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Medio siglo capitaneando el turismo malagueño

Antes y después. Dos fotografías del hotel Málaga Palacio.

Nacho S. Corbacho

Hubo un tiempo en que ser turista en Málaga no era especialmente fácil. La ciudad se alejaba mucho de lo que es actualmente. Una época en la que la visita apenas ofrecía atractivos y la localidad tampoco lo ponía fácil al viajero: no contaba con algo esencial para el turismo, el alojamiento. A mediados de los años 60 la Costa del Sol empezaba a vivir su verdadera explosión turística con Torremolinos en el epicentro, en un tiempo en el que aún formaba parte de Málaga. Sin embargo, distaba mucho de la situación del casco histórico de la capital, prácticamente desasistido. Hasta que un matrimonio, el formado por Rafael León y Francisca Portillo, empezó a proyectar un gran hotel pionero para la época. Una idea que empezó a plasmarse en planos y proyectos en el año 57, pero que no fue realidad hasta el 1 de septiembre de 1966, día en el que se abría a Málaga y al mundo el hotel Málaga Palacio.

Lo hizo en una de las, entonces, zonas deprimidas de la vieja ciudad medieval: junto a La Catedral y el Paseo del Parque.También muy cercano al puerto –por aquel entonces nada que ver con el actual- y al mar, que no hacía mucho prácticamente llegaba hasta allí. Era un gigante para la época. Tenía dos primeras alturas para usos comunitarios como comedor, salas de reuniones o conferencias, gimnasio… Y, sobre ellas, doce plantas más con 214 habitaciones, además de 15 suite junior y tres suites.

En lo más alto, a una altura de casi medio centenar de metros, se alzaba una terraza con piscina que se iba a ir consagrando poco a poco como uno de los lugares obligados de la Málaga turística gracias a sus vistas panorámicas sobre el mar, el centro, la Catedral y el castillo de Gibralfaro. El hotel abrió con la categoría de cinco estrellas gran lujo, algo inédito hasta entonces en la que, con el tiempo, se convertiría en la gran capital de la Costa del Sol.

Los avatares de los cincuenta años recién cumplidos por el hoy AC Hotel Málaga Palacio han quedado recogidos en un libro realizado por Salvador Sánchez. Un relato que incluye, por ejemplo, la revolución urbanística de la parte sur de la ciudad de Málaga en los 50 y 60, el ensanche de la Cortina del Muelle, que tuvo con este establecimiento hotelero el colofón final tras proyectos como el Paseo del Parque, la cercana calle Larios o el edificio sede principal de la Diputación Provincial de Málaga hasta hace apenas unos años. El libro también incluye información tan variada como las telas y materiales que incluían las habitaciones del hotel o un divertido anecdotario.

Aún se recuerda, por ejemplo, cómo los soldados norteamericanos que llegaban a Málaga en los 70 pasaban por el hotel para cambiar divisa al ser único lugar donde era posible. Allí, se cuadraban ante los porteros del establecimiento, que por aquel entonces vestían como almirantes. La publicación también recoge cómo familias enteras pasaban los meses de invierno en él para disfrutar del sol malagueño rodeados de personal de servicio.

El libro señala, además, historias como esta: “Por la noche los trabajadores tenían que controlar mucho, porque algunas personas se intentaban colar. Un usuario apareció borracho como una cuba. No sabían que estaba alojado y le dijeron hasta tres veces que se había equivocado. Sin embargo, se sentó en el Parque, se le pasó y fue capaz de identificarse”.

El lugar también ha sido escenario de algunas películas, como El Camino de los Ingleses, dirigida por Antonio Banderas y que sitúa en la terraza una de sus secuencias.

Por el Málaga Palacio han pasado artistas, toreros, políticos, futbolistas y un amplio abanico de personalidades. Desde Antonio Machín a Adolfo Suárez o la Familia Real pasando por las plantillas del Real Madrid o Barcelona y un gran número de actrices y actores del cine español: el hotel es el principal alojamiento de las estrellas que acuden cada primavera al Festival de Cine Español de Málaga.

Muchos de estos nombres quisieron felicitar al hotel en su 50 aniversario, como muestra el libro de Sánchez, donde se incluyen dedicatorias de Belén Rueda, Maribel Verdú, El Juli, Maná, Estopa, Concha Velasco o David Trueba, entre otros muchos personajes.

El hotel ha vivido un proceso paralelo al de la ciudad e incluso pasó a ser de tres estrellas cuando el sector turístico atravesó una pequeña crisis y Málaga no hallaba su verdadera identidad. Más tarde, primero con el grupo MS y después con el grupo AC, el hotel se iría renovando para adecuarse a los tiempos y estabilizarse en sus cuatro estrellas actuales.

El establecimiento, además, se ha afianzado recientemente con la llegada del grupo Marriot, que aterrizó para formar tándem con AC y hacer del hotel uno de los más modernos de Málaga. Y, para muestra, la actual renovación (con una obra realizada entre octubre de 2015 y junio de 2016) que ha contado con una inversión cercana a los tres millones de euros. Una nueva cara que lució todas sus galas durante la fiesta de celebración del cincuenta aniversario del pasado 1 de septiembre, a la que acudieron más de 500 personas.

El AC Hotel Málaga Palacio es hoy, bajo la dirección de Jorge González, una referencia en la ciudad. Cuenta con una plantilla que supera los 130 trabajadores y un total de 214 habitaciones, así como diferentes salas para reuniones, gimnasio, una cafetería coctelería en la planta baja y un restaurante en la azotea culminada por una coqueta piscina, entre otras instalaciones.

Tampoco ha estado exento de polémicas debido a que el edificio tapa buena parte de la visión sobre la Catedral desde la bahía de Málaga, en estos cincuenta años ha sido testigo privilegiado de la evolución de una ciudad portuaria que, poco a poco, se ha convertido en referencia turística mundial. Y que en las últimas dos décadas ha dado varios pasos de gigante, con obras como la peatonalización de calle Larios, la Plaza de la Constitución y las calles aledañas, así como el reciente cambio a peatonal del entorno de la Catedral, además de la realización de obras como la renovación del Paseo del Parque, el Muelle Uno y su Palmeral de las Sorpresas o la puesta en marcha de museos como el Picasso, el Thyssen o el Pompidou. Todo a tiro de piedra del Málaga Palacio.

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