naves de trabajo.

ADN internacional

Hidral fue fundada en 1975 por Florencio Chacartegui padre junto a un par de socios. Su hijo Florencio recuerda que fue la época en la que las grandes multinacionales del sector aterrizaron en España. La compañía sevillana despuntó gracias a un montacargas de hasta 750 kg —el modelo EH-500— que “tuvo bastante éxito”. 

“Mi padre era una persona muy inquieta. Ahora se llamaría emprendedor”. Esta actitud ha hecho que, como destaca Chacartegui, “la empresa siempre haya tenido una vocación internacional”. 

Hidral es principalmente exportadora y en la actualidad sus ventas en el extranjero suponen un 70% de la facturación. En sus inicios no era raro que su fundador se escapase a Sudamérica sin previo aviso y con el relevo generacional —en 1998— esta línea estratégica se ha mantenido. 

En el año 2000 se profesionalizó la internacionalización y desde entonces cuentan con muchos puntos de servicio repartidos por todo el mundo. Está presente en más de 120 países y, más allá de su sede sevillana, cuenta con oficinas en Países Bajos, Londres, París, Cuneo, Beirut e incluso Moscú.

El mercado más potente es el europeo y ha desarrollado una línea comercial en el África subsahariana que “está yendo bastante bien”. Las ventas también destacan en países como Australia y Nueva Zelanda y se les resiste China. Pero ya tienen un nuevo objetivo: India. “Va a ser un mercado que va a crecer significativamente por la migración de la gente del campo a la ciudad. En cuestión de elevación, de ascensores… va a ser bestial”, augura Chacartegui.

“Líder mundial”

Hidral se hace fuerte en ventas de elevadores de cargas. “Es un mercado de nicho sin grandes volúmenes, pero podemos ser líderes a nivel mundial de ese tipo de productos”, destaca Chacartegui. 

Trabajan con compañías ascensoristas, pequeñas empresas y en sectores industriales y de servicios. Con esa filosofía han aglutinado una cartera de más de 250 clientes y tienen a las multinacionales como aliadas.

“No entramos en competencia con sus propias fábricas ya que no estamos en el corazón del ascensor convencional. Hacemos ascensores pequeñitos para casas particulares o ascensores muy grandes dedicados a centros comerciales, aeropuertos, garajes…”, explica Chacartegui.

Y la fórmula da resultado: la empresa, con más de 300 empleados, facturó unos 50 millones de euros en 2024 mientras que prevé alcanzar los 55 millones en este ejercicio. En esta apuesta por el crecimiento Chacartegui tiene una idea clara: “siempre vamos a competir en valor y vamos a ser valientes con los precios”.

Diversificación

Pese a que el mercado de la elevación y la accesibilidad es “atractivo porque es muy robusto y con pocas alteraciones derivadas de la coyuntura económica”, Hidral ha diversificado su negocio.

En 2016 se creó Hidral Gobel para dar soluciones de accesibilidad al transporte público y privado. Es una empresa ubicada en Álava en la que se diseñan rampas automáticas y manuales para autobuses. Además se desarrollan sistemas adaptados de conducción para personas con movilidad reducida.

Otra de las divisiones de la empresa es ACROS, dedicada a facilitar el acceso a edificios y, en general, a salvar barreras arquitectónicas.

Gobernanza madura

En 50 años, Hidral también ha sufrido sus dificultades. Chacartegui reconoce que, en su misión por consolidarse globalmente, la fábrica que tuvieron en EE.UU. fue “un fracaso”. También tuvieron que cerrar la sucursal en Brasil.

Estos dos reveses propiciaron un punto de inflexión en 2017 cuando se constituyó un Consejo de Administración para gestionar la gobernanza de la empresa. Así, toda la responsabilidad no caía en el director general.

Tres hermanos Chacartegui —“que no son directivos de la empresa”— y dos consejeros externos configuran un equipo que vela por el devenir del proyecto. “De lo de Brasil y EE.UU. se aprende. Ahora estamos muy contentos de tener consejeros externos y que las decisiones, sobre todo de futuro, se tomen consensuadas en un grupo de cinco personas”, apunta el consejero delegado.

Chacartegui ha sabido tomar su sitio para facilitar el desarrollo empresarial. “Aconsejaría a que se aprendiera a delegar y a rodearse de un equipo magnífico; dejarle hacer cosas y que se equivoquen. Al final la equivocación es un aprendizaje”, concluye.