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La formación en el sector agrario, más necesaria que nunca

Se necesitan ganaderos para mantener vivo el territorio.

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El sector agrícola necesita contar con profesionales altamente cualificados para asegurar su eficiencia y rentabilidad. ¿Qué perspectivas laborales existen en el sector agrario? El Foro Económico Mundial ha señalado en un informe reciente que los ámbitos agrícola, forestal y pesquero tienen la mayor demanda de empleos y profesionales insatisfecha en España, por lo que se necesita aumentar los puestos de trabajo en estos sectores en un 143% para 2030. Y es que cada vez hay menos personas trabajadoras en el sector porque no les resulta rentable o bien porque sus descendientes no quieren continuar con la misma actividad.

Hoy se hace muy difícil vivir en el campo. Los precios abusivos de los inputs (semillas, abonos, combustibles, servicios externos, etc.) son desmesurados en comparación con el precio que se cobra por el producto. La rentabilidad se ha convertido en un hándicap para los productores del sector agropecuario.

En 2022 el número de personas ocupadas en los ámbitos de la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca se situaba en torno a las 758.000 personas, según el informe La formación profesional en el sector agrario, del Observatorio de la Formación Profesional de CaixaBank Dualiza y Orkestra- Instituto Vasco de Competitividad.

Lejos de aumentar, la oferta de empleo en el sector agrícola irá a la baja: entre 2023 y 2035 habrá 32.658 personas menos empleadas en este ámbito en España, según previsiones del mencionado estudio. Y a ello hay que sumar que el relevo generacional dejará vacantes 309.095 puestos de trabajo en el sector en ese periodo. 

La formación agraria se revela como el instrumento clave para afianzar un sector de importancia vital en la sociedad actual

El campo se está transformando tecnológicamente con la incorporación de nuevos modos de gestión, mecanización y control de cultivos, y utilización del agua de una forma sostenible. Esto conlleva una disminución de trabajadores y una necesidad de reorganización del sector. Para ello se necesitarán nuevos perfiles con mayor cualificación, en aras de acometer estos cambios y conseguir una mayor rentabilidad.

Y es que la formación agraria y agroalimentaria constituye uno de los pilares estratégicos del desarrollo rural y de la modernización agraria. Elevar el nivel de formación y de cualificación profesional de los trabajadores y empresarios de los ámbitos agrario y agroalimentario es fundamental para contribuir a incrementar la eficiencia y la competitividad de las explotaciones y empresas agrarias, mejorar su capacidad de respuesta frente a nuevos escenarios e incrementar su sostenibilidad por el uso respetuoso y eficiente de los recursos disponibles.

Las políticas agrarias buscan una profesionalización y modernización del campo. Es decir, que las mujeres y los hombres que trabajan en el medio rural cuenten con una capacitación profesional adecuada y conocimientos avanzados para crear y mantener explotaciones más sostenibles, innovadoras, tecnológicas y modernas. Por esto, la formación agraria se revela como el instrumento clave para afianzar un sector de importancia vital en la sociedad actual, tanto en el ámbito económico como en los aspectos sociales y demográficos.

El 75% de las personas ocupadas en la agricultura solo cuenta con la ESO o Bachillerato

La formación profesionalizadora es más necesaria que nunca en el sector agrario, ya que, por ejemplo, el 75% de las personas ocupadas en la agricultura entre 16 y 64 años solo cuentan con la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) o Bachillerato como máximo nivel educativo. Actualmente solo el 17% de los trabajadores del campo ha cursado estudios de Formación Profesional (FP) y el 7% carrera universitaria.

Las generaciones de agricultores más jóvenes son las que más formadas están, y las nuevas tendencias tecnológicas y la sostenibilidad han motivado a las personas que quieren dedicarse a la agricultura a formarse más, especialmente a través de ciclos formativos de FP.

La universidad también aporta profesionales cualificados al sector. De hecho, los egresados de grados universitarios relacionados con la agricultura, ganadería, pesca o veterinaria cuentan con altas tasas de afiliación a la Seguridad Social a los cuatro años de haberse titulado, según el estudio Datos y Cifras del Sistema Universitario Español. Publicación 2022- 2023, elaborado por el Ministerio de Universidades.

Concretamente, el 82% de los graduados en agricultura, ganadería y pesca, y el 75% de los titulados en veterinaria estaban ocupados a los cuatro años de graduarse, según el citado informe. Mientras que la tasa de afiliación de las personas tituladas de ciclos de FP de la familia Agraria se sitúa en el 65,4% para Grado Medio y en 64,1% en el Grado Superior, al cuarto año de finalizar los estudios.

Los profesionales del sector agrícola son fundamentales para afrontar los desafíos actuales y futuros, como el cambio climático, la escasez de recursos naturales y la creciente demanda global de alimentos

El talento en el sector agrícola no se limita solamente a tener conocimientos técnicos sobre cultivos y maquinaria. También implica la capacitación en habilidades digitales, innovación, sostenibilidad y gestión empresarial. Estas habilidades son indispensables para aprovechar las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías y los avances en agricultura de precisión.

Además, los profesionales dentro del sector agrícola son fundamentales para afrontar los desafíos actuales y futuros, como el cambio climático, la escasez de recursos naturales y la creciente demanda global de alimentos. Por ello, cabe destacar que invertir en talento no solo implica contar con personal capacitado, sino también el fomento de la formación y el desarrollo profesional de los agricultores y trabajadores del campo. 

Pero no podemos obviar que uno de los principales desafíos es la falta  de atractivo de la agricultura. Muchos jóvenes no consideran la agricultura como una opción viable debido a la percepción de bajos salarios y falta de oportunidades de crecimiento. Para combatir este desafío, es necesario cambiar la percepción de la agricultura como una profesión de baja remuneración y poca proyección. Esto implica promover las oportunidades de crecimiento dentro del sector. 

La falta de formación y capacitación en el sector agrícola requiere de una atención especial. Muchos trabajadores carecen de los conocimientos y habilidades necesarias para hacer frente a los cambios tecnológicos y a las demandas del mercado. En este sentido, es clave invertir en la formación y capacitación de los trabajadores agrícolas, tanto en habilidades técnicas como en competencias empresariales.  

La formación es la mejor inversión para las empresas agrarias

Por todo ello, es importante fomentar la formación y el intercambio de conocimientos y buenas prácticas, mediante formación continua, entre instituciones públicas y privadas que permitan adquirir las competencias profesionales que demandan los diferentes subsectores productivos, así como promover la creación de oportunidades laborales.

La apuesta por la formación en el medio rural no solo beneficia a los agricultores, sino también al medio ambiente y la sociedad en su conjunto. A través de la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos, los agricultores podrán optimizar sus prácticas agrícolas, reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de los productos obtenidos. Además, el fomento de la formación en áreas rurales puede contribuir al desarrollo económico y social de estas comunidades.

Que el campo resulte atractivo o no para los jóvenes depende de muchos factores, pero el principal para no serlo es esa percepción de falta de rentabilidad, unido a los servicios y modo de vida de las zonas rurales. La agricultura, ganadería, silvicultura y pesca requieren de jóvenes formados y políticas justas para asegurar su continuidad. No tengo la menor duda: la formación es la mejor inversión para las empresas agrarias.  

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