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Trámites hacia la ciencia: implicaciones de la burocracia en los resultados del sistema de ciencia

Fotograma de "El proceso", de Orson Welles (adaptación de la novela homónima de Kafka).

Paula Espinosa Soriano / Luis Navarro Ardoy

IESA-CSIC / Universidad Pablo de Olavide —

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No es un problema menor que las gestiones administrativas se hayan convertido en una parte sustantiva del quehacer científico en España. El conocido como “papeleo” es una de las tareas cotidianas y más tediosas de quienes nos dedicamos a la docencia y a la investigación.

Los resultados del proyecto INNOQUAL ponen de manifiesto cómo la excesiva burocracia a la que están sujetas las instituciones científicas limita la autonomía para tomar decisiones sobre personal, gestión de la financiación y ordenación interna, y resta agilidad a la hora de introducir modificaciones organizativas o tecnológicas. También dificulta la formación de vínculos con actores externos como las empresas. Todo ello acaba teniendo repercusiones en los resultados de nuestro sistema de ciencia.

La lógica científica coexiste con la lógica administrativa

Una característica de nuestro sistema de ciencia es que engloba dos lógicas de funcionamiento distintas: 1) una política y administrativa y 2) otra científica. Las tareas burocráticas o administrativas permean la actividad científica. Las instituciones, y sus profesionales, se desenvuelven entre reglas, regulaciones y procedimientos de obligado cumplimiento ligados a los principios de la administración pública. Este principio supone una guía para su ordenación interna, sin embargo, un exceso de regulaciones puede generar ineficiencias y rigideces en la lógica científica. En esta última predomina el principio de “colegialidad” que otorga autonomía a los profesionales de la ciencia (o los pares) para tomar decisiones de manera colegiada y consensuada sobre la orientación de las disciplinas.

A lo largo de la historia, los responsables públicos han introducido modificaciones legislativas para separar ambas lógicas. Los objetivos eran: 1) dotar a la ciencia de mayor independencia administrativa y 2) aumentar la participación de las comunidades científicas en la distribución de recursos.

Un hito es la aprobación de la segunda Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación en el año 2011 (Ley 14/2011), que responde al intento de disponer de un marco legal y herramientas de gestión que respeten las especificidades del campo de actividad de la ciencia.

El proyecto INNOQUAL, realizado por la unidad “Innovación y Transferencia del Conocimiento” del IESA-CSIC y la Universidad de Córdoba, analiza cómo influyen los rasgos de las instituciones científicas en los resultados del sistema de ciencia en general

Las normativas recientes continúan con este legado. Se refleja en la nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (17/2022), la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU, 2/2023) y en regulaciones menores que han ido dirigidas a flexibilizar y desburocratizar este sector (como el Real Decreto Ley 3/2019 de Medidas Urgentes en el ámbito de la Ciencia, la Tecnología, la Innovación y la Universidad). También surgen nuevos actores que distribuyen recursos dentro de este ámbito y en los que las comunidades científicas tienen un gran poder de decisión sobre esa distribución (como es la Agencia Estatal de Investigación, y sus homólogas autonómicas, que gestiona las convocatorias de proyectos de investigación y contratos posdoctorales, entre otras).

Sin embargo, el sistema de ciencia sigue sujeto a la lógica administrativa. La independencia de la ciencia con respecto a los procedimientos de la administración sigue siendo un reto que resolver para los responsables públicos.  

La burocracia influye en el funcionamiento de las instituciones científicas

El proyecto INNOQUAL, realizado por la Unidad de Investigación “Innovación y Transferencia del Conocimiento” del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) y la Universidad de Córdoba (UCO), analiza cómo influyen los rasgos de las instituciones científicas en los resultados del sistema de ciencia en general. Entre los hallazgos, el proyecto muestra que la excesiva burocracia a la que están sujetas las instituciones científicas influye tanto a nivel macro en su gobernanza, como a nivel micro en las tareas cotidianas de su personal. Lo que tiene implicaciones en los resultados finales del sistema.

Por un lado, limita la autonomía de las organizaciones en España para tomar decisiones estructurales sobre personal, gestión de la financiación y la ordenación interna. Gran parte de las instituciones de I+D+i siguen un régimen público, es decir, se rigen por los principios de la administración pública española y sus particularidades autonómicas. Están adscritas a ministerios, consejerías o gobiernos autonómicos. Se caracterizan por ser muy dependientes de los tiempos y capacidades de la Administración General del Estado; influye en su financiación, los procedimientos internos y la regulación de su personal. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la financiación proviene de los Presupuestos Generales del Estado o de las partidas presupuestarias de las Comunidades Autónomas.

