Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

La ideología no es un lastre

15 de diciembre de 2021 22:53 h

0

El encuentro entre el Papa y la vicepresidenta Yolanda Díaz ha sido calificado por Macarena Puentes, secretaria de comunicación del PP de Madrid, como “cumbre comunista”. No ha sido la única en descalificar el encuentro, a ella se han unido numerosos representantes de las derechas políticas y mediáticas. Tiene que ser triste ver el mundo en blanco y negro; ser incapaz de entender la complejidad de las cosas; rechazar a priori lo que se ignora (y claro, el universo de las derechas españolas -al menos de sus dirigentes y portavoces- es tan limitado…); no tener otro recurso que el de desprestigiar, e incluso odiar, a quien no está de acuerdo con lo que opinas.

Aunque también es posible que no todo sea ignorancia, que tanto las declaraciones de Macarena Puentes, como las de otros dirigentes del PP, Vox o Ciudadanos y la reacción de la prensa más conservadora, respondan a una estrategia: catalogar de comunistas, filoetarras o separatistas a quienes no comparten su visión del mundo; a las mujeres y hombres que luchan contra la pobreza, las desigualdades o el cambio climático. Quizás son, como diría Machado, “Mala gente que camina y va apestando la tierra”. Solo así se puede entender que pretendan desprestigiar el discurso del Papa Francisco calificándolo de comunista. 

El título del último cuaderno de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica, otra peligrosa terminal de la Internacional Comunista), es “Tendiendo puentes, derribando muros”, objetivos que deben presidir los actos de aquellas personas comprometidas con la búsqueda de soluciones a los problemas que tienen los colectivos más desfavorecidos, los marginados. Y esto es lo que han hecho el máximo representante de la Iglesia Católica y la ministra “comunista/socialdemócrata”, tender puentes, hablar, desde planteamientos y motivaciones distintas, sobre preocupaciones comunes: trabajo decente, migraciones, futuro del planeta.... El encuentro no debería haber sido una sorpresa para nadie, es coherente con la trayectoria de los dos protagonistas. 

Con el viaje al Vaticano, Yolanda Díaz ha dado otro paso en la configuración de una estrategia política particular, alejada de los esquemas que, en demasiadas ocasiones, han limitado el espacio de intervención política de la izquierda. La vicepresidenta segunda va dejando claro a qué se refiere cuando dice que no se va a dejar confinar en el rincón de la izquierda, que su objetivo no es (solo) unir a la izquierda, sino que “la sociedad española sea protagonista de un proceso imprescindible de transformación social de mi país”. Y si se quiere que la sociedad sea protagonista de las transformaciones, es necesario diseñar políticas que sean asumidas por una mayoría social y que esa mayoría sea capaz de movilizarse – al menos con el voto- para conseguirlas.

Conseguir esa mayoría social no es tarea fácil y va a ser necesario diseñar espacios en el que puedan convivir distintas sensibilidades. Esto es incompatible con quedarse en el titular ideológico sin descender a lo concreto, con renunciar a los pasos intermedios porque desnaturalizan el objetivo final o exigir pureza de “sangre” (ideológica) a otros compañeros.  Si Díaz hubiese partido de que “la religión es el opio del pueblo”, hubiese sacado de la mochila de la izquierda el anticlericalismo o se hubiese centrado en el papel que ha jugado -y sigue jugando- la jerarquía de la Iglesia en España, la entrevista con el Papa no se hubiese producido y se hubiese perdido un posible aliado ante problemas que superan con mucho la capacidad de intervención de un solo país. Esto sin contar con el gesto de mano tendida que supone hacia los cristianos progresistas.

Pero esto no significa renunciar a la ideología; es más, la ideología es la que determina qué modelo de sociedad propones, qué políticas se priorizan en cada coyuntura. Evitar el sectarismo ideológico no implica situarse en un punto intermedio, ni de derechas ni de izquierdas, no ha llegado el fin de las ideologías. Es cierto, como dice Yolanda Díaz, que la sanidad española es de la ciudadanía que paga impuestos, pero la afirmación de que “la sanidad pública no es ni de derechas ni de izquierdas”, es, cuando menos, confusa: es de quienes la pagamos, pero existe porque ha sido, y sigue siendo, un objetivo, una reivindicación histórica de la izquierda. La evolución de la relación entre sanidad pública y privada en la Comunidad de Madrid es un buen ejemplo.

Algo similar se podría decir de algunas afirmaciones que hizo la vicepresidenta en la entrevista concedida a Fernando Berlín: trabajar para la mayoría social es contradictorio con trabajar solo para la izquierda, pero no para hacerlo desde la izquierda.

Yolanda Díaz ha demostrado como negociadora su capacidad de diálogo y su habilidad para encontrar puntos de acuerdo sin renunciar, en principio, a sus ideas. Sería deseable que como dirigente política aplicase los mismos criterios y demostrase la misma destreza.

Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Etiquetas
stats