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Espadas desautoriza la oposición de Susana Díaz al Gobierno andaluz y desafía a Moreno a un adelanto electoral

El precandidato a las primarias del PSOE-A Juan Espadas, en una foto de archivo en Linares (Jaén).

Daniel Cela

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Las primarias del PSOE andaluz han irrumpido de repente en el Parlamento autonómico, que el miércoles fue escenario de la primera derrota política importante del Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla en lo que va de legislatura. El alcalde de Sevilla y candidato a la presidencia de la Junta, Juan Espadas, ha instado este jueves a Moreno a someterse a una cuestión de confianza en la Cámara para comprobar si aún cuenta con el apoyo mayoritario que garantice su estabilidad, después de que sus socios de Vox dejaran caer dos leyes claves para forzar un adelanto electoral: la ley del suelo y la reforma de la ley de Salud Pública para gestionar los cierres perimetrales contra la pandemia. “Si yo fuera presidente de la Junta en estas circunstancias de debilidad, convocaría una cuestión de confianza”, ha dicho Espadas en una entrevista en la Cadena Cope.

La propuesta de Espadas se dirige a Moreno Bonilla pero, sobre todo, compromete al grupo parlamentario socialista, líder de la oposición, y a su presidenta y rival en las primarias, Susana Díaz. Con este movimiento, Espadas solapa las primarias del PSOE con la vida parlamentaria y cuestiona abiertamente el ejercicio de oposición de Díaz al Ejecutivo de Moreno. No es la primera vez que lo hace, de hecho, el regidor hispalense lanzó su candidatura con ese mensaje: “El PSOE debe recuperar la iniciativa política frente al Gobierno de las tres derechas”.

En su equipo, del que forman parte destacados diputados en un segundo plano, hay un convencimiento absoluto de que Díaz no ejerce correctamente como líder de la oposición, que está dejando que Moreno se afiance como un presidente moderado, pese a apoyarse en la ultraderecha, y que debería ser más incisiva en sus ataques. Según ellos, la convulsa jornada del miércoles en el Pleno del Parlamento confirma estas críticas. La iniciativa que deriva en la primera derrota política del Gobierno de PP y Cs parte de Adelante Andalucía, un grupo que en la práctica tiene seis diputados (frente a los 33 del PSOE).

La coalición Podemos-IU (con nueve diputados menos, en la bancada de los no adscritos) registró el 10 de mayo una enmienda a la totalidad contra la Ley de Sostenibilidad Urbanística (LISTA), uno de los proyectos estrella del Ejecutivo andaluz para reactivar el mercado inmobiliario. La LISTA es el primer proyecto de ley que la Junta lleva al Parlamento en una legislatura de escaso rendimiento legislativo -el resto de leyes remitidas por el Consejo de Gobierno son los tres Presupuestos Autonómicos aprobados-. La enmienda a la totalidad, por tanto, es también la primera que registra la oposición: la primera desde 1995, durante el corto mandato de la pinza entre PP e IU que puso contra las cuerdas al Gobierno en minoría del PSOE.

Que Adelante lanzara ese órdago era “previsible”, en palabras de su portavoz, Inmaculada Nieto, porque “de todos es conocida nuestra posición contra las desregulación del ladrillo que plantea esta Administración, y no sólo con esta ley”. Cuando se registra la enmienda, nadie -ni el Gobierno ni la oposición- sabe que Vox terminará absteniéndose, facilitando la primera victoria del bloque de izquierdas contra las derechas. “Probablemente tampoco Vox lo sabía entonces”, dice el portavoz popular, José Antonio Nieto, tras subrayar que sus socios mantenían un apoyo férreo a la LISTA hasta horas antes de la votación del miércoles, y que fue una orden directa de la dirección de Santiago Abascal la que provoca la ruptura de la alianza.

El PSOE de Susana Díaz descarta presentar una enmienda a la totalidad contra la nueva ley del suelo porque, dicen, una parte del articulado coincide con el anteproyecto de ley que ellos habían esbozado en el mandato anterior, la LUSA (Ley de Urbanismo Sostenible de Andalucía). “Siempre hemos estado de acuerdo con una parte que tiene que ver con la reducción de trámites urbanísticos administrativos, pero cuando hemos estudiado tranquilamente el texto definitivo, la parte de ”desarrollismo“ es infumable o, más bien, inflamable”, explicó, a posteriori, el portavoz socialista, José Fiscal. Inicialmente el PSOE se inclinaba por apoyar la LISTA, pero en la Mesa del Parlamento votó en contra de la tramitación de urgencia, que salió adelante con los votos de PP, Cs y Vox.

El día en que se votaba la enmienda, por la mañana, Fiscal hizo un retrato apocalíptico del proyecto de ley -“urbanismo salvaje, ladrillazo, especulación descontrolada, liberalización en suelo rústico, retroceso de 25 años de protección medioambiental”. Y anunció que apoyaría la enmienda de Adelante (a esa hora, el run run de que Vox tumbaría la ley flotaba en la atmósfera parlamentaria). ¿Por qué, si la ley era tan nefasta como decía el PSOE, no presentaron ellos una enmienda a la totalidad? Porque con una parte sí estaban de acuerdo y el resto lo habían estudiado “muy tranquilamente”.

Luego sobrevino el terremoto político. Vox anunció su abstención a la enmienda a la totalidad que dejaría caer la ley, la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet (Cs), se saltó el orden del Pleno y aplazó la votación una hora más para que PP y Cs negociaran in extremis con sus socios. En esa hora, los populares tantearon a Adelante por si podían ofrecerles algo para que retiraran la enmienda: una vía muerta. También tantearon al PSOE, convencidos de que inicialmente contaban con su connivencia: se les ofreció tramitar la ley por la vía ordinaria, con más tiempo para las alegaciones.

Pero a esas alturas los socialistas estaban ya más interesados en participar en la inesperada derrota política del Gobierno de Moreno. Los populares pecaron de autoconfianza, dieron por hecho el apoyo de Vox, que nunca les ha fallado en dos años de legislatura, y ni siquiera tras el anuncio de ruptura que lanzaron tras la crisis migratoria en Ceuta, se encendieron las luces de alarma y buscaron en el PSOE un plan b (al menos su abstención a la enmienda).

El arañazo a la imagen idílica de estabilidad del Gobierno de Moreno Bonilla lo provocan Podemos e IU, con el invitado sorpresa de Vox. “Lo que ha pasado es el reflejo de la falta de oposición del PSOE de Susana. El Ejecutivo de las derechas no tiene oposición fuerte, vamos a rebufo y chupando rueda de Adelante Andalucía, y para colmo en un día de tanta intensidad política, la secretaria general y presidenta del grupo socialista ni siquiera estaba presente en el Pleno”, denuncian desde la candidatura de Espadas. La posición del PSOE en el debate de la enmienda fue defendida por su portavoz, José Fiscal. Sin embargo, la portavoz socialista en la Comisión de Fomento y quien había participado en el debate previo sobre la ley del suelo es la diputada María Márquez, portavoz de la candidatura de Juan Espadas en las primarias, que el miércoles ni siquiera asistió al Pleno en el Parlamento.

En el entorno de Susana Díaz no ha sentado nada bien que su rival interno haya decidido ejercer una “oposición bis” a Moreno Bonilla desde fuera del Parlamento, desautorizando el trabajo del grupo socialista. “Cuánto llevamos con la crisis interna del PSOE, ¿eso no es entretenimiento? Tiramos dos años de legislatura por las primarias del PSOE federal. El problema es que no tenemos oposición”, le espetó el presidente Moreno a Fiscal, el día después, durante la sesión de control al Gobierno (Díaz se ausentó tras sufrir una bajada de tensión). Horas antes, la sesión plenaria había empezado con el anuncio que Espadas había hecho en la Cadena Cope, instando al presidente de la Junta a someterse a una moción de confianza tras perder el apoyo de Vox.

El presidente del Gobierno puede plantear una cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general ante el Parlamento, para comprobar si cuenta con el respaldo de la Cámara para mantenerse en el poder. Es un “instrumento de exigencia de responsabilidad política”, con el que Moreno forzaría a Vox a posicionarse realmente sobre un adelanto electoral que parece pedirle a voces. El jueves, en su cara a cara con Vox durante la sesión de control, el presidente fue más rotundo que nunca: “Nos queda año y medio de legislatura. Tiempo habrá para coger las bocinas y los carteles electorales. Ahora toca vacunar, sanar y recuperar la economía. Es lo que quieren los andaluces”.

La propuesta de Espadas cuestiona la estabilidad de Moreno, subraya su fragilidad y esto compromete también a su propio partido en la Cámara, que tiene a mano la posibilidad de forzar la salida del presidente con una moción de censura, y proponiendo a un candidato alternativo (que en teoría sería Susana Díaz). Los socialistas tienen 33 diputados en el Parlamento y, hoy por hoy, son los únicos que cuentan con los votos necesarios para presentar una moción de censura contra Moreno -la cuarta parte de los miembros del Parlamento (28 diputados)- y provocar un adelanto electoral. A Díaz le preguntaron sobre la propuesta de su rival en las primarias el jueves, cuando se dirigía hacia el hemiciclo, y esquivó la pregunta con el rostro torcido: “Nosotros somos la oposición y ahora estamos preocupados por los datos de la pandemia en Andalucía, que están por encima de la media nacional”.

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