“La voz no hay quien la pare, ni rejas ni paredes”, cito a El Cabrero porque, al igual que a la voz, al impulso de la juventud no lo puede parar ni las fronteras, ni las vallas, ni las políticas migratorias. No pueden parar el derecho a soñar y a construir un futuro digno, el futuro que se merecen todas las personas.
La migración de niños, niñas y jóvenes a Andalucía es un proceso que se lleva desarrollando y sobre el que se lleva mostrando interés desde hace al menos 30 años. La atención, el acompañamiento y el abordaje de las realidades de los niños, niñas y jóvenes que migran solos y solas siempre ha estado marcada por una normativa que se mueve en la dicotomía de la protección a las personas menores de edad y el control de fronteras y Ley de Extranjería.
En estos años se han producido avances y retrocesos y, por qué no decirlo, estancamientos a pesar de la necesidad de avanzar, y pese a que la realidad ha cambiado por los contextos y factores que influyen, tanto en los países de origen como en los países de destino y en los lugares de tránsito. Es importante recordar que en el ámbito social es bastante frecuente tener que afrontar situaciones tan urgentes, que demasiadas veces no se cuenta con el tiempo y los espacios de reflexión para levantar la mirada y analizar las situaciones de cara a ir adaptando y mejorando. Por todo ello, el estudio y el análisis de los procesos migratorios de niños, niñas y jóvenes, no siempre han estado conectados con el trabajo directo: la eterna distancia entre la teoría y la práctica.
Como todos los procesos, este cuenta con múltiples aristas, múltiples visiones, todas ellas complementarias y necesariamente aliadas. Estas, en el ámbito de la migración, implican inevitablemente el factor trasnacional. No podemos abordar la situación, la protección, y acompañamiento a la infancia, adolescencia y juventud migrante tan solo desde una posición y una orilla. Las identidades, la trayectoria vital, los vínculos y las expectativas no se cortan en las fronteras, y como profesionales debemos acompañar en la singularidad de las personas, con su pasado, su presente y su futuro.
Poner la protección y los cuidados en el centro
En esta línea, en el marco del proyecto ‘Tú También’, desarrollado por el Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional, FAMSI, Andalucía Acoge participó el pasado mes de octubre en la Pasantía norte de Marruecos y Andalucía. De esta iniciativa forman parte diferentes profesionales de los gobiernos locales, regionales y organizaciones sociales con objeto de conocer y crear redes con las y los profesionales de los gobiernos locales y entidades sociales del Norte de Marruecos, así como sus jóvenes protagonistas.
Una idea que se repitió y que adquirió fuerza en la pasantía es “crear una red de cuidados y protección”. Considero importante resaltarlo ya que en ocasiones nos afanamos tanto en crear protocolos y usar tecnicismos que corremos el riesgo de perder de vista cual el objetivo y la base desde la que partimos, pareciendo ajeno a lo tangible y a lo que de verdad nos importa.
Oportunidades de una red trasnacional Norte de Marruecos-Andalucía
Las oportunidades que ofrece esta red mejorarán el trabajo que se viene realizando, incidiendo más en algunas de ellas, ya que tal y como se ha señalado anteriormente, la red ofrece la posibilidad de abordar las dificultades y soluciones desde varios enfoques y visiones, generando asimismo conocimiento en torno al tema de forma holística.
También facilitará cuestiones tan básicas como la gestión de la documentación necesaria para los jóvenes, algo de gran influencia en su vida y que genera tanto esfuerzo para las y los profesionales en el trabajo diario. A veces a las personas para las que la documentación no ha tenido un papel clave en el desarrollo de nuestra vida no somos conscientes de su importancia. Facilitar la gestión de la documentación implica por ejemplo que un chico cuente con profesionales en el país de origen para conseguir un documento que sin él no podría trabajar, o por ejemplo que la madre de un chico que se encuentra enfermo pueda conseguir un visado para venir a ayudarlo a superar su enfermedad o al menos estar al lado de su hijo para despedirlo.
Del mismo modo, cuando trabajamos con infancia y juventud que migra sola, nos olvidamos con frecuencia de que su familia los acompaña de forma simbólica, aunque no estén presentes, y que esta presencia es clave en su desarrollo y su proceso de inclusión. Tal y como detalla Nora Rodríguez, pedagoga especializada en procesos migratorios, la migración genera “familias de techo abierto” haciendo referencia a los vínculos simbólicos y reales que conectan a las personas migrantes con sus familias de origen, y como estos vínculos, latentes, condicionan las relaciones y el proceso migratorio en el país de destino.
Es de especial importancia facilitar unas relaciones sanas con las familias en el país de origen para que acompañen el proceso migratorio. Apoyando tanto a los y las jóvenes como a sus familias en la gestión de los diferentes duelos migratorios implícitos en la migración; que son vividos desde diferentes contextos y situaciones, apoyando a mitigar el sentimiento de traición o decepción que los chicos y las chicas puedan tener para con sus familias.
Compartir las diferentes visiones, enfoques y sentires
Asimismo, el ámbito social requiere de una actualización continua de conocimientos y formas de hacer. Para ello esta red trasnacional propone procesos formativos y de intercambio de conocimientos y prácticas entre las y los profesionales del Norte de Marruecos y Andalucía.
La creación de esta red y de un trabajo trasnacional implica asimismo, varias cuestiones básicas si no queremos reproducir estructuras de poder y asimetrías en las relaciones y la colaboración. Necesitamos de una visión y un trabajo menos adultocéntrico y jerárquico, destacando el conocimiento, las vivencias y los sentires de los niños, niñas y jóvenes que desarrollan el proceso migratorio, ofreciendo canales y espacios seguros para su participación.
En este sentido, la colaboración y el intercambio entre profesionales debe desarrollarse también desde un enfoque intercultural, horizontal y corresponsable, teniendo en cuenta las realidades en las dos orillas, el contexto en el que se desarrolla el trabajo de atención. Y Revalorizando y dando importancia no solo a las prácticas desarrolladas, sino también a las estrategias generadas para acompañar en un contexto de dificultad.
En conclusión, estas oportunidades solo serán oportunidades reales si las y los profesionales apostamos por incorporarlos a nuestro trabajo diario, si dejamos espacio para coger impulso y seguir. Será una oportunidad si creemos firmemente en tejer una red de cuidados y protección que mitigue en cierto modo la desprotección a la que abocan las políticas migratorias, al mismo tiempo que trabajamos para transformarlas.
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