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La crisis dispara el número de trastornos mentales

Fernando Vicente

Uno de cada cuatro andaluces ha necesitado alguna vez los recursos de salud mental del Servicio Andaluz de Salud. Una cifra que se ha incrementado notablemente en los últimos tiempos, como consecuencia de la interminable crisis económica que sufren las familias.

Esa es una de las principales conclusiones del informe sobre “La Situación de los Enfermos Mentales en Andalucía”, presentado ante el Parlamento andaluz por el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. “La crisis está influyendo en la salud mental de los andaluces, y mucho”, asegura Chamizo a eldiario.es/Andalucía.

Según las cifras aportadas por Chamizo, como consecuencia de la crisis, en Andalucía “la depresión severa ha crecido un 8%. Igual ocurre con la ansiedad”. Y para enfatizar la gravedad del problema, el Defensor del Pueblo añade que “una de cada tres personas que van a pedir ayuda a un centro de atención primaria, o de salud mental, tiene problemas relacionados con la crisis económica, fundamentalmente con el paro”.

A pesar de estas cifras, la realidad es que existen muy pocos estudios sobre como la crisis económica está influyendo en la salud de los ciudadanos. En su ausencia, uno de los indicadores básicos utilizados para medirlo es la tasa de suicidios. “Estudios realizados en países de la UE y de la OCDE muestran que por cada incremento de un 1% en la tasa de desempleo, se produce un crecimiento del 0,79% en la tasa de suicidios de menores de 65 años de edad”, afirma la especialista en Salud Pública de la Junta de Andalucía Soledad Márquez, en una presentación sobre diferentes estudios que analizan el impacto de las crisis en la salud.

Son estudios generales, y no relacionados con la actual crisis económica que asola buena parte de Europa. Pero España sí cuenta con uno que analiza específicamente el impacto de la actual crisis económica sobre la salud mental de sus habitantes: “Los riesgos para la salud mental de la crisis económica en España”.

Publicado en el European Journal of Public Health de la Universidad de Oxford en abril de 2012, sus autores parten también del “incremento de la tasa de suicidios entre los menores de 65 años (de un 5,16 por 100.000 habitantes en 2007 a un 5,56 en 2008)”, para afirmar que España “es uno de los países” en el que las consecuencias de la crisis “han sido de las peores”.

Para intentar cuantificarlo, su estudio se basa en el análisis de dos grandes muestras de pacientes de centros de atención primaria con desordenes psiquiátricos. Una, de 7.940 personas atendidas en 2006,“antes de que los signos de declive económico fueran evidentes”, dicen. Y otra de 5.876 pacientes atendidos entre febrero de 2010 y abril de 2011.

Efectivamente, los datos corroboran sus hipótesis: Entre ambas muestras la prevalencia de depresión mayor aumenta más de un 19%, y la dysthimia, o depresión menor, casi un 11%. La ansiedad generalizada otro 8,4%, mientras que los ataques de pánico aumentaron un 6,4%. Otro clásico en los estudios sobre cómo afectan las crisis a la salud es el alcoholismo. Según el estudio los casos de dependencia aumentaron un 4,6% y los de abuso otro 2,4% entre el 2006 y el 2011.

La correlación con el paro

El estudio va más alla, y busca correlaciones entre estos incrementos y otras variables como edad, sexo, educación, lugar de residencia, situación laboral, personal y familiar… Los resultados más significativos se refieren al desempleo. Así, concluyen que el riesgo de padecer depresión severa entre los desempleados es del 3%, pero sube hasta un 23% si se tiene en cuenta el paro en la familia y no sólo en el paciente que acude al centro de salud.

De la misma manera, un 22% de los pacientes reconocieron tener problemas con sus hipotecas, y, tras ajustar estos datos con los del desempleo, calculan que el riesgo de padecer depresión en este caso es del 11%. “Para un varón de 40 años con múltiples factores de riesgo económico (desempleado, familiar desempleado y atravesando dificultades para pagar la hipoteca), estimamos que la probabilidad de depresión es de 0,65 frente al 0,35 de ese mismo varón sin dichas características”, documentan los autores del estudio.

Al final, su conclusión es contundente. “Muchas áreas de gasto público se están viendo afectadas por el esfuerzo de Gobierno por obtener la confianza de los inversores a través de demostraciones de austeridad, incluyendo recortes a la primera línea de los servicios esenciales de salud mental. Dada la prevalencia creciente de desórdenes mentales que hemos observado entre los pacientes de atención primaria, hay un riesgo de que (los recortes) empeoren los riesgos para la salud mental de las poblaciones más vulnerables a la crisis financiera”.

Exactamente lo mismo que constata el Defensor del Pueblo Andaluz en su informe sobre la situación de los enfermos mentales en Andalucía, elaborado fundamentalmente a través del análisis de las quejas ciudadanas que le llegan. Pero Chamizo va más allá: “Los recortes en temas de salud y en temas sociales son un error que puede acabar en un estallido social”, advierte.

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