Las europeas y nuestro sistema electoral

Como cada vez que se acercan elecciones, en estos días se pone en tela de juicio la representatividad de nuestro sistema electoral y la mayoría culpa al sistema D'Hondt de las diferencias entre el porcentaje de votos obtenidos y los diputados de cada partido. Sin que muchos de los que critican el citado sistema se paren a pensar si su afirmación está fundada o no. Pero a eso ya estamos acostumbrados en este país con expertos en fútbol, justicia, medicina, macroeconomía, política ucraniana...

Sin embargo, el problema no radica, ni mucho menos, en el sistema de elección de D'Hondt y ya lo he intentado explicar en alguna ocasión, pero se ve que me escuchan menos que a un guardia civil en el Rocío: el sistema D'Hondt en cada provincia respeta bastante bien las proporcionalidades de los votos. Si no se refleja esta proporcionalidad a nivel nacional es por culpa o como consecuencia de la existencia de las circunscripciones. Pero, claro, eliminar las circunscripciones conlleva un riesgo que no sé si es aún peor: los políticos concentrarían sus esfuerzos en poblaciones con muchos habitantes (léase Madrid, Barcelona... ) haciendo todo lo posible por tener contentos a estos habitantes porque sus votos les aseguraría casi el poder.

¿Y tanto cambia el sistema si se eliminan las circunscripciones? Podemos comparar los datos con el sistema usado para las inminentes elecciones europeas en las que hay una circunscripción única. Para ello voy a usar los datos obtenidos en las elecciones de 2011, en las generales, que son datos reales y no intenciones de voto, para que no parezca un previsión de resultados, puesto que no pretendo, ni mucho menos, predecir nada.

Nos vamos a fijar solo en los 8 partidos más votados, simplemente por no poner más datos, porque lo que vamos a tratar es de comparar los resultados según el número de circunscripciones usadas.

Como se ve en la tabla anterior, si se fijan en IU, por ejemplo, mientras que con el sistema electoral usado en las generales su 6,92% de votos obtenidos se traducen en un 3,14% de diputados, con el método de las europeas, es decir, con circunscripción única, ese mismo partido tendría 26 diputados en el Congreso (un 7,43%) en lugar de 11, más cercano a su 6,92% que el 3,14% otorgado por el sistema actual. Llamativo es también el aumento que supondría para UPyD, mientras que los partidos nacionalistas bajan, puesto que estos suelen concentrar muchos votos en pocas circunscripciones en el caso de las elecciones generales.

¿Es más justo el sistema de las europeas? Pues no, no lo creo. Repito que este sistema sería muy peligroso para las comunidades con poca población.

¿Cómo lo hacemos entonces? Para empezar, el único sistema que garantizaría la absoluta proporcionalidad entre los votos y los diputados obtenidos sería uno con un parlamento con tantos diputados como votantes. Pero ese lo vamos a descartar, por el momento. Aunque más de uno nos apuntaríamos a las dietas que reciben muchos de ellos.

Hubo un intento bastante razonable, desde el punto de vista matemático y preservando la representación territorial, en Asturias, por parte de UPyD que no prosperó, del que nos hicimos eco aquí.

Pero, como también proponía en el enlace anterior, mi sugerencia sería que cada diputado en el parlamento nacional no dispusiera de un voto, sino de una proporción de los votos obtenidos por él.

Por ejemplo, supongamos que a una provincia le hemos asignado 10 escaños y que tenemos una abstención del 40%- Eso nos daría un total de 6 votos en el parlamento para dicha provincia, el 60%, que repartiríamos de forma totalmente proporcional entre los partidos que obtengan, por ejemplo, más del 3% (o el 5%) de los votos. Con esto, además, se favorecería la participación.

Así, si tenemos el siguiente resultado en dicha provincia:

Esta provincia mandaría 4 diputados a Cortes (uno por cada partido, ahorrando así en dietas y prebendas) con 6 votos en las Cortes para los 4, que se repartirían del siguiente modo:

Un sistema electoral que, con ayuda de ordenadores, sería fácil de implementar y sería más representativo que el actual.

Claro que entre estudiar un posible sistema electoral más justo o controlar lo que se dice en Twitter, se ve que nuestros gobernantes lo tienen claro. Y además, yo qué entiendo de esto habiendo hombres con su evidente superioridad intelectual en el Gobierno, ¿que no?