“Aunque aquí estemos de fiesta, nos están recortando”

“Desde aquí mi apoyo a los que están defendiendo la sanidad pública”, clamó Macaco desde el escenario. La palma se la llevó la banda oriunda de Chiclana (Cádiz), Trashucada. “Volveré a creer cuando haya un Papa que sea mujer”, gritaban a pleno pulmón el viernes por la noche. El público se contagió del clima manifestante y en las colas, además del ultrarrepetido coreo de Seven Nation Army de los White Stripes, podían oírse eslóganes como “yo quisiera ver a Rajoy y Rubalcaba en la cola del INEM”, “mucha policía, poca diversión” o “Rajoy dimisión”.

Mala Juntera abrió la veda de la reivindicación política. El “supergrupo” de rap armó una buena al ritmo de sus bases gordas o al son de los temas que reinventaron, como el remix de Fumar cagando con Blondapetit. Zatu y Capaz se dejaron la piel en el escenario rapeando los beats que soltaban Acción Sánchez y Hazhe cada vez más rápido. Además, dejaron constancia de su gran directo, con pinceladas hardcore que denotan el estilo al que parece que han vuelto, y con una clara reivindicación política: Es una pena que por pensar que puedes hacer muy poco, al final no hagas nada.

Esta edición de Alrumbo ha conseguido batir “un récord absoluto en la preventa de abonos y entradas”, según los organizadores. Y de la masificación del cámping y en ocasiones del recinto damos fe en Próximo Escenario. Si a esto le sumamos fallos garrafales en la organización del evento (el primer día hubo quién esperó más de tres horas de cola sólo para recoger su pulsera) el resultado es un festival bastante caótico, lleno de gente joven (los mayores de 16 podían entrar con un permiso de sus padres o tutores) y en el que los servicios del cámping han dejado bastante que desear.

Gentleman vino acompañado de su banda a hacer bailar ritmos del reggae alemán, semi-jamaicano con un toque rockero y electrónico. Los chiclaneros Trashtucada dieron un emotivo concierto en el que se zambulleron en una fiesta con reminiscencias a una charanga pero con contenido altamente político. Tanto se extendieron y disfrutaron los gaditanos que a The Zombie Kids les dieron las primeras luces con las manos sobre los platos.

Tanto Putolargo y Legendario como Swan Fyahbwoy estaban reservados para la jornada del sábado, continuando con la dualidad rap&dancehall tan presente durante todo el festival. Los excomponentes de Dogma Crew repasaron su último disco y el rastaman madrileño hizo las delicias de todos junto al gran Karty. La profundidad de los graves y sus voces rasgadas hicieron vibrar al público, que se sobrepuso sin problema a la brusquedad de los cortes de las canciones.

El compromiso político de los integrantes de las bandas de música se extendió como la mantequilla por todo el festival. Con miles de mentes jóvenes al alcance que acuden a festivales como estos en busca de diversión no es mala idea rellenar de valores e ideas el pack festivalero. Eso sí, luego envolverlo con muchas dosis de seguridad, adornarlo de buenos músicos y cerrarlo bien con unos interludios entre concierto y concierto que hicieron las delicias de estos humildes cronistas (¡queremos esa playlist!).