Andalucía Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Las pruebas de que el Hospital de Torrejón elegía a pacientes rentables
Preguntas para el PSOE: ¿escuchan a sus feministas?, ¿por qué callan los hombres?
OPINIÓN | 'El Gobierno y el Real Madrid', por Antón Losada

Sifoneo en la sanidad pública

0

El responsable de una organización estadounidense ha sido condenado por apropiarse de ayudas alimentarias federales por valor de 240 millones de dólares, aprovechándose de la relajación de las leyes durante la pandemia; para ello, entre otras cosas, emitió facturas falsas. Me encontré con la noticia en un periódico de gran tirada. Ninguna sorpresa, todo muy familiar, solo que descubrí una expresión inglesa hasta ahora para mí desconocida: siphoning off.

En español existe sifonear, pero con otras acepciones. Uno escucha sifón y se acuerda de la fábrica de Coria del Río o de la calle Oriente de Sevilla y sus estallidos, del vermú, de los varilleros y los atascos en los aseos. También de la succión de los depósitos de gasolina de los vehículos motorizados. Pero claro, la versión mundana de succión es chupar y resulta grosera entre la gente bien. De manera que me quedo, de aquí en adelante, con sifonear.

El periódico, cuando contaba que el sujeto estaba siphoning off, lo que quería decir es que se estaban desviando recursos de manera fraudulenta desde lo público. Qué hallazgo. Cuando tenga que explicar lo que pasa con el auge de la sanidad privada, diré que están sifoneando la sanidad pública, sus recursos.

Como con pocos recursos disponibles no puede funcionar bien la sanidad pública, se desanima primero a los pacientes y, luego, se les anima a que acudan a los centros privados en donde les atenderán a la perfección, dicen

La verdad es que con el chaparrón de noticias sobre corrupción y otras mangancias afines, me faltan herramientas explicativas. Pero, mira por donde, me encuentro este hallazgo, esta rica expresión de otra lengua, aunque sifoneo venga del griego y exista en español.

La llamada colaboración público-privada en la sanidad pública, argumento de excelencia esgrimido como modelo idóneo de gestión sanitaria por Díaz Ayuso en la meseta y, en el valle, por Moreno Bonilla, no es otra cosa que sifoneo.

La sanidad pública dispone de recursos, insuficientes, gracias a nuestros impuestos. Entonces, como con pocos recursos disponibles no puede funcionar bien, se desanima primero a los pacientes y, luego, se les anima a que acudan a los centros privados en donde les atenderán a la perfección, dicen. Todo ello con unas campañas mediáticas —reconocido por los pagadores— bien regadas por las empresas privadas para que a la ciudadanía, siempre azorada por la enfermedad, se le haga el cuerpo. Lo siguiente es que de los recursos públicos para la sanidad pública se vayan detrayendo cada vez más fondos para financiar a estos centros privados, hecho oculto siempre tras un falso discurso de aumento de los presupuestos.

La sanidad privada sifonea a la sanidad pública. Sin embargo, los responsables políticos no nos explican si no sería mejor dejar el dinero sifoneado en la pública para que, de esa manera, funcionara mejor

Ocurre, sin embargo, que dichos centros privados necesitan cada día más fondos, al fin y al cabo, como empresas privadas que son, existen para ganar dinero. Cuando eso se da, que es continuo, cuentan con un tubo curvo —eso significa siphon en la lengua helena— y mediante tan sencillo artilugio succionan los recursos procedentes de la sanidad pública.

Es decir, la sanidad privada sifonea a la sanidad pública. Sin embargo, los responsables políticos no nos explican si no sería mejor dejar el dinero sifoneado en la pública para que, de esa manera, funcionara mejor y no hubiera necesidad de, salvo precisas y honestas excepciones, recurrir a los operadores privados.

Lo que cuenta la prensa estadounidense son delitos, ciertas conductas observadas en empresas privadas de sanidad en nuestro entorno parecen acercarse, si no lo son. Pero hay algo más grave, la planificación y complicidad de ciertos poderes públicos para que la sanidad pública desmantelada sea tan solo un último recurso para los que ya no tengan nada y la sanidad privada sea el territorio, el coto, de los sifoneros, cuyo objetivo no es la salud de todos sino el enriquecimiento de unos pocos a costa de todos.