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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

SANIDAD

Miles de personas plantan cara al Gobierno andaluz por la sanidad pública

“Esto no acaba aquí, empieza aquí”. El Gobierno de Juan Manuel Moreno ya tiene la constatación formal de que se le abre un frente político de larga duración con la sanidad, un mensaje lanzado por las Mareas Blancas al constatar su fuerza congregando a miles de personas en Sevilla en contra de lo que entienden como una creciente privatización que está deteriorando los servicios públicos. A la convocatoria hecha por esta organización ha respondido una treintena larga de entidades entre sindicatos, partidos políticos de izquierda y colectivos sociales, que ahora quieren mantener el pulso creando una plataforma que aglutine este malestar contra el Ejecutivo andaluz.

La protesta se repartía con concentraciones por algunos puntos de Andalucía, pero tenía su epicentro en la capital hispalense con una manifestación que según los convocantes reunió a 20.000 personas, cifra que rebajó hasta 4.000 la Delegación del Gobierno. Entre los asistentes había coincidencia en que la calidad del sistema sanitario sigue a la baja y que no ha remontado ni una vez superado lo peor de la pandemia por coronavirus. Así lo mostraban en carteles y coreando consignas con mensajes como La sanidad es un derecho, no un privilegio, La sanidad se defiende gobierne quien gobierne, Se vende tu salud...

Las Mareas Blancas cuentan con el impulso de los partidos, sindicatos y colectivos progresistas, pero en su reclamación conectan con el día a día que viven cientos de miles de andaluces que, por ejemplo, siguen teniendo que aguardar demasiados días para que le atienda su médico de familia. La manifestación no contaba con el respaldo de los sindicatos sanitarios, pero se suma a las que están desarrollando o tienen convocadas, como la huelga con la que amenaza el Sindicato Médico para enero, lo que se traduce en un goteo continuo para un Gobierno andaluz que insiste en defender su gestión. La concentración de este sábado no ha alcanzado ni mucho menos los niveles de lo vivido hace poco en Madrid, pero supone un serio aviso para un Juan Manuel Moreno que se ha enfrentado así a su primera gran protesta de esta legislatura.

La pancarta que presidió la protesta llevaba como lema Recuperar la sanidad pública andaluza. Nuestra salud no es vuestra mercancía, y es que el portavoz de Marea Blanca Sevilla, Sebastián Martín Recio, ponía el acento en que el deterioro de lo público se traduce en que en Andalucía hay ya casi dos millones de pólizas privadas. “El 33% del gasto sanitario andaluz es privado”, apostillaba, contraponiendo la defensa de un modelo de servicios públicos que “choca con los que defienden lo privado”, un frente en el que sitúa al PP y al Ejecutivo andaluz.

Este “deterioro continuado de la sanidad pública” se mantiene pese a que los presupuestos andaluces están reforzados con la inversión que llega de Europa, pero “están usando el dinero que hace falta para reponer plantillas y recursos” en potenciar las “derivaciones al sector privado, que actúa de forma opaca, cara e ineficaz”. De ahí la necesidad de “reconstruir, reforzar y rescatar la sanidad pública”, para lo que entre otros medidas se reclama la estabilización de los 12.000 contratos Covid y la incorporación de 4.000 profesionales en atención primaria y otros tantos en la hospitalaria, para así mantener abiertas las consultas de los hospitales hasta las 22 horas.

Al malestar de las zonas obras le ponía voz el colectivo Barrios Hartos, recordando que en estas zonas la ciudadanía “no se puede permitir ir a la sanidad privada”. Y aunque la protesta no contaba con el respaldo de los sindicatos sanitarios, sí estuvieron presentes trabajadores como Patricia Jiménez, médica de familia en Chucena (Huelva) que acudió con sus hijos Darío y Lucía, todos con batas blancas y los pequeños con carteles en los que se leía Con la salud no se juega. Y aunque en su centro de salud ahora no están mal (otra cosa fue en verano, cuando había sólo un médico cuando su compañero se iba de vacaciones), señala que la situación que se vive en otros centros de salud es insostenible por falta de profesionales y, por tanto, falta de tiempo para atender a los pacientes, lo que se traduce en tiempos demasiado largos para conseguir una cita. “Es un orgullo que venga tanta gente a esta protesta”, remachaba.