Las organizaciones dedicadas a la ciencia requieren de vínculos con el sector empresarial que permitan que el gran volumen de conocimiento que producen se traduzca en beneficios visibles

Por otro lado, la excesiva burocracia resta agilidad a la hora de introducir modificaciones organizativas o tecnológicas. Por ejemplo, la compra de dispositivos electrónicos (tales como ordenadores, monitores, proyectores, etc.) es una tarea compleja que tiende a dilatarse más de un año. Todo ello dificulta que las instituciones puedan adaptarse a los rápidos cambios del entorno que caracteriza a este sector de actividad.

Finalmente, también supone una barrera para la formación de alianzas con actores externos como empresas, limitando la consecución de sus objetivos institucionales. Las organizaciones dedicadas a la ciencia requieren de vínculos con el sector empresarial que permitan que el gran volumen de conocimiento que producen se traduzca en beneficios visibles en forma de nuevas tecnologías, nuevos materiales o nuevas formas de organizar.

Otro estudio reciente (2019) de la Unidad de Investigación CSIC-UCO titulado “Transferencia de conocimiento y entorno socioeconómico: estrategias para mejorar la vinculación de la universidad con las empresas”, que analiza la colaboración entre ambos actores, destaca como obstáculo la multitud de procedimientos administrativos. En concreto, la empresa subraya como impedimento “el desconocimiento de la situación real de los condicionantes administrativos y temporales de la universidad” y la universidad destaca “las dificultades burocráticas”. 

Implicaciones de la burocracia en los resultados del sistema

Los resultados de las instituciones dedicadas a la ciencia oscilan entre la generación de conocimiento básico para comprender cada vez mejor el mundo que nos rodea y la generación de conocimiento con aplicación práctica para facilitarnos la vida. Se espera que estas investigaciones resulten en un impacto social positivo a través de la transferencia de conocimiento hacia actores externos (como la administración pública, otros organismos homólogos y empresas).

La burocracia tiene implicaciones en el grado de consecución de estos resultados. Las instituciones más burocratizadas tienen menos agilidad para adaptarse a los rápidos cambios en el entorno y entablar relaciones con actores estratégicos. Son más cerradas y su actividad principal está orientada a producir “ciencia para los científicos”. Por el contrario, las instituciones que más transferencia de conocimiento realizan son las que gozan de mayor independencia administrativa. 

Implicaciones de la burocracia en la actividad científica

A nivel micro, la burocracia tiene implicaciones en la labor científica. Los profesionales tienen que mediar entre la lógica científica y la administrativa, y, en ocasiones, ambas pueden llegar a ser contradictorias. Tareas cotidianas como la asistencia a un congreso científico puede convertirse en una carrera de obstáculo administrativos que llega a consumir varios días de trabajo entre formularios, facturas y certificados.

Estos trámites permean todos los niveles de la “carrera científico-académica” desde los puestos iniciales de investigadores predoctorales hasta los consolidados. Sin embargo, a medida que se asciende en la jerarquía, el proceso se vuelve cada vez más complejo al ir sumando nuevas actividades en las agendas de trabajo: lidiar con la administración al solicitar un proyecto de investigación o un contrato de técnico de investigación, asistir a tribunales de tesis doctorales... A nivel agregado, la suma de estas tareas tiene implicaciones en los resultados del sistema de ciencia. 

Necesitamos instituciones públicas de I+D+i con una estructura organizativa ágil y con capacidad para responder a los rápidos cambios y demandas de este sector de actividad

¿Es posible desburocratizar la ciencia?

La desburocratización de la ciencia parece una tarea imposible. La solución tampoco reside en suprimir todos los trámites que pueden ser beneficiosos para ordenar el funcionamiento del sistema científico y controlar su correcto desarrollo. Considero un error pensar que la solución sea privatizar el sistema. La I+D+i es una de las piedras angulares del Estado de Bienestar y del progreso de un país. Necesitamos de un sistema público de ciencia que respete las especificidades de la lógica científica. Para ello, requiere que se eliminen procedimientos redundantes que, más allá de ser funcionales, contribuyen negativamente al funcionamiento de las instituciones y sus resultados.

Los estudios revisados dan cuenta de la necesidad de simplificar las trabas administrativas, especialmente si queremos que las inversiones dirigidas a la producción de conocimiento escapen de las fronteras institucionales y resulten en un beneficio social en nuestro entorno. Puede que nuestro modelo actual, lejos de ser perfecto, sea factible para producir un gran volumen de conocimiento de calidad en forma de publicaciones científicas, pero ¿de qué sirve generar continuamente conocimiento si no podemos obtener un beneficio social de él?

Para este cometido, necesitamos instituciones públicas de I+D+i con una estructura organizativa ágil y con capacidad para responder a los rápidos cambios y demandas de este sector de actividad. También que nuestros profesionales puedan invertir su tiempo en el quehacer científico sin tener que lidiar de manera continuada con la práctica administrativa.

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