El aviador catalán de la República formado en la URSS y enterrado en una pequeña localidad oscense
Una juventud truncada por una guerra y por unos ideales. Así define Manel Pinar la vida de su tío, Vicente Pinar, que con 18 años se alistó en la aviación republicana y combatió en la misma hasta los 20 años, cuando murió en el aeródromo de Caspe y fue enterrado en la localidad oscense de Osso de Cinca.
La familia Barraguer, vecinos de la localidad, han cuidado la tumba durante estos años y, en 1942, acogieron en su casa a la madre de Vicente Pinar, cuando por fin pudo ir a visitar el lugar donde estaba enterrado su hijo. “Vicente murió en 1938, en plena guerra, y ni por asomo se le ocurría poder ir a visitarlo. A mi abuela la acogió una familia que es la que ha cuidado la tumba todos estos años, cuando íbamos nos acompañaban y esta familia casualmente no era del bando republicano”, explica Manel Pinar.
En esta localidad se realizó el pasado sábado un homenaje a Vicente Pinar y su sobrino, Manel Pinar destacó la importancia de “dignificar y sacar del anonimato al hermano de nuestro padre el cual en Osso conocían como ‘el aviador’, Con este acto queremos que se conozca un poco más la historia de este joven que se vio inmerso, como otros tantos, en una guerra cruel”.
La historia de Vicente Pinar
A los 18 años Vicente Pinar, originario de Barcelona, se alistó en la aviación republicana y se formó durante cinco meses en la URSS. “Lo curioso es que fueron a Valencia, donde estaba la aviación central, y allí se apuntaron sin saber dónde iban. Tenemos una carta en la que pone que seguramente sea un viaje al extranjero, y ese viaje supuso coger un barco durante una semana o diez días y luego un tren, todo esto en secreto, cuando llegaron a Rusia les cambiaron hasta el nombre para rusificarlo”, relata Manel Pinar.
Tras cinco meses en la República de Azerbaiyán recibiendo instrucción para convertirse en piloto “en jornadas maratonianas desde las 05:00 de la mañana hasta por la noche, aprendieron lo que en España se enseñaba en tres años. Muchos de ellos venían y en el primer combate morían por la falta de experiencia y los pilotos con los que hemos hablado explican que la suerte era fundamental para sobrevivir”, explica Pinar.
Vicente Pinar fue nombrado sargento piloto el 30 de abril de 1937, según consta en el Diario Oficial 182 del 30 de julio de 1937, y se integraría en la 4ª escuadrilla de Chatos del Grupo 26, aunque desde su regreso de la URSS vuela en diversos frentes. El joven piloto murió a causa del despegue en el aeródromo de Caspe la mañana del 13 de marzo de 1938 cuando el avión se incendió y capotó muriendo carbonizado, fue inhumado en el cementerio de Osso de Cinca.
Según consta en el boletín de Fuerzas Aéreas de la República de aquel día, el aeródromo y la población sufrieron cuatro bombardeos por los que se produjeron combates aéreos, pero de los que se ignoran las consecuencias.
Toda esta información la conoció Manel Pinar después de que su hijo despertase el interés sobre su tío para un trabajo de clase. “Por casa había un armario con un cajón cerrado con llave de aquellos que no te dejan tocar cuando eres niño, de muy pequeñito lo abrí una vez y vi unas cartas y me dijeron que era del hermano de mi padre que murió en la guerra. Con los años ese cajón se fue manteniendo y hará unos 10 o 15 años mi hijo tuvo la curiosidad de mirarlo, se le ocurrió buscar el nombre de su tío y le contestó un hombre de Madrid con datos de la estancia en Rusia, hizo un trabajo de bachillerato y me empezó a picar a mi el gusanillo”, relata Manel. Contactó con la Asociación de Aviadores de la República (A.D.A.R.) “y a partir de aquí empezar a recopilar datos porque ellos eran una fuente inagotable de cosas y buscar documentos”, con estos datos escribió el libro 'Vicente Pinar, el aviador', publicado en 2020.
Desde entonces no ha parado de conocer detalles sobre la historia de su tío, hace cuatro años recibió unas fotografías en las que aparecía su tío con sus compañeros en el barco de regreso de la URSS después de formarse como piloto. En ellas, aparece con un gorro “que siempre ha estado en el taller de mi padre, yo recordaba que mi padre me había dicho que lo trajo de Rusia el Vicente. Lo busqué y lo encontré en una caja de disfraces, aún lleva el precio en ruso”, cuenta.
Desde que comenzó la búsqueda de la historia de su tío, Manel Pinar colabora con la Asociación de Aviadores de la República. “Me interesa sobre todo la parte humana, llegan historias desgarradoras de gente buscando a sus familiares o algún dato. Son historias muy duras que supongo que habría por los dos lados, pero el republicano ha estado silenciado lamentablemente. Ahora están saliendo a flote estas historias que sin ningún ánimo de revancha queremos que se conozcan”, concluye Pinar.
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