Viendo la que se le venía encima, el Gobierno de Juan Manuel Moreno ha repetido machaconamente esta semana que la sanidad andaluza “nunca ha tenido ni más dinero ni más personal”. Este mismo sábado, la consejera de Salud, Catalina García, aseguraba en un comunicado que “la sanidad andaluza, con datos que son objetivos, está mejor que hace cuatro años. Eso es innegable”. Así, y además de garantizar la continuidad de los 12.000 contratos Covid (“estamos trabajando con Hacienda la contratación”), ponía el foco en comparar la situación actual con 2018, el último año de gestión socialista: “Contamos con 34 centros sanitarios y sociosanitarios más, 30.000 profesionales que se han incorporado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) y un incremento de casi 5.000 millones de euros en el Presupuesto de la Junta para sanidad respecto a 2018. Hoy Andalucía destina 460 euros más en salud por habitante que hace cuatro años”.

Igualmente el PP ha vuelto a salir en defensa de la labor que se está haciendo en sanidad, algo que también hace el presidente andaluz que, sin caer en la línea que mantiene Isabel Díaz Ayuso en Madrid, aseguraba este jueves en el Parlamento que está “abierto” a incorporar “propuestas” de mejora. “En el ámbito sanitario, lo intentamos hacer lo mejor que podemos y sabemos”, mientras insiste en que “nadie puede dudar del compromiso” de su Gobierno por la sanidad pública y la Consejería de Salud reclama más tiempo para que se vean sus políticas.

Si en Sevilla hubo una manifestación, en Cádiz, Algeciras y Granada se desarrollaron también concentraciones convocadas por las Mareas Blancas. En la capital nazarí el punto de encuentro ha sido la céntrica Fuente de las Batallas, donde se ha desarrollado una protesta que ha durado alrededor de una hora. Además, se da la circunstancia de que es el primer acto por la salud que se produce en una ciudad marcada por las manifestaciones masivas que hubo entre 2016 y 2017 encabezadas por Jesús Candel 'Spiriman', recientemente fallecido. En aquella ocasión fue contra la gestión del Gobierno socialista de Susana Díaz y sus planes de fusiones hospitalarias.

Moreno, no privatices el Ibuprofeno, Sanidad pública y de calidad o No al desmantelamiento de la Escuela Andaluza de Salud Pública han sido algunas de las pancartas que se han podido leer. Además, y de forma didáctica, a través de talleres de reanimación o de toma de la tensión a los presentes se ha querido visibilizar la importancia de una buena sanidad pública.

A este encuentro de las mareas blancas, asociaciones civiles, sindicatos y partidos de izquierdas, han acudido personas no solo de Granada, sino llegadas de Jaén y Almería, dos provincias que sufren en primera persona los problemas de la sanidad pública. En el caso jienense, el Colegio de Médicos ha denunciado que faltan profesionales en la UCI del Hospital Médico Quirúrgico de Jaén capital. No solo eso, según los datos, esta provincia sigue ocupando el último puesto andaluz en cuanto a médicos por habitante con uno por cada 307 ciudadanos, según cifras del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos.

En cuanto a Almería, la falta de personal es el gran problema al que se enfrentan los profesionales en esta provincia. Según un informe del sindicato CSIF, que no ha participado en esta movilización porque tiene su propio calendario de protestas, en Almería faltan al menos 500 facultativos en los centros de salud. Una situación que empeora en zonas como Níjar donde los médicos de cabecera tienen que dar cobertura a entre 2.000 y 2.500 ciudadanos.

En el caso granadino, los hospitales comarcales de Baza y Motril son dos de los centros que peor están en toda la provincia. En ambos centros, sindicatos y profesionales lamentan que la Consejería de Salud está “desmantelando” servicios al no captar nuevos trabajadores para diferentes categorías. De hecho, las operaciones quirúrgicas en Baza hace tiempo que solo se hacen con carácter ambulatorio porque faltan especialistas, sobre todo en cardiología, lo que genera unas listas de espera que en algunos pacientes pueden superar el año.

El descontento con la situación sanitaria se reflejaba en cualquiera de los asistentes. Ese es el caso de Sara, una joven que explica que su propio médico de familia le pide que no acuda a verle “si no es completamente necesario” porque lamentablemente él y sus compañeros “están desbordados”. O Josefina, una jubilada que lleva semanas esperando a que le den cita para su cardiólogo.

En total, se ha movilizado un millar de personas, de acuerdo con fuentes policiales. Una cita en la que se ha reivindicado una mayor inversión en atención primaria para retener el talento y evitar que se marchen sobre todo los sanitarios más jóvenes, un problema que está agravando la capacidad asistencial de ambulatorios y hospitales. Además, como en el caso de Sevilla, Cádiz y el Campo de Gibraltar, donde también han salido las mareas blancas, se ha pedido al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla que deje de privatizar la atención sanitaria como lo demuestran las cifras récord de derivaciones a la sanidad privada.

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