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El álgebra de la frontera
En septiembre de 2001, 18 días después del ataque a las Torres Gemelas, la escritora india Arundhati Roy publicaba en The Guardian un artículo con el título “El álgebra de la justicia infinita”. En ese escrito, Roy cuestionaba la política de venganza del Gobierno de los Estados Unidos, liderados entonces por Bush, y los ataques al pueblo afgano que bajo el lema de Operación Justicia Infinita se estaban produciendo con la misma crueldad y frialdad con la que aquellos pilotos suicidas terminaron con la vida y las ilusiones de casi 3000 personas en el World Trade Center. Si bien es cierto que le cambiaron el nombre a la operación a “Libertad Duradera”, las intenciones eran las mismas: masacrar a todo un país, Afganistán fue esa vez el elegido. Si no leyeron el artículo en su momento, les recomiendo que lo hagan porque es una gran reflexión hecha desde la inteligencia y el sentido común.
Entre otras cuestiones, la señora Roy se pregunta, (de ahí lo de álgebra en el título):
The sophistry and fastidious algebra of infinite justice. How many dead Iraqis will it take to make the world a better place? How many dead Afghans for every dead American? How many dead women and children for every dead man? How many dead mojahedin for each dead investment banker? algebra of infinite justice
(La sofisticada y fastidiosa álgebra de la justicia infinita. ¿Cuántos iraquíes muertos más hacen falta para que el mundo se convierta en un lugar mejor? ¿Cuántos afganos por cada americano muerto? ¿Cuántas mujeres y niños por cada hombre muerto? ¿Cuántos mujaidines por cada banquero de inversiones muerto?) álgebra de la justicia infinita
No, no quiero hablar de Afganistán, ni siquiera de la política militarista del país del tío Sam, pero sí quiero tomar prestado parte del título del artículo de Roy, sólo la parte del álgebra y la inspiración de las preguntas. No me sirve mucho lo de justicia infinita del título toda vez que estamos asistiendo en nuestro país a uno de los espectáculos más tristes que se pueden presenciar en cuanto a justicia se refiere, al agravio comparativo que supone ver que no todos somos iguales ante la ley y que una señorita, educada con nuestros impuestos, a la que le pagamos hasta las bragas, se va de rositas escudada bajo las alas de Cupido. Tantos estudios que le hemos pagado para que la niña no se entere de nada...
En fin, volviendo al artículo de Arundhati y a sus preguntas, la que me golpea la cabeza desde hace unos días es: ¿cuántos africanos muertos más hacen falta para que se intente solucionar el problema de la inmigración? Resulta cuanto menos paradójico que con un Gobierno liberal con todas las fronteras abiertas para el dinero (y para nuestros investigadores científicos, para que se vayan, claro) tengamos las fronteras tan cerradas para la gente de tez morena. Bueno, de tez morena y pobre, claro. Tenemos las puertas abiertas de par en par para cualquier mafioso que quiera montar un emporio de vicio y prostitución, pero concertinas y pelotas de goma para unas personas que el único pecado que han cometido (y no ha sido voluntariamente) es nacer unos kilómetros más abajo. ¿Les condena eso a vivir para siempre en la más absoluta de las miserias? ¿No emigraron nuestros mayores cuando en España no tenían para sobrevivir decentemente? Sí, ya sé que iban con el contrato bajo el brazo y tal, o sea, que eran más afortunados que estos subsaharianos que se juegan la vida en el mar en busca de un futuro menos tenebroso que el que les ofrece su país. ¿No están emigrando muchos españoles actualmente porque los muy incrédulos no terminan de ver los signos de recuperación económica?
Y no, como decía hace un par de días Isaac Rosa, no voy a responder a la pregunta trampa.
Joder, son personas, son jóvenes, solo quieren sobrevivir. ¿Cuántos más tendrán que morir para que los responsables políticos se sienten a plantear una solución estructural al problema? ¿Quién y cuánto van a pagar por las 15 muertes de Ceuta? ¿Cuántas mentiras se van a decir sobre lo ocurrido? ¿Cuánto nadarías tú por salvar tu vida? ¿Cuánto por la de tus hijos?
¿Quién conoce el álgebra de la frontera?
