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El encanto del olor a gasolina por la mañana

El piloto conileño Marcos Ramírez, que compite en Moto3 en el Mundial

Lucas Haurie

La pasión por la velocidad y la gasolina se corporeizan cada año en Andalucía con las carreras del circuito de Jerez, sobre todo con el Campeonato del Mundo de motociclismo, que tiene su cita el próximo fin de semana. Por el contrario, no solemos ver pilotos andaluces en la élite de las dos ruedas, un campo más propio de madrileños, valencianos y catalanes, principalmente. Como parte de la estadística contestataria a lo anteriormente dicho está Marcos Ramírez (Conil de la Frontera, 1997), que lleva toda la vida acelerando para llegar a lo más alto. Y va camino de ello. Estará en la parrilla de salida de la carrera Moto3 en el vecino Jerez.

No ha sido un camino sencillo para el conileño, que ha disputado y ganado pruebas de distintas categorías, tanto a nivel regional, nacional como internacional, pero su esfuerzo y sacrificio diarios le han llevado por fin a estar entre los mejores. Todo comenzó en el último tramo del pasado año. Ramírez disputó las últimas nueve pruebas del Mundial con el equipo Platinum Bay, con el que continúa este año, compitiendo desde el inicio con su flamante KTM, moto que ya le ha permitido subirse al podio en varias ocasiones, como en el Mundial júnior de Moto3 del pasado año con el equipo Leopard, donde fue subcampeón tras tener muy cerca el primer puesto del cajón.

Precisamente en este campeonato ganó una carrera y fue segundo en la otra manga del circuito de Jerez, lugar que conoce bien y donde espera estar entre los mejores en categoría absoluta. Marcos Ramírez ‘Marquitos’ pasea el nombre de su pueblo por cada circuito. Y ya empieza a ser reconocido.

Su pasión por la velocidad le llegó muy pronto, motivado y contagiado por la afición de su padre, piloto amateur de motocross y representante ahora de las cuitas de su vástago. Presume de haberse subido a un quad con dos añitos. Unos años después probó con el motocross y con el Dirt Track (una modalidad practicada en Estados Unidos). Y ya empezó a pisar podios. Ya con las velocidades de las mini motos logró el Campeonato de Andalucía de 2008 en la categoría Mini GP. Los años posteriores fue ascendiendo de categorías, de 80 a 125, y siguió cosechando éxitos.

Sin siquiera haber alcanzado la mayoría de edad, Marquitos continuó su ascenso hasta las categorías de 600 y 1000, en las que en 2015 se proclamó subcampeón de España y campeón sub 21, respectiva y simultáneamente: el chaval disputaba sendas pruebas el mismo fin de semana. La preparación física y mental en esos trances se antoja esencial.

No queda ahí la cosa, ya que además alternaba entonces las pruebas de Dirt Track y Supermotard (otra disciplina que combina la velocidad con el motocross), sin olvidar sus participaciones en el Mundial de Supersport, en el que adquirió oficio de cara a su esperado salto al Mundial de motociclismo, que al fin este año ha llegado a la categoría absoluta de Moto3. En el circuito australiano de Phillip Island fue séptimo, a sólo cuatro décimas del tercero, mientras que en el Gran Premio de Malasia terminó sexto, su mejor resultado hasta la fecha.

Esta temporada llega a Jerez en el puesto decimoquinto del Mundial, en virtud de los 10 puntos logrados en los circuitos de Qatar y de Argentina, pero promete ganas de destacar en casa y de consolidar el camino hacia su primer título mundial absoluto, aunque de momento se conforma con ser el mejor debutante de la temporada en la categoría.

Aún tiene una quincena de oportunidades por delante para cumplir su sueño, aunque Marquitos mantiene los pies en el suelo cuando se apea de la moto. Estudia INEF, pero le cuesta compaginarlo con el deporte de máximo nivel, sobre todo si es por la atracción que produce el olor a gasolina por la mañana en los entrenamientos.

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