Espadas alega que aún es “imprescindible como alcalde” en Sevilla para desoír el grito de la oposición de que se vaya ya

Juan Espadas preside el pleno del Ayuntamiento de Sevilla en una imagen de archivo.

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El propio alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE), lo venía a resumir en su segunda intervención cuando, tirando de hipérbole, se declaraba “asombrado” con que en todo el Debate sobre el Estado de la Ciudad los grupos de la oposición sólo habían coincidido en dos cuestiones: los problemas para poner los toldos en calles del centro y la propia jornada laboral del regidor. Sobre lo primero, poco antes se había anunciado oportunamente un acuerdo para parchear mínimamente la cuestión, mientras que sobre lo segundo Espadas reiteró su mensaje de que va a apurar todo lo que pueda en el cargo. “Sigo siendo imprescindible como alcalde para la buena marcha de Sevilla con mi equipo”, llegó a afirmar, en alusión a los proyectos “cruciales” en los que está embarcada ahora la ciudad.

El motivo de que PP, Adelante Sevilla, Cs y Vox le reclamaran a coro que deje la Alcaldía es bien conocido: su proclamación como candidato del PSOE a la Junta y, desde este miércoles, la confirmación de que también será el secretario general de los socialistas andaluces desde el 23 de julio. Así que todos atacaron por ese flanco con más o menos convicción, aunque el único aporte más original lo puso el PP al presentar al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, como el mejor alcalde que tiene ahora Sevilla, a lo que Espadas replicó con que se quedaba “muy tranquilo” al comprobar que el PSOE seguirá en la Alcaldía porque “el gobierno socialista no tiene alternativa de ningún tipo en la oposición”. Todo ello con el telón de fondo de un Ayuntamiento que acaba de superar el ecuador del mandato, pero en el que hay más que evidentes aires de fin de ciclo.

El goteo fue continuo durante toda la sesión plenaria, como la afirmación de que el regidor “ha pasado de inoperante a directamente ausente” que le dirigía Cristina Peláez (Vox) o el “acelere al máximo su relevo en la Alcaldía” porque “el gobierno está disperso y no centrado en los asuntos de la ciudad” de Álvaro Pimentel (Cs). “¿Usted ha estado en Sevilla?”, le inquirió Rafael Belmonte (PP), que insistió en que todo lo hecho en Sevilla en el último año ha llegado de la mano de la Junta, mientras que Susana Serrano (Adelante Sevilla) le reprochó que es “un alcalde a medio gas” y le llegó a preguntar “si realmente cree que Sevilla puede permitirse que usted esté a media jornada”.

Hablemos de la media jornada

Lo de la media jornada debió tocarle la fibra sensible a Espadas, que ironizó con que “es un concepto interesante” porque le gustaría saber “cuál es la jornada completa de algunos de los que hablan de la media jornada del alcalde”. Sobre todo, deslizó, porque el concepto de teletrabajo ya había quien lo conocía antes de la pandemia porque “vivía en él directamente, sobre todo muy de tele y poco de trabajo”. Y continuó con que, dado que le dedica a su actividad 24 horas (“incluso cuando sueño”), se supone que su media jornada sería de 12, así que lanzó su órdago: “Si alguno de los que han intervenido aquí le dedica la mitad yo ya le reconozco que, como mínimo, cumple”. 

Ya puestos, Espadas instó a todos los grupos municipales a respetar la vida orgánica de cada cual, porque de lo contrario no van a terminar los reproches de uno y otro lado y porque además no duda de que cada cual cumple con sus obligaciones. “Si lo dudan de mí se equivocan radicalmente, si tuviera alguna duda sobre mi capacidad o que fuese un obstáculo para la solución o la gestión del gobierno de la ciudad ya me habría marchado”, continuó, y aquí fue donde aportó su argumento principal: “Si no me marcho es porque creo que como alcalde de la ciudad sigo siendo imprescindible para la buena marcha de esto con mi equipo”, al que definió como “solvente”. 

Reproches y alguna que otra puya

Pero no sólo de la jornada del alcalde (aunque casi) se alimentó el Debate sobre el Estado de la Ciudad, hubo también tiempo para alguna que otra puya sobre todo entre PP y PSOE Los populares (que por cierto intervinieron con dos portavoces, Rafael Belmonte y Juan de la Rosa, lo que también tiene su lectura en clave interna) se afanaron en presentar a Espadas como “delegado en Andalucía” de un Pedro Sánchez ante el que es “sumiso y obediente”, le criticaron que ante el Gobierno central “su nivel reivindicativo está al nivel de Platanito” y le reprocharon que “su gestión se conjuga en futuro imperfecto, y nunca se hará”. “Su mejor legado es dejar paso a una Alcaldía del PP”, remató Belmonte.

El regidor contraatacó atribuyéndole al PP “el mérito del peor gobierno de la historia de la ciudad”, en relación con la gestión de Juan Ignacio Zoido entre 2011 y 2015, “con ese diploma y sus problemas internos para qué vamos a hablar”. Ya de paso auguró que, dada la cera que arde en las filas de la oposición, el alcalde que salga de las próximas elecciones municipales en 2023 será socialista. 

La vida en juego con los fondos europeos

Y aunque no lo parezca, también se habló de la situación de la ciudad. El alcalde exhibió una larga ristra de cuestiones desarrolladas durante el último año, con los acuerdos urbanísticos para desbloquear Altadis, la Gavidia y Palmas Altas por bandera, aunque reiteró que la clave del futuro está en los fondos europeos que deben venir para la recuperación tras la pandemia. “Nos estamos jugando la vida en esto”, subrayó.

Además de en los toldos y en la jornada del alcalde, la oposición coincidió en denunciar cuestiones como la falta de limpieza y seguridad de la ciudad o la vergonzante estadística de contar con los barrios más pobres de España, compartiendo PP y Vox su crítica al plan de tráfico que restringirá el acceso del vehículo privado al centro. Cs admitió que se han hecho cosas bien pero sólo cuando han ido de su mano, “cuando han hecho política en solitario ha habido una mala gestión”. Adelante Sevilla lamentó que el modelo de ciudad del PSOE “no tiene cambios sustanciales con el de la derecha”, y reiteró que Sevilla no sólo está en emergencia climática, sino también “social y económica”.

La factura de la pandemia en Sevilla

En el debate hubo ocasión hasta para que Juan Espadas cifrase en más de 50 millones de euros los gastos extraordinarios que tuvo que acometer el Ayuntamiento hispalense por la pandemia, justo en un momento en el que los ingresos se hundieron en más de 90 millones de euros. ¿Y del futuro de Sevilla se llegó a hablar? Pues el regidor dijo al terminar su primer turno que en el segundo iba a detallar “los pilares básicos para la transformación digital, ecológica y energética” de la ciudad, cómo se va a apostar por la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Dejó a la concurrencia con la miel en los labios, porque al final se ve que no dio tiempo con tanto hablar de la jornada del alcalde...

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