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24 años esperando la residencia de ancianos prometida por la coronación de la patrona de Lepe

Monumento a los ancianos construido en Lepe

Fermín Cabanillas

El 13 de junio de 1992 era coronada canónicamente la imagen de Nuestra Señora de la Bella, patrona de la localidad onubense de Lepe. Como toda coronación, como en su día puso sobre la mesa el Vaticano, conllevaba una obra social, una forma de contribuir a la sociedad o agradecer las aportaciones que se hayan recibido para poder colocar la corona. Pero en el caso de Lepe no se ha llevado a cabo, y el pasado viernes se cumplieron 24 años de aquella tarde de junio del año de la Expo de Sevilla.

Cuando la Hermandad de Nuestra Señora de la Bella presentó toda la documentación necesaria para optar a la coronación, se comprometió a impulsar la construcción de una residencia de ancianos en el municipio, un servicio que no tenía, a pesar de rozar en aquella época los 18.000 habitantes –hoy roza los 29.000-.

Así las cosas, era de prever que la hipotética residencia de Lepe fuese levantada con celeridad, visto el apoyo que tuvo el acto de la coronación. Pero no fue así. 24 años después sólo funciona la unidad de estancia diurna, que además no está a pleno rendimiento y lo explota una empresa privada mediante concesión. La residencia en sí nunca ha iniciado las obras.

¿Por qué ha sucedido esto? Una de las respuestas las encuentra eldiario.es/andalucia en una de las personas que estaba en la junta directiva de la Hermandad hace 25 años, cuando la coronación empieza a gestarse, que prefiere no desvelar su identidad. A pesar de que la creencia en el pueblo es que la Hermandad pagaría la residencia, este directivo, que prefiere no hacer público su nombre, pone el acento en que “el compromiso era que en la sociedad lepera repercutiese en dinero el 10 por ciento de los gastos que tuviese la coronación”, cantidad que afirma no recordar. Es decir, que todo lo que costase el acto, desde el oro de la corona a las horas extras de la Policía Local, se habría sumado, y la hermandad lo aportaría. Aunque esta aportación parece que no llegó a hacerse.

Dinero para un monumento

Dentro de la indignación que este asunto provoca en algunos sectores de la sociedad de Lepe, hay algunos datos que llaman la atención, como es el “Monumento a la Ancianidad” que se ubicó en su día frente al solar donde ahora debería estar la residencia. El monumento costó 72.000 euros, dinero que salió de las distintas aportaciones que realizaron los vecinos con, por ejemplo, la compra de pins conmemorativos de la coronación. Es decir, los vecinos lo dieron para la obra de la residencia, pero fue a parar a otro fin. No obstante, el párroco de la localidad, Feliciano Fernández, que también lo era entonces, dijo cuando se presentó que todos los movimientos bancarios que los vecinos quisieran ver estaban a su disposición.

Cuando a finales de los 90 se vio que la obra sólo saldría adelante mediante la unión del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, el dinero fue pasando a una cuenta corriente de la que salió en 2008 para pagar el citado monumento, justificado en su día como “un homenaje a los ancianos”. Entonces, nadie pareció pensar que aún habría que aportar dinero para la segunda fase, la de la residencia de ancianos propiamente dicha, y el dinero se invirtió en el citado monumento. La primera fase, la que está en pie, costó algo más de 970.000 euros. La obra completa se presupuesto en 1,6 millones.

El alcalde que firmó el convenio con la Junta en 2002, José Oria (PSOE), ha dicho a eldiario.es/andalucia que la obra fue pagada por la Junta (33 %), Ministerio de Asuntos Sociales y Ayuntamiento. Según su testimonio, la cantidad de la hermandad no se llegó a aportar. Con su testimonio coinciden fuentes de la Consejería de Igualdad consultadas por la redacción.

El actual hermano mayor de la Hermandad, José Manuel Rodríguez Lagos, ha declinado hacer declaraciones sobre este asunto, aunque quien sí se ha pronunciado ha sido su antecesor, Jesús Cortés, que llegó al cargo en 2005. “En ese momento, la Hermandad nada tenía ya que hacer, puesto que el edificio ya había sido costruido, y los promotores iniciales -Hermandad y Parroquia- nada tenían que ver, puesto que habían desistido de continuar con el proyecto”, explica. Aún así, con Cortés al frente, la Hermandad, en 2008 donó, “tras conocer que no había partida para ello, y sintiéndose moralmente en deuda, ascensor y montacamillas, últimos requisitos para la apertura del centro de atención diurna. Hasta ahí puedo dar cuenta yo. De todo lo anterior deben responder otros”, sentencia.

Sin residencia pero con monumento, lo que sí parece claro es que este es un tema casi tabú en Lepe. Nadie parece tener claro por qué la residencia ni siquiera ha comenzado a ser construida. Juan Manuel González (PP), el actual alcalde, sí lamenta una situación que sólo ha provocado problemas y gastos, ya que terminada la obra de la unidad diurna hubo que dotarla de vigilancia, sufragada por el Ayuntamiento. “Hoy día lo que tenemos es una unidad de estancia diurna que es un hotel de lujo, y una parcela al lado donde se tendría que construir la residencia; algo que ahora mismo es imposible”.

Se optó por privatizar

La unidad diurna cuenta con seis camas, pero no ha llegado a ser la residencia que siempre se promocionó. Ante la posibilidad de que el edificio se cayese sin llegar siquiera a funcionar, el Ayuntamiento optó por la privatización, y adjudicó su contrato de gestión a la empresa Gestión de Servicios Sociedad Cooperativa Andaluza de Interés Social.

“Se hizo un pliego atractivo, con el fin de que saliese adelante todo el proyecto”, por lo que la empresa adjudicataria podría construir y explotar la residencia de ancianos, mediante un contrato de 30 años de duración, aunque podrá ser prorrogado por periodos de cinco años, sin que el plazo total, incluidas las prórrogas, pueda exceder de los 50. El valor estimado del contrato es de 600.000 euros para un plazo de 50 años, fijándose en 12.000 euros al año, como canon mínimo a abonar el adjudicatario al Ayuntamiento de Lepe.

No obstante, Juan Manuel González apela a la Junta de Andalucía para que se pueda levantar la segunda fase. “Sólo si se conciertan las plazas se podrá levantar el edificio”. Por ahora, 24 años después, el monumento sí es el que sigue en pie.

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