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Noa, cantante israelí: “Tenemos que ser lo bastante valientes como para decir 'lo siento'”

La cantante israelí Noa

Alejandro Luque

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Las manos de Noa son tan expresivas que casi no necesitaría tener voz para decir lo que piensa. Pero, además, la herramienta de trabajo de esta cantante israelí de 51 años ha sonado fuerte y decidida este fin de semana, y sin eludir la polémica, en la tercera edición de las Trobades Camus de Sant Lluís (Menorca), donde ha sido invitada junto a otros destacados intelectuales del Mediterráneo. 

Acompañada por su maestro, el guitarrista Gil Dor, con quien lleva colaborando más de 30 años, Noa ha recordado en estas jornadas que hasta que cumplió 22 años, “no tenía ni idea del conflicto palestino”, pero cree que ha llegado sobradamente la hora de “ser valiente, de romper el paradigma y hablar a las claras de ocupación y de opresión”. “Yo soy una artista política y he pagado un alto precio por usar esas palabras. Hay quien se niega a firmar comunicados de condena, pero para mí son palabras legítimas, no huyo de ellas”.

En la evolución de su pensamiento, Noa señala como determinante el momento en que cobró conciencia de que el “enemigo” palestino no era exactamente como lo pintaban los poderes israelíes. “Me costó ver que cada chico que tenía una piedra en la mano no era un terrorista, que no es lo mismo uno de esos chavales como el hombre que pone una bomba en un autobús”, recuerda. “Hay un día de memorial conjunto de víctimas de ambos bandos, en el que muchos israelíes no quieren llorar junto a los palestinos. Yo creo que debemos llorar juntos, porque la deshumanización seguirá mientras no seamos capaces de hacerlo. Tenemos que ser lo bastante valientes para decir 'lo siento'”.    

Optimismo militante

“No es fácil ser israelí en estos momentos”, explica la artista de Tel Aviv, quien, en consonancia con el lema de estas jornadas, la idea camusiana de que No hay vida sin diálogo, tampoco duda en en señalar que el diálogo debe reunir a los dos bandos en conflicto: “La violencia debe parar y esto está fuera de discusión. No tiene justificación ni por el lado israelí ni por el palestino”.

De sus palabras se desprende que, a pesar de las circunstancias que siguen dificultando la convivencia pacífica de ambos pueblos, y con la última ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza en la mente de todos, Noa se resiste a renunciar al optimismo. “Optimistas y pesimistas mueren igualmente. Pero viven de una forma diferente. Yo he decidido vivir en el optimismo”, declara. “La historia ha demostrado que las personas que trabajan con convicción pueden llevar el mundo a un lugar diferente. Y definitivamente creo que los artistas tienen un papel importante en eso”.

Un fundamento de ese optimismo residiría, en su opinión, en el hecho de que Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel de los últimos 12 años, haya sido despojado del poder por las urnas. “Nadie creía que se marcharía. Era como una especie de criatura mitológica”, señala la cantante. “El nuevo gobierno debe encontrar un compromiso por todas las partes, y adoptar un diálogo mucho más compasivo”.  

Su fórmula es clara: “Involúcrate. Es importante involucrarse en todo lo que sucede en nuestras vidas porque cuando tú no lo haces, alguien lo hará. No tengas miedo, no temas a rebelarte contra el absurdo de la vida”. Y recuerda precisamente las enseñanzas de Albert Camus: “Debemos hacer arte peligrosamente. El arte a veces parece que tiene que entretener, pero lo que tiene que hacer es provocar. Estamos para provocar una reacción en el interior de las personas”.

Una moral inflexible

Y arte es lo que no ha parado de hacer Noa, ni siquiera durante el confinamiento que paralizó la industria musical durante meses. Tras actuar este viernes en el Teatre Principal de Maó, vuelve de nuevo a embarcarse en una gira que incluirá dos ciudades españolas, y recuerda aquel momento, a pesar de las víctimas de la Covid-19, como “realmente hermoso porque nos dio la oportunidad de hacer música en casa cuando todos se estaban volviendo locos”.

Junto a Noa, a lo largo del fin de semana han participado en las Trobades Camus figuras como la bailaora sevillana María Pagés, la escritora Najat El Hachmi, el ensayista Nuccio Ordine, la poeta Nathalie Handal, el filósofo Josep Maria Esquirol, la científica Alicia Sintes, los bailarines Amie Mbye y Germaine Acogny, o expertos en la obra de Camus como Franck Planeille, Christine Phéline o Martine Mathieu Job, entre otros.

En dicha cita se entregaron los premios Albert Camus a los ganadores de la última edición, el sociólogo francés Edgar Morin, que no pudo viajar a sus 100 años de edad, y el fotógrafo argelino -de la misma ciudad de Orán donde Camus se inspiró para su obra La peste- Abdo Shanan. En su intervención en línea, Morin recordó que conoció a Camus, “y después de la liberación de París nos encontramos varias veces, siempre de manera muy cordial, ya que era una persona luminosa y muy abierta”.

“Camus ha sido de una moral inflexible. Ha sido un ejemplo. Mientras que la inteligencia francesa estaba en un estado de degradación ética, conceptual e intelectual, Camus fue un ejemplo”, apuntó el autor de El espíritu del tiempo y Ciencia con consciencia. Y agregó: “Desde hace muchísimo tiempo, milito por el mediterráneo, por la comprensión entre los pueblos del mediterráneo por el entendimiento y por todo lo que tenemos en común a través nuestra formidable diversidad”.

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