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El periplo de un maestro rural desde un pueblo aragonés al campo de concentración de Mauthausen

Antonio Monreal aparece de pie el primero por la izquierda junto a una imagen general de Lierta, su localidad natal

Miguel Barluenga

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La recuperación de la memoria histórica es también una carrera contra el tiempo. Las posibilidades de hablar con los protagonistas directos de la Guerra Civil y la posterior represión son cada vez más reducidas y los investigadores han de recurrir a sus descendientes directos -a menudo también desaparecidos-, a la documentación publicada, los archivos físicos y digitales y a la memoria oral. Otra dificultad añadida la representa la situación geográfica que se quiere estudiar; la España rural fue tan protagonista como la urbana y presenta, aunque a menor escala, otro cuadro de atrocidades y de nombres propios que 80 años después siguen viendo la luz.

Es el caso de la localidad oscense de Lierta, que hoy cuenta con 42 habitantes censados y donde un grupo de vecinos ha comenzado a quitar el polvo a la historia local. La España Vaciada también recoge nombres propios que ilustran aquellos años bárbaros. Historias que han pasado de padres a hijos como la de Antonio Monreal Serrate, a quien el 18 de julio de 1936 sorprendió en su casa natal y que fue unos los 7.000 españoles prisioneros en el campo de concentración nazi de Mauthausen. Sobrevivió y se exilió en Venezuela. Su biografía, escasamente glosada hasta la fecha, presenta todavía puertas cerradas. David Rivarés, que forma parte de la Asociación de Vecinos de Lierta, trata en la actualidad de buscar todas las llaves.

Rivarés es nieto de un vecino de Lierta represaliado durante la Guerra Civil y la dictadura, condenado a 20 años de prisión por “auxilio a la rebelión” mediante un consejo de guerra sumarísimo de urgencia. De Antonio Monreal Serrate se ha seguido una trayectoria vital que parte de esta población y le llevó a Francia antes de su captura. No fue maestro allí, sino de Zaidín entre otras localidades. Y uno de los republicanos que tomaron el camino del exilio en cuanto se constató que los sublevados controlaban el municipio de La Sotonera, al que pertenece Lierta, y donde medio centenar de personas fueron represaliadas.

Nacido allí el 12 de octubre de 1907 y fallecido el 20 de septiembre de 1985 en Huesca, escuchó las recomendaciones de quienes le alertaron de que su vida correría peligro allí. No era ninguna exageración. Mientras el conocido como maestro de Casa Nisano buscaba la forma de escapar del terror, a lo que ayudó la peculiar orografía con una sola carretera que terminaba en el pueblo, Lierta fue un foco de agitación. La guerra entró con furia en diciembre del 36 y el día de Reyes de 1937 la propaganda anarquista registró en imágenes la entrada triunfal de los milicianos de la Roja y Negra y la Columna Ascaso, que combatían en el frente de Huesca. Cuatro de ellos asesinaron a un vecino, un hecho constatado documentalmente cuando no se le conocía ninguna filiación política o cargo relevantes, y este punto en tierra de nadie no recuperaría la corriente eléctrica hasta la década de los 50. En 1938 dos niños, Manuel y Alfredo Barrio, murieron mientras manipulaban una bomba.

Ajeno a todo esto, Monreal Serrate pasó a Francia en los últimos compases de la Guerra Civil y según el Banco de la Memoria Democrática de la Generalitat de Catalunya se enroló en la 43ª División. “Era un agitador potente, un poco gamberro, creemos que comunista”, señala David Rivarés, que ha certificado su captura tras la Batalla de Dunkerque en Francia en 1940 y su traslado al campo de prisioneros de Saint Cyprien, levantado para convertirse en destino habitual de los exiliados españoles cerca de la playa de Argèles. De ahí, y por razones aún desconocidas, se le arrojó al terror nazi en Austria: el 19 de diciembre de 1941 cruzó las puertas de Mauthausen con el número de matrícula 4.895 y no saldría hasta que los aliados le liberaron el 5 de mayo de 1945.

El primer año estuvo varias veces a punto de morir, le salvó el 'kapo' de su barracón, que era de Bolea, localidad muy próxima a Lierta

Un periplo de tres años en los que se convirtió en un superviviente. “No sabía dónde entraba, usaba gafas y le aconsejaron que las escondiese porque era signo de debilidad y le hubieran señalado”, cuenta un Rivarés que teje este itinerario a partir de lo que el protagonista reveló después. “El primer año estuvo varias veces a punto de morir, le salvó el 'kapo' de su barracón, que era de Bolea”, localidad muy próxima a Lierta. Superó una prueba de habilidades que le llevó a Gusen, un subcampo dependiente de Mauthausen donde ayudó a la fabricación de piezas para la aviación alemana y de motores de reacción para el cohete V2: “Se llevaba bien con un guardia alemán mutilado en el frente ruso que le pasaba comida y le salvó de ser expurgado”.

Desmantelado el campo de concentración nazi, se reunió con una hermana y ambos se exiliaron en Venezuela. En la década de los 70, cuando la situación política lo permitió, Antonio Monreal Serrate volvió a Lierta y ya no dejó el pueblo hasta su muerte. “En América se ganó bien la vida y regresó con acento venezolano”, contaron a David Rivarés. Ha hablado entre otros con su sobrino nieto, José Ramón Pérez Monreal. Su abuelo y su tío se enrolaron en el maquis y un día el pueblo fue testigo de la llegada de varios franceses para explicarles que gracias a ellos muchos habían permanecido con vida.

Las bases de datos de la DARA del Gobierno de Aragón, la de memoria democrática de la Generalitat de Catalunya o de la Amical de Mauthausen enriquecen la labor de las asociaciones memorialistas. En Lierta también se apoyan en la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y se están organizando para dar forma a una asociación desde la que dirigirse a las instituciones. En el blog ‘Vestigios de la Guerra Civil en Lierta’, Pablo Gracia rastrea la huella del enfrentamiento en la localidad y su entorno y se quiere colocar en el pueblo una de las 'Stolpersteine', adoquines dorados para recordar a los asesinados y represaliados por el nazismo en toda Europa y para reivindicar también al maestro de Casa Nisano.

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