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Borbones negros y música negra en las iglesias: la memoria recuperada de la esclavitud en España

El libro 'Las negras de la mar'.

Juan Miguel Baquero

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Borbones negros. Negras flamencas. Toreros negros. Negras de la Inmaculada. La sangre africana atraviesa las venas de Andalucía y España como un rastro tapado (pero bullente). Una raíz despreciada por 'impura'. Racismo histórico, según el rastro de los esclavos y la negritud en la historia patria cuya memoria recupera el investigador Jesús Cosano con una trilogía que completa el libro Las negras de la mar (Aconcagua Libros).

“En este país aún falta mucho para que las autoridades económicas, políticas y eclesiásticas de España salgan de su pereza, ignorancia, miedo o cobardía y asuman con determinación el pasado esclavista de la sociedad española y su responsabilidad institucional”, en palabras de Cosano. Y ahí anda el autor, desvelando pasajes abrigados por la desmemoria.

Una “historia que ha permanecido oculta para la inmensa mayoría de la sociedad”, subraya. Un relato vital ante la pandemia de los discursos del odio: “Más en estos momentos en que la sociedad mundial está convulsa por los rebrotes xenófobos y racistas”, lamenta el investigador.

En Las negras de la mar, Cosano continúa descubriendo “nuevas historias de mujeres negras y mulatas de España” a través de 32 capítulos y casi 500 páginas con decenas de fotografías e ilustraciones a color. El texto, como parte de la colección 'Los Invisibles', sella la trilogía que completan la obra Hechos y cosas de los negros de Sevilla (Aconcagua, 2017) y el segundo volumen, Las negras de la Inmaculada (Aconcagua, 2017).

Memoria negra sepultada

Las negras de la mar ahonda en los relatos en clave femenina del anterior libro, Las negras de la Inmaculada. “Sus páginas continúan descubriendo nuevas historias de mujeres negras y mulatas de España”. Y a la par que las hace “visibles” apuntala el perfil de “los negreros, los traficantes de seres humanos”.

Incluso en palacio. Como “los Borbones negros”. Una historia que protagoniza la Corona española y “que también se hurtó” en la versión oficial. “Pertenecían a la familia de Carlos III y llegaron de Nápoles a España con el rey” y su toma de posesión. Algunos tenían “oficios artísticos”. Como José Carlos de Borbón, pintor de cámara y autor de obras que conserva el Museo del Prado. O el arquitecto Antonio Carlos de Borbón, que diseñó la Real Fábrica de Porcelana del Retiro.

Eran “esclavos y servidores regios y su vida en España acabó muy mal”, dice Jesús Cosano. Los “miles de esclavos de Carlos III”, y los de otras casas reales, alientan el “racismo en las coronas europeas”. Caso del capítulo inicial que arranca con “la historia de dos negras que viven en la Corte de Madrid” y con casa en la actual calle de Las Negras.

Y la participación de la Iglesia católica, con “la enorme cantidad de esclavas que poseían curas y monjas en España y América” o el uso en ritos eclesiásticos de “la música popular y negra del zorongo para promocionar las coplas a la Inmaculada”.

O las actas de nacimiento y bautismo de niñas y niños con madres negras, esclavas, y padres cuyos nombres nunca aparecen en los documentos. “Mi padre rico y blanco forzó a mi madre una noche”, dice una mujer. La plaza de venta de esclavos a la vera del Guadalquivir.

El libro “ilustra, documenta y confirma el protagonismo de los españoles en los inicios del gran tráfico de esclavos de la Edad Moderna”, sostiene Cosano. Caso de “los Armenta de Sevilla, los que mataron a los negros de su casa, en realidad eran poderosos traficantes de seres humanos, eran negreros”.

La huella viva de los esclavos

Los capítulos de Las negras de la mar están repletos de historias femeninas, de negras, que vertebran “la memoria negra sepultada”. En sus páginas “se hacen visibles las vidas de esas mujeres junto a otras destacadas historias de la población negra”.

Con nombres y apellidos, a veces: “Especialmente destaca el gran benefactor de la Inmaculada, Gonzalo Núñez de Sepúlveda”. Un paseo histórico de la mano del persistente y comprometido carácter investigador de Jesús Cosano, capaz de torcer el cuento oficial de una ciudad, y todo un país, vestido de gala para despreciar el rastro de la negritud.

“Y aunque se intentara ocultar la parte negra de nuestra sociedad, la cultura, la historia y la sangre negra y africana forman parte del mestizaje de la sociedad española, de lo que hoy somos”, explica Cosano en la presentación del libro junto a la música de Raúl Rodríguez y Ballena Gurumbé en el Antiquarium de Las Setas de Sevilla.

“El rico legado cultural del que somos depositarios está repleto de huellas de esclavos, de su lengua, de sus cantos y bailes, de sus formas de expresión”, cuenta. Es la España negra, viva, que trasiega en el ADN sepultado del país. “Igual que el resto de culturas y pueblos que fueron configurando nuestra condición mestiza” y que el trasiego ultra de lo humano señala como necesario: “Conocer nuestro pasado para frenar los brotes racistas que se dan en la sociedad española”.

Los 32 relatos del nuevo libro están “unidos por un hilo de ficción por donde van pasando los personajes reales, las negras y los negros de la sociedad española, los millones que durante más de 500 años vivieron, murieron y nacieron en España y forman parte de ella”, abunda el autor.

El epicentro de Las negras de la mar está en Sevilla, en el barrio de Triana y el de San Bernardo, en los extramuros de la ciudad. Un enclave que simboliza “la historia de la cultura negra en el mundo, y en España especialmente”, según Jesús Cosano.

La negritud y el esclavismo, que deja pasajes como “el cementerio de esclavos negros africanos más antiguo que se conoce fuera de África”. O el mulato Rodrigo López, “que sabía latín”. Trazos de la negritud, personajes de la memoria esclavista y una evidencia documentada de la “sangre negra” que recupera el investigador Jesús Cosano.

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