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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Pablo Iglesias cambia de escenario

Pablo Iglesias en el Congreso

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El último movimiento -hasta la fecha- de la convulsión política generada por las mociones de censura presentadas en Murcia ha sido la decisión de Pablo Iglesias de dejar el Gobierno y concurrir a las elecciones de Madrid. El paso dado por el líder de Podemos ha sorprendido a todo el mundo y, como todos sus movimientos, ha generado numerosas controversias y dudas sobre las razones del cambio de escenario. Lo que sí parece cierto es que la participación de Iglesias va a polarizar considerablemente la campaña electoral y va a garantizar la presencia de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid.

Esto último, el riesgo de que UP no alcanzase el 5% de los votos, es sin duda una de las razones que han llevado al líder morado a dar un salto infrecuente en política. La decisión le honra, pero la necesidad de su presencia deja al descubierto la debilidad estructural de Podemos, de la que Iglesias tiene mucha responsabilidad.  El crecimiento exponencial de Podemos no tenía una estructura sólida sobre la que apoyarse y la construcción de esa estructura, algo fundamental para intervenir en la política estatal, no ha sido una prioridad de la dirección. Ahora UP puede salvar el bache pero, o cambia sus prioridades y dedica recursos a fortalecer la organización en los territorios, o mal futuro les espera dentro de dos años. 

¿Está Iglesias de salida? ¿Dejará la dirección de UP?  ¿Y de intentar coordinar un frente con ERC y Bildu? Según sus declaraciones eso parece -incluso ha dicho qué persona lo debe sustituir-, aunque me resulta difícil imaginar que Iglesias vaya a terminar su etapa como dirigente de Podemos siendo diputado, probablemente en la oposición, de la Asamblea de Madrid.  No soy de los que creen que el líder de UP se aferre a los sillones institucionales, pero de ego está bien servido.  Además, Podemos no pasa por su mejor momento y anunciar su salida con tanto tiempo, si no es una decisión muy consensuada, puede desatar una cruenta batalla por la sucesión. Es como dejar un proyecto inacabado.

Pablo Iglesias cambia de escenario, pero no de manera de entender la política: sigue con sus tics tacticistas y su costumbre de debatir las cuestiones políticas con sus posibles aliados en la plaza pública. Lo sigue haciendo en el Gobierno con los alquileres en la Ley de Vivienda – no creo que su estrategia de confrontación en este debate, aunque tenga razón en parte, le sume apoyos- y lo ha hecho en sus primeros pasos como candidato de su partido por Madrid.

La manera en que Iglesias ha planteado la posibilidad de una candidatura conjunta con Más Madrid es uno de sus tics. Emplazar públicamente a un posible aliado a formar una coalición y marcarle el terreno en que se ha de decidir el orden de la lista no es el mejor camino para llegar a un acuerdo. Por otra parte, todos los expertos electorales coinciden en que, en Madrid, una vez superado el 5% de los votos por cada partido, las coaliciones no suman. Además, en este caso, ¿alguien cree que dos perfiles tan distintos como el de Mónica García y Pablo Iglesias en la misma candidatura, provocan una suma de adhesiones? ¿Qué sentido tiene su propuesta? ¿“Demostrar” que Más Madrid no quiere la unidad?

Airear las diferencias con los aliados, hacer llamamientos o advertencias a través de los medios de comunicación o las redes sociales, no incrementan la transparencia ni la socialización del debate, pero sí pueden provocar recelos y heridas que tarden en sanar y dificulten posteriores acuerdos.

Tampoco la plaza pública es el mejor medio para anunciar -no se sabe con cuántos meses de anticipación- quién debe de encabezar la candidatura de su organización en las próximas elecciones generales. Si no fuesen amigos cabría pensar que lo que Iglesias pretende es quemar a Yolanda Diaz -que ha demostrado su capacidad para aplicar la ideología a la gestión de su departamento, consiguiendo importantes consensos- como futura alternativa.

No sé si la salida de Iglesias del Gobierno anuncia una mayor inestabilidad en el Ejecutivo de Sánchez y la convocatoria de unas elecciones anticipadas; ojalá no, a esta legislatura se le puede sacar mucho más provecho para los colectivos más necesitados, pero a corto plazo lo prioritario es impedir que la extrema derecha gobierne Madrid y en eso deben centrar todos los esfuerzos las diferentes izquierdas. De su capacidad de ilusionar al pueblo madrileño con sus programas y compromisos políticos dependerá el resultado.

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