Espadas se abre a pactar a izquierda y derecha su último presupuesto en Sevilla, pero avisa: no habrá rebaja de impuestos

Espadas, escoltado por la delegada de Hacienda, Sonia Gaya, y la portavoz socialista, Adela Castaño.

Antonio Morente

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El presupuesto del Ayuntamiento de Sevilla para 2022 ha sido presentado como “el mejor de la historia”, el que “consolida el escudo social” y el de “la vuelta a la normalidad”. Pero es sobre todo el último presupuesto de Juan Espadas como alcalde hispalense antes de dejar el cargo para aspirar a presidir la Junta de Andalucía, unas cuentas que se enfrentan a una compleja negociación fruto del inestable contexto político autonómico. Con este escenario, Espadas anunciaba que pone “el contador a cero” y que, aunque se inclina en principio por buscar un pacto con la izquierda (con los tres concejales de Adelante Sevilla tendría la mayoría necesaria), no le cierra la puerta a nadie por la derecha, aunque con un punto de partida claro: no habrá rebaja de impuestos.

El mensaje va dirigido básicamente a Cs, que ha puesto este requisito como el fundamental (como también ha hecho el PP) para renovar el acuerdo que selló con el PSOE para las cuentas de 2021, que contaron además con la abstención de Adelante Sevilla. Así que las cosas claras nada más arrancar: si Cs y PP abjuraban del proyecto presupuestario minutos después de presentarse, Espadas insistía en que “no hay ningún conejo en la chistera”, además de adornar su mensaje con una doble afirmación: es un presupuesto con una filosofía continuista y llega con 55 millones de euros más bajo el brazo, por lo que a su juicio “es muy difícil decirle que no”.

Estos 55 millones suponen un incremento del 5,4% respecto a las cuentas actuales, lo que permite alcanzar un montante total de 1.068 millones de euros incluyendo a las empresas municipales. Un presupuesto, subrayaba el alcalde en la presentación de sus líneas básicas, que “consolida las políticas de escudo social”, que responde al mandato de Sevilla de “acelerar la recuperación económica” y que asume los acuerdos pactados por todos los grupos municipales en 2020 para salir de la crisis generada por la pandemia.

Primero, vista a la izquierda

Pero al margen de la cascada de cifras y porcentajes, el punto de mira está puesto en la negociación que ahora se abre para intentar un pacto que permita que la ciudad tenga cuentas nuevas a partir de enero. En principio, y teniendo en cuenta que Cs ya ha puesto las cosas muy difíciles de partida para renovar un acuerdo, ¿por qué opción se inclina Espadas, por mirar a su izquierda o a su derecha? “No me decanto por ninguna a priori”, aunque no oculta que en teoría debería haber una mayor sintonía con Adelante Sevilla (la coalición de Podemos e Izquierda Unida) por las coincidencias en el modelo de ciudad. ¿El problema? Que, a su juicio, a la hora de la verdad a esta formación le cuesta conseguir ese “grado de coherencia” necesario para ser “rigurosos” y alcanzar acuerdos.

Así que, con ese contador negociador a cero, Espadas unía a su traje de alcalde el de secretario general del PSOE andaluz para resumir con que “la misma mano tendida que ofrezco a la Junta de Andalucía es la que espero yo”. En ambos casos se aplica la misma lógica, “Sevilla necesita unos nuevos presupuestos igual que Andalucía”, porque lo que no entiende (y ahí iba un dardito para el vicepresidente andaluz, Juan Marín, de Cs) es que se diga que no pasa nada si se prorrogan las actuales cuentas. “Un presupuesto nuevo significa inversión nueva”, subrayaba. Eso sí, para tener opciones de un acuerdo lo primero es encapsularse y dejar al margen las consignas de partido, “hay que aislar las necesidades de la gente y pensar que Sevilla es lo primero”.

Líneas naranjas, y también azules

El problema es que tanto Cs como PP ya han dicho que no hay nada que hablar sin una bajada de impuestos municipales, conscientes de que es un camino sin retorno para el PSOE municipal. Frente al que va a ser el principal escollo, el argumento del regidor es que “tienen que comprender que antes que una rebaja hay que recuperar la normalidad de los ingresos”, el necesario equilibrio con lo que se gasta, lo que permite a Sevilla “tener una presión fiscal no más alta que otros ayuntamientos y mantener los servicios”. En contraposición, “la derecha no garantiza las inversiones” y se embarca en anunciar “bajadas de impuestos a gogó que luego se quedan en sólo unos pocos cientos de euros”. 

Así que por ahí no hay acuerdo posible, porque “ninguna administración puede hacer una rebaja fiscal con un escenario de incertidumbre de ingresos”. “Ya no tenemos remanentes, los usamos el año pasado para atender la crisis”, abundaba Espadas, quien insistía en todo caso en repetir la fórmula aplicada en 2020 y 2021: si la situación vuelve a complicarse, aplicar una reducción de las tasas fiscales de las que puedan beneficiarse empresas y autónomas, una medida por la que el Consistorio ha dejado de percibir 12 millones de euros en este periodo.

Inversiones por valor de 119 millones

En cuanto al presupuesto en sí, se ha hecho con una previsión de ingresos “prudente”, y si se alcanzan los 1.068 millones de euros es gracias a que la recuperación de la normalidad permite al Ayuntamiento recaudar más (un ejemplo es la vuelta de los turistas al Alcázar o la reactivación de los congresos), a que llegan 16 millones más del Estado (el total asciende a 320 millones) y a que se solicita un crédito para inversiones de 37,8 millones sin incrementar por ello el endeudamiento, ya que se prevé amortizar 38,5 millones. Las inversiones alcanzan los 119 millones de euros (un 35% más), el capítulo para políticas sociales supera por primera vez los 100 millones de euros y la presión fiscal se mantiene en los mismos parámetros que en 2019, lo que no evitará que esta cuestión se convierta en el principal caballo de batalla y en el comodín que esgrimirán unos y otros si no se alcanza un acuerdo.

